UN VUELO SEGURO

“¡Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo! Me iría muy lejos de aquí; me quedaría a vivir en el desierto. Presuroso volaría a mi refugio, para librarme del viento borrascoso y de la tempestad” (Salmos 55:6–8 NVI)

Los reconocimientos Skytrax World Airline Awards son considerados el Óscar de la aviación. Se basan en la opinión de 18,2 millones de pasajeros que evalúan todos los servicios recibidos en tierra y en el aire. Este año la empresa Emirates Airlines fue elegida la mejor línea aérea del mundo. El ránking, como ya mencionamos, se realizó en base a encuestas hechas a 18,2 millones de personas de 160 países alrededor del mundo para conocer el grado de satisfacción con la línea aérea tanto en tierra como en el aire. Los cuestionarios se llevaron a cabo a lo largo de diez meses a pasajeros de los distintos tipos de cabina (primera clase, económica, etc.) e incluyeron preguntas relacionadas al embarque, confort de los asientos, limpieza, comida, bebida, personal de servicio y entretenimiento a bordo, entre otras categorías.

Y volar en un avión de Emirates Airlines, especialmente en la clase Premium (primera clase o business), es una experiencia inolvidable y placentera. Los aviones de esos vuelos son un hotel de cinco estrellas, con todos los lujos, por todo lo alto. Por ejemplo, al entrar en el avión te reciben con un neceser de bienvenida con productos ideados por Salvatore Ferragamo y zapatillas de andar por casa de Givenchy. Los asientos parecen sofás, la comida general es de alto nivel e internet de alta velocidad son solo algunas de las comodidades que ofrece esta compañía. Asimismo, la experiencia de vuelo incluye hasta una zona de baño con spa, un chef personal y servicio de comida durante todo el trayecto. Para aquellos que prefieran socializar, se ha instalado un pequeño bar, de modo que los clientes no echen de menos ninguna de las comodidades de tierra. Además, la distancia entre los asientos también parece de otro mundo en esta compañía. Por ejemplo, ofrece en su primera clase casi un metro de distancia (0,89 metros) entre cada uno de sus asiento forrados en cuero, que también se convierten en cama. Si hablamos de la comida, los viajeros que escogen un billete en la clase Premium  también tienen la opción de disfrutar de un suculento festín gastronómico, ideado por chefs de reconocido prestigio, y la comida no se presenta en tradicionales bandejitas de plástico, sino estos menús de altos vuelos suelen presentarse acompañados por vajilla y cristalería. Y si de convertir el avión en el mejor lugar de trabajo, Emirates cuenta con el primer servicio de telefonía móvil en avión y ofrece acceso a internet de banda ancha en casi la totalidad de sus destinos. Es decir, volar en esta compañía debería ser la mejor experiencia de una vida mortal, sin embargo no es la mejor. 

¿No es la mejor?, ¡no lo es! Porque existe un mejor vuelo, que no dura solamente horas o días, sino podría durar un eternidad. Este vuelo es a los brazos de Jesús, a quedarse a vivir en su campamento, es permanecer bajo su cuidado, es entregarle la vida para que Él haga su voluntad. David, pretendió explicar esta experiencia, narrando una vida que va de vuelo en vuelo, buscando reposo, sentido a la vida y felicidad genuina. Por eso dice: “¡Cómo quisiera tener las alas de una paloma y volar hasta encontrar reposo! Me iría muy lejos de aquí; me quedaría a vivir en el desierto. Presuroso volaría a mi refugio, para librarme del viento borrascoso y de la tempestad”. Y tenía mucha razón, porque los vuelos de esta vida no se escapan del viento borrascoso y de la tempestad, a pesar de ofrecer toda clase de comodidades. Como pastor he visto llegar a gente elegante, bajar de buenos autos y a simple vista parecer imperturbables y seguros de sí mismo, pero a la primera oración han estallado en llantos incontenibles porque los vuelos que han tomado se van de picada y se van a estrellar. También conozco a tantas personas que a primera vista están volando a los brazos del Salvador, pero viajan en vuelos dobles, suben a al vuelo del cristianismo cuando los están observando y cuando piensan que nadie los ve, se bajan para subirse a vuelos mundanos y de placer momentáneo, los tales son mentirosos y ya tienen asegurada su recompensa.

Por eso, reafirmo que no existe mejor vuelo que a los brazos de Jesús, ese vuelo es seguro y aunque afuera las tempestades sacudan, ese viaje llegará a su destino. Y cuanta verdad hay en lo que escribió el rey David, después de añorar un vuelo seguro, cuando termina su súplica haciéndonos este llamado: “Encomienda al SEÑOR tus afanes, y él te sostendrá; no permitirá que el justo caiga y quede abatido para siempre. Tú, oh Dios, abatirás a los impíos y los arrojarás en la fosa de la muerte; la gente sanguinaria y mentirosa no llegará ni a la mitad de su vida. Yo, por mi parte, en ti confío”.[1]

Mi amigo (a), el vuelo más placentero y seguro, es a los brazos de Jesús, en él podemos viajar seguros a pesar del viento fuerte y las tempestades. No te quedes mirando otros vuelos, ni te compres un pasaje en ellos, porque todo viajero que sube las escalinatas de esos aviones de placer momentáneo, de éxito terrenal o vidas mentirosas, no llegará ni a la mitad de su vida. Nosotros repitamos como David: “Yo, por mi parte, en ti confío”, y que nuestra súplica termine así: “Señor, me subo al vuelo que me llevará a tu morada”.

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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