VICTORIA (lunes 09 de enero de 2012)

“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37 NVI).

Otra de las características de un hijo de Dios, y que no puede ser de otra manera, es el término: “vencedor”. La palabra “vencedor” se repite varias veces en el Apocalipsis, especialmente la frase “… al que salga vencedor”, entonces hay que prestarle atención, porque esa repetición tiene enseñanzas que hay que apreciar. Una de las lecciones que se puede aprender es la relación que existe entre las promesas de Dios y los vencedores.

Desde la perspectiva secular los sinónimos de la palabra “vencedor”, pueden ser “ganador, triunfador, campeón, victorioso, triunfante…”, y todos estos términos tienen el sentido de salir airosos o aprobar con excelencia una prueba difícil. Los hijos de Dios, los príncipes herederos, también pueden ser vencedores o ganadores frente a los obstáculos y retos que la vida nos pone en frente, sin embargo, el sentido de “vencedor” para un hijo de Dios, es otro. Pablo dice no dice que “somos vencedores”, sino “más que vencedores”, y allí hay una diferencia sustancial, además del hecho del concepto mismo de “vencedor”.

El concepto de la palabra “vencedor” para un hijo de Dios, no está relacionado únicamente con desafíos o retos personales o profesionales, sino en dirección a la victoria en la lucha espiritual donde estamos involucrados. Tenemos un enemigo común, el Diablo o Satanás;[1] y hemos nacido con una naturaleza corrompida que nos insta hacia el mal, como una enfermedad hereditaria que se manifiesta constantemente, a todo eso lo llamamos “pecado”. Entonces la victoria debe ser sobre el enemigo y el pecado. “Levántense en la dignidad que Dios os ha dado, viviendo la verdad en su pureza. Cristo está dispuesto a perdonarlos, a quitar vuestros pecados y hacerlos libres. Está dispuesto a purificar vuestros corazones y darles la santificación de su Espíritu. Mientras se consagren a su servicio, él estará a vuestra diestra para ayudarlos. Día tras día serán robustecidos y ennoblecidos. Mirando al Salvador por ayuda, podréis ser vencedores, sí, más que vencedores, sobre las tentaciones que les asedian. Se volverán cada vez más semejantes a Cristo. Los ángeles del cielo se regocijaran al verlos permanecer de parte del Señor, de la justicia y la verdadera santidad…”.[2]

La victoria es sobre el pecado, fuimos llamados para resistir al Diablo con la fuerza de Cristo, y no hay derrota en su presencia. “Nadie hereda la santidad por nacimiento, ni por método alguno que pueda idear, llega a ser leal a Dios. Dijo Cristo: «Separados de mí nada podéis hacer» (Juan 15: 5). La justicia humana es como «trapo de inmundicia». Pero todas las cosas son posibles con Dios. En la fortaleza del Redentor, el hombre débil y propenso al error puede llegar a ser más que vencedor sobre el mal que lo acosa”[3]… ¿más que vencedor?… ¿cómo se llamaría a alguien que es más que vencedor?… hasta mañana… ¡Qué tengas un bendecido día!

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Apocalipsis 12:9

[2] Consejos para maestros, padres y alumnos acerca de la educación cristiana, cap: 68, el crecimiento espiritual.

[3] Mensajes selectos, T. 1, 364

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