UN VERDADERO MOTIVO DE ALEGRÍA

“No temas, tierra, sino alégrate y regocíjate, porque el SEÑOR hará grandes cosas” (Joel 2:21 NVI)

1_1232243700_en-la-cima-xxxLas últimas noticias mundiales, han resaltado la alegría de millares o quizás millones de personas por la histórica decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos que ha declarado inconstitucional la ley que limita el matrimonio a la unión entre un hombre y una mujer, y ha rechazado la decisión del estado de California de prohibir el matrimonio gay. Es que, en dos decisiones muy ajustadas –ambas adoptadas por 5 contra 4- que coronan varios años de luchas individuales, apasionados debates públicos y múltiples procesos judiciales, el Supremo ha dado luz verde a los matrimonios homosexuales, quitando todo obstáculo que lo diferenciaba del matrimonio normal, entre un hombre y una mujer. Frente a esto yo no puedo alegrarme, y seguro no soy el único, porque en mi condición de creyente de la Biblia, líder espiritual y padre de tres hijos, voy quedando más temeroso de lo que se viene por delante, porque esta decisión de la máxima autoridad judicial del país del norte, consagran la igualdad de derechos de los homosexuales y despejan el camino para el reconocimiento universal de una realidad que cambiará para siempre la fisonomía de esta sociedad. Y como escribía un diario muy leído en el mundo: “los nueve jueces veladores de la Constitución norteamericana aportan argumentos contundentes a favor de un movimiento que avanza incontenible en todo el mundo”,[1] y es verdad, esta tendencia avanza sin frenos y va a desfigurar inevitablemente a nivel global, esa institución sagrada, creada por Dios, llamada matrimonio.

Muy aparte del aprecio y consideración que todas las personas se merecen, y del respeto que uno debe tener por las decisiones que adopten los que nos rodean, ya no estamos hablando de personas, sino de instituciones sagradas, como en el caso del matrimonio, donde al cambiar la idea principal de su Creador:  “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”,[2] inevitablemente va a desencadenar consecuencias fatales e irreversibles en la sociedad, porque la familia es el núcleo principal de su existencia. Asimismo, la única forma de no sentir miedo y no ser visto como persona rara, es alinearse a todo este cambio, y cómo dijo el propio alcalde de la ciudad de San Francisco, Edwin M. Lee, que no ha querido perderse este momento histórico y ha salido a las puertas del Ayuntamiento para felicitar a la comunidad gay por su tesón a la hora de hacer valer sus derechos: “Es maravilloso que el amor triunfe sobre la ignorancia”. Me pregunto, ¿soy ignorante por obedecer a Dios, por entender que sabe más el Creador que los creados y por tener miedo a los acontecimientos que vienen?

Dicen que el mundo está de fiesta, cómo ayer, que en cierta ciudad americana, muchas parejas bailaban desinhibidas al ritmo de la banda de música “San Francisco Lesbian/Gay Freedom Band”, en medio de una lluvia de confetis y globos de colores, además dos escenarios gigantescos custodian la calle principal, con la actuación de grupos musicales y muchos discursos de apoyo y felicitación a la causa del movimiento de gais, lesbianas y transexuales que han abierto una brecha considerable en la historia, y por el altoparlante se escuchaban muchas arengas sobre el amor verdadero y la libertad en que todo ser humano debe vivir. Pero yo no puedo estar feliz, me he pasado varias horas leyendo la Biblia, queriendo encontrar respuestas para el rumbo fatal que esta tomando la institución familiar, y solo dos  me hicieron levantar la cabeza con optimismo: «Ninguna ley en esta tierra puede erigirse sobre la 0506027X2leyes que Dios ha dado» y  “¡Ya viene el SEÑOR con fuego!  ¡Sus carros de combate son como un torbellino! Descargará su enojo con furor, y su reprensión con llamas de fuego. Con fuego y con espada juzgará el SEÑOR a todo mortal”,[3] y esto si es un verdadero motivo de alegría, porque viene el Creador a poner orden a un mundo totalmente confuso y todos tendremos que rendir cuentas sobre las decisiones que tomamos.

Mi amigo (a), dicen que hay fiesta en el mundo, dicen que por fin todos ya vamos a ser iguales, y que nos asomamos hacia una sociedad libre y respetuosa de cualquier decisión, pero a mí todo esto no me alegra, sino me da miedo y me llena de angustia, ¿qué hay de ti?, ¿cuál es tu posición?, ¿en qué dirección caminas? Frente al miedo y la temerosa expectativa de ver lo que se aproxima, solo esta promesa nos puede devolver un aire fresco y de esperanza: “No temas, tierra, sino alégrate y regocíjate, porque el SEÑOR hará grandes cosas”, y esto, ¡sí es un verdadero motivo de alegría!

joe  firma 3

 

 

 

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/06/26/actualidad/1372252138_196704.html

[2] Génesis 2:24 NVI

[3] Isaías 66:15-16 NVI

UN VIDEO PARA ANALIZAR:

[youtube=http://www.youtube.com/watch?feature=endscreen&v=6Q7eOZ1RRkg&NR=1]

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