TENTACIÓN – parte 3
“Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.” (1 Corintios 10.13, NVI)
En términos generales, la palabra tentación “se relaciona con la idea de poner a prueba una cosa. El vocablo hebreo massa o massah se traduce como ‘prueba’ en Deuteronomio 4:34; 7:19 y 29:3”, asimismo “es una situación en la cual se combinan los conceptos de presiones físicas y emocionales conducentes a demostrar la calidad de algo”, en este caso probar la fortaleza del seguidor de Jesús, puesto que “la palabra massa proviene de una raíz que habla de fundir un metal”.[1] Por otro lado, como analizamos en una reflexión anterior, “tentación” en pocas palabras también es “incitación a hacer el mal”, y éste es el elemento que se propone fundir el metal, es decir, probar que la fortaleza espiritual del creyente es inexpugnable, o demostrar que el material espiritual que lo recubre no resiste nada.
En este punto, ya tenemos muchas ideas claras de este asunto,[2] puesto que la tentación viene recubierto de colores y luces, y tiene la capacidad para llamar la atención, la impertinencia para aparecer sin ser invitado y la habilidad de escurrirse sin que nadie se percate, y nada de eso debe extrañarnos porque su creador, Satanás, “se disfraza de ángel de luz”.[3]
No obstante, una pregunta ha quedado al aire, y la tenemos que atrapar y darle la respuesta que se merece: ¿Qué se hace frente a una tentación?, es decir, ¿cómo se lo enfrenta? Tengo cuatro asuntos que pueden ser útiles:
Primero: Tenemos que entender que no existe “tentación irresistible”. Eso me hace recordar las palabras de un joven que entre varias cosas me escribió esto: “Pastor… he tenido tentaciones fuertes, pero esta última sí que es irresistible, ¡no resisto más!… ¿qué hago?”. La Palabra de Dios es clara en este asunto: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar…”, quiere decir que toda prueba puede ser resistida, porque no existe tentación que no haya sido regulada de acuerdo al grado de resistencia humana, porque la etiqueta de la tentación dice en letras grandes: “en el reverso de la caja está la salida a esta tentación”. Entonces no es la tentación, es la persona quién la recibe, porque el grito desesperado del joven que tomé como ejemplo, puede ser tu grito y mi grito: ¡no resisto más! Cada tentación tiene una salida, pero no cada ser humano está dispuesto a tomarla.
Segundo: Toda tentación tiene una salida, pero el ser humano tiene que estar listo y despierto para identificarlo claramente, por eso las escrituras dicen: “Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir”. El apóstol Pedro añadió: “Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar”.[4] Quiere decir, que si no tenemos una vida diaria de fortalecimiento espiritual, si nuestra vivencia cristiana está paralizada, y no hay acción deliberada por servir a Dios, entonces, nos pasará como al joven Eutico, cuya historia está en el libro de Hechos 20: Este joven que “estaba sentado en una ventana, comenzó a dormirse… Cuando se quedó profundamente dormido, se cayó desde el tercer piso y lo recogieron muerto”.[5] No era la tentación, era la persona que no estaba en condiciones de percibir la salida, ni tenía la fuerza para tomarla.
Tercero: La fortaleza espiritual, te lleva a juntar los ingredientes que forman el antídoto de la tentación. June Hunt, lo llama la fórmula del auto control:[6]
Un propósito nuevo + Una prioridad nueva + Un nuevo plan = VIDA TRANSFORMADA
Tomando como ejemplo la tentación de la pornografía, utilizaremos la fórmula del auto control:
- Un Nuevo Propósito: Quiero reflejar el carácter de Cristo a través de lo que decido ver y leer.
- Una Nueva Prioridad: Reemplazaré mi antigua inclinación hacia la pornografía con el amor a la pureza.
- Un Nuevo Plan: Confiaré en la fortaleza de Cristo, y no la mía…
- para no tolerar ningún material que me estimule a ver pornografía
- para compartir cada semana con un amigo respecto a mi adicción
- para desarrollar una estrategia para el uso de Internet, ya sea desechando mi computadora, utilizándola solo bajo la supervisión de mi cónyuge o compañero de cuarto, o instalando un programa de restricción en ella (por ejemplo covenanteyes.com)
- para ser firme cuando vea algún material tentador en todo lo que hago
- para buscar intimidad saludable y regular con mi cónyuge
- para desarrollar amistades fuertes y abiertas con personas de mi mismo sexo
- para buscar un compañero ante el cual sea responsable y a quien pueda llamar en el momento de la tentación
- para llenar mi mente y mi corazón con las Escrituras que hablan de la pureza mental y sexual[7]
Cuarto: La respuesta no siempre es huir de la tentación. Es posible escapar de una trampa que te persigue en la calle, pero morder el anzuelo que está escondida en tu propia casa, eso es más complicado. ¿Qué anzuelos hay sueltos en tu casa?, internet descontrolado, televisión, juegos electrónicos, redes sociales, vida ociosa, ¿cuál es tu anzuelo? Entonces, la solución de Dios para escapar de la tentación no siempre es evitarla, sino resistirla de manera más confiable y práctica. Con razón Elena de White escribió sobre esto: “Y también a nosotros nos toca una parte que realizar. No nos hemos de colocar innecesariamente en el camino de la tentación… ¿Cómo podemos esperar que Dios nos guarde de caer, si por la asociación con los mundanos en busca de placer, por nuestra conformidad con prácticas mundanales, por la unión de nuestros intereses con los incrédulos, colocamos nuestros pies en la senda de la tentación y el pecado? Manténganse alejados de las influencias corruptoras del mundo. No vayan espontáneamente a lugares donde las fuerzas del enemigo se hallan poderosamente atrincheradas. No vayan a donde han de ser tentados y descarriados”.[8]
Mi apreciado(a) amigo(a), seremos tentados en todos los escenarios de nuestra vida, “sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.[9] ¿Qué piensas?///////////.
Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…
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[1]Alfonso Lockward, Nuevo diccionario de la Biblia (Miami: Editorial Unilit, 1999), 1007.
[2]Lee las dos reflexiones anteriores de esta serie: TENTACIÓN
[3]2 Corintios 11.14, NVI
[4](1 Pedro 5.8, NVI)
[5]Versículos 9 y 10
[6]June Hunt, 100 Claves Bíblicas para Consejería, vol. 93 (Dallas, TX: Esperanza para el corazón, 1990–2011), 8.
[7]Ibid., 9.
[8]Elena G. de White, Mensajes para los jóvenes, ed. Aldo D. Orrego, Cuarta edición. (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 48.
[9]Romanos 8.37, NVI