VERDADERAMENTE AGRADECIDO

“Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era samaritano” (Lucas 17:15–16)

16 frases sobre la gratitud que debes incluir en tu vida

La historia bíblica del único leproso que se dio tiempo de regresar para agradecer a Jesús por su sanación en contraste a los otros nueve leprosos sanados, es un buen ejemplo de la verdadera gratitud. Tristemente, existen creyentes que práctican una gratitud errónea, quizá por desconocer de que se trata, o guíados por interpretaciones parciales de textos de la Biblia, cómo 1 Tesalonicenses 5: 18: “…den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”.[1] ¿Debemos agradecer a Dios por todo? La respuesta se encuentra en los párrafos siguientes.

Para poder entender la correcta gratitud, debemos empezar por definirla: “La gratitud es una percepción de lo bueno: a la persona agradecida la situación que evoca la emoción le parece excelente”.[2] En primer término, y plenamente importante, es que la gratitud está relacionada a situaciones buenas, positivas y bendecidas. En segundo, y como complemento al primero, la gratitud posee tres marcas distintivas, que revelan su autenticidad y originalidad: (1) Un beneficio libremente dado (no hubo obligación, quizá desmerecido), (2) uno mismo como beneficiario, (3) un benefactor (reconocido como un ente desinteresado y con el objetivo de hacer un bien). En síntesis, para que haya gratitud el beneficiario tiene que considerar que el beneficio es deseable y el benefactor actúa con motivos benévolos.

Por lo tanto, la idea de que la gratitud se aplica a todas las circunstancias, crea un problema que se convierte en contradicción, si entendemos que en algunas situaciones no recibimos un beneficio, sino un daño: pérdida del trabajo, enfermedad, fallecimiento de un ser querido, un hijo en malos caminos, etc. Porque, no podemos sentir gratitud en todas las circunstancias si concebimos la gratitud como una respuesta a algo bueno dado por alguien.

Entonces, frente a una prueba complicada o una pérdida irreparable, no puede existir un espíritu de gratitud, porque no es compatible a situaciones negativas y tristes. Por eso cuando el apóstol Pablo exhorta a ser gratos en toda situación, se refiere a las que nos producen gozo y reconocimiento.

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, al envolvernos de alegría, porque hemos recibido un beneficio, una bendición o un regalo inmerecido y reconocemos que hay un benefactor que actuó sin ningún interés, entonces estamos manifestando una gratitud genuina.

La historia de los diez leprosos, resalta al leproso samaritano, que al darse cuenta que recibió el regalo de la sanidad, da media vuelta y corre a encontrase con su sanador. Mientras está de regreso, reconoce que recibió un beneficio y a Jesús como su benefactor. Está feliz, se siente pleno, por lo tanto, su gratitud pasó la prueba de originalidad.

¿Estás feliz?, ¿recibiste una bendición?, ¿te llegó un beneficio inmerecido? Entonces, “¡ofrece a Dios tu gratitud, cumple tus promesas al Altísimo!”.[3]///////.

Joe Saavedra

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[1]Los textos mencionados son de la Nueva Versión Internacional.

[2]Robert C. Roberts, profesor de Ética de la Universidad de Baylor

[3]Salmo 50:14 NVI

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