VIDA SATISFECHA
“En cuanto a mí, en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” (Salmos 17:15 RVA)
La mayor búsqueda del hombre es la satisfacción personal. Este mundo ha sido programado para ofrecer satisfacción y el hombre para buscarla. La publicidad actual es tan asertiva porque apunta a la necesidad más vulnerable del ser humano, esto es, sentir placer. El concepto que maneja el mundo sobre satisfacción, menciona que es un “sentimiento de bienestar o placer que se tiene cuando se ha colmado un deseo o cubierto una necesidad”, también que es una “cosa que satisface, que produce placer”.[1] La satisfacción es “producido por una mayor o menor optimización de la retroalimentación cerebral, en donde las diferentes regiones compensan su potencial energético, dando la sensación de plenitud e inapetencia extrema”,[2]y entendemos como “retroalimentación cerebral”, a motivaciones, y estás no existen sin estímulos; es decir, no hay satisfacción, sin motivación, y ésta no funciona sin algún estímulo.
En el contexto del párrafo anterior, es seguro que un estímulo incorrecto, dará lugar a una motivación incorrecta y está engendrará una satisfacción incorrecta. De igual forma, un estímulo fugaz, producirá motivaciones fugases, que a la vez darán paso a satisfacciones pasajeras. Y la verdad es que este mundo solo puede ofrecer satisfacciones dañinas en algunos casos y en otros, placer efímero, cómo agua que se va entre los dedos. Es natural que los estímulos mundanales apunten a los gustos, al cuerpo y a la mente, porque el Enemigo de Dios sabe que si logra tener influencia en esas áreas, ha ganado la satisfacción del hombre. La mala noticia de todo esto es que sin Cristo, este mundo no tiene otras opciones, solo estímulos vacíos y por ende, satisfacciones que aunque parezca paradójico, no satisfacen nada, cómo una “limonada helada y bien dulce”, que puede refrescar, pero que no calma la sed.
Sin embargo, la buena noticia es que existe la satisfacción plena y genuina, y esta llega por una motivación poderosa, que se forma por el mayor estímulo que el mundo no conoce: “el amor de Cristo”. Por eso el apóstol Pablo decía: “… el amor de Cristo nos constriñe”,[3] es decir, nos motiva a vivir plenamente satisfechos. Y esa satisfacción no se queda en la tierra, traspasará los cielos hasta la eternidad, porque el retorno de Cristo será la garantía de una satisfacción sin fin. El amor de Cristo es el verdadero estímulo que dará paso a una vida satisfecha, porque ese amor “… se verá, se sentirá. No se puede ocultar. Ejerce un poder admirable. Hace osado al tímido, diligente al perezoso, sabio al ignorante. Hace elocuente la lengua tartamuda, y despierta a nueva vida y vigor al intelecto dormido. Da esperanza al desalentado, gozo al melancólico. El amor a Cristo inducirá a su poseedor a aceptar responsabilidad a causa de Cristo y a llevarla con la fortaleza de Jesús”.[4]
Mi amigo (a), ten en cuenta que la satisfacción que el mundo ofrece es seductora y embriaga. Pero se van tan rápido, dejando cuerpos heridos y vidas vacías. Entonces, la solución es buscar un poco más de placer. Sin embargo, eso no es todo, hay otra opción, la satisfacción que viene del cielo, y esa no se acaba y transforma vidas. David sabía de eso, por eso escribió: “En cuanto a mí, en justicia veré tu rostro; quedaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”. Spurgeon lo explica así: “La porción de otros hombres llena sus cuerpos, y enriquece a sus hijos, pero la porción del creyente es de otro tipo. Los hombres del mundo tienen su tesoro en este mundo, pero los hombres del mundo venidero miran más alto y más lejos”.[5]
¿Te gustaría vivir una vida satisfecha?, entonces ve por el camino seguro, acepta el amor de Cristo. Confirma tu decisión, a través de una oración, donde estés y ahora.
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
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