YO SOY

“Cuando les dijo, «Yo soy», volvieron atrás y cayeron a tierra.” (Juan 18.6, RVA)

SoloEran muchos lo que buscaban a Jesús, y no precisamente para darle un cordial saludo, querían atraparlo, maltratarlo y humillarlo. La turba que lo buscaba estaba compuesta de cientos de uniformados romanos, acompañados de matones contratados y gente de mal vivir. La confrontación era desigual, solo Jesús contra 600. Él indefenso, ellos agresivos; Él manso como una paloma, ellos sanguinarios como un león; Él no llevaba nada en la mano, ellos portaban cadenas, espadas y objetos para proferir daños; Él bendecía, ellos estaban listos para dar las más viles maldiciones, pero lo más paradójico era que Él tenía todo el poder y ellos eran un grupo de simples mortales. Aún con todo esto, la contienda tenía que darse según el plan celestial ajustado en el cielo y Jesús sabía los pormenores, pero ese era el momento oportuno para dejar una lección de confianza en el poder de Dios, que socorre a un hijo en problemas.

Aún solo, Jesús salió al frente de la turba rabiosa y preguntó: “¿a quién buscan?”, y la respuesta fue unánime: “a Jesús de Jesus resurrection soldiersNazaret”. Era el momento de mostrarles lo que no veían, porque buscaban un ser simple, pero apareció el Yo Soy y ellos cayeron al suelo. ¿Estás solo frente a un problema?, ¿son más las dificultades a las soluciones que tienes?, ¿es enorme el mar para tu frágil bote?, ¿ha sido tan honda tu caída que ni siquiera puedes levantar la cabeza? ¡Espera!, levanta al Yo Soy y verás cómo caen tus problemas, cómo Moisés, que frente a la turba egipcia presentó al Yo Soy,[1] y su débil pueblo fue liberado.

«El nombre YO SOY fue revelado primero a Moisés cuando el Señor dijo “YO SOY EL QUE SOY” (Ex 3:14). Aquí significa que el Señor está “activamente presente.” El nombre personal de Dios es SEÑOR (i.e., heb. Yahweh) aparentemente se deriva de la forma verbal “YO SOY,” y era el nombre por el cual Israel conocía, recordaba y adoraba al SEÑOR de Abraham, Isaac y Jacob (Ex 3:15; cp. 6:2–3). YO SOY también revela la existencia y autosuficiencia eterna del Señor y su fidelidad al pacto de estar con su pueblo (Ex 3:12) y de sostenerlo por su confianza en El”.[2] Es decir, el Yo Soy, es la seguridad de que tus batallas no pueden conocer derrotas, es el compromiso de Dios de intervenir en tus momentos más difíciles, es la garantía de que tus problemas serán echados a tierra, es la suficiencia de Dios para satisfacer todas tus demandas.

Con esta explicación es fácil entender lo que el apóstol Juan escribió: “—Yo soy el pan de vida—declaró Jesús—. El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed”,[3] “Yo soy el pan vivo que bajó del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre. Este pan es mi carne, que daré para que el mundo viva”.[4]Porque Jesús es todo lo que necesitamos para satisfacer todas nuestras necesidades, es suficiente para echar por tierra todas nuestras aflicciones.solo 2

Mi amigo (a), cada vez que aparece el Yo Soy algo cae a tierra, y Saulo de Tarso lo supo bien, porque mientras “viajaba hacia Damasco, llevando cartas que le autorizaban a apresar hombres y mujeres que predicasen a Jesús, para llevarlos presos a Jerusalén, había en derredor de él ángeles malos llenos de regocijo. Pero de repente una luz del cielo brilló en derredor de él, lo que ahuyentó a los malos ángeles y le hizo caer prestamente al suelo. Oyó una voz que decía: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?’ Saulo preguntó: ‘¿Quién eres, Señor?” Y el Señor dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón’”.[5] ¡Permite que el Yo Soy intervenga en tu vida y verás cómo la multitud de problemas o temores que te rodean son derribados!////.

joe  firma 3

 

Desde mi rincón de poder…y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Éxodo 3.14

[2]LBLA indice de topicos (La Habra, CA: Foundation Publications, Inc., 2000).

[3]Juan 6.35, NVI

[4] Juan 6.51 NVI

[5]Elena G. de White, Primeros escritos, Primera edición. (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 200.

 

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