¿Y EL OTRO BANDO? (Miércoles 21 de setiembre de 2011)

“Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12 NVI)

En el mundo que no podemos ver también está infestado de una gran cantidad de ángeles expulsados del cielo,[1] el apóstol Pablo los describe como “autoridades, potestades que dominan este mundo de tinieblas y fuerzas espirituales malignas”. Estos son liderados por el enemigo de Dios y están a sus órdenes. Además, si existe un sentimiento que se manifiesta en la “la serpiente antigua” y sus súbditos, es el odio que nos tiene y por ende el deseo de lastimarnos.

Cuando el libro “El Conflicto de los Siglos”, describe a los ángeles del bando contrario a los leales, lo hace de esta manera: “Los espíritus malos, creados en un principio sin pecado, eran iguales, por naturaleza, poder y gloria, a los seres santos que son ahora mensajeros de Dios. Pero una vez caídos por el pecado, se coligaron para deshonrar a Dios y acabar, con los hombres. Unidos con Satanás en su rebeldía y arrojados del cielo con él, han sido desde entonces, en el curso de los siglos, sus cómplices en la guerra empezada contra la autoridad divina. Las Sagradas Escrituras nos hablan de su unión y de su gobierno de sus diversas órdenes, de su inteligencia y astucia, como también de sus propósitos malévolos contra la paz y la felicidad de los hombres”.[2] Además, menciona hasta qué punto desean lastimarnos: “Si se les dejara, nos trastornarían la razón, nos desquiciarían y torturarían el cuerpo, destruirán nuestras propiedades y nuestras vidas. Sólo se deleitan en el mal y en la destrucción”.[3]

Mi amigo(a), los poderes del mal en el mundo invisible han pedido tu cabeza y la mía, y éstos no descansarán hasta lograr su objetivo. Tomemos en serio el peligro que tenemos delante de nosotros, debemos estar alertas y en constante súplica por la presencia de ángeles protectores acampando en derredor nuestro. Normalmente “proveemos cuidadosamente nuestras casas con cerrojos y candados para proteger nuestros bienes y nuestras vidas contra los malvados; pero rara vez pensamos en los ángeles malos que tratan continuamente de llegar hasta nosotros, y contra cuyos ataques no contamos en nuestras propias fuerzas con ningún medio eficaz de defensa”,[4] y ese descuido puede ser fatal.

Qué este día sea propicio para agradecer  a Dios por la protección que nos brinda y para pedir fuerza de tal forma que dejemos el descuido y la indiferencia ante los eventos invisibles.

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…

Ubícame en mi página web: www.poder1844.org


[1] Apocalipsis 2:7-9 NVI

[2] El Conflicto de los Siglos, capítulo 32

[3] Ibid, capítulo 32.

[4] Ibid.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *