TAN AMADOS

“Entonces Dios escuchó la voz del muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: –¿Qué tienes, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del muchacho, allí donde está” (Génesis 21:17 RVA)

Al muchacho al que hace referencia el texto es Ismael, hijo de Abraham con Agar. Cuando sucede este incidente, Ismael era un adolescente de 16 años. La adolescencia es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social inmediatamente posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Su rango de duración varía según las diferentes fuentes y opiniones médicas, científicas y psicológicas, pero generalmente se enmarca su inicio entre los 10 a 12 años, y su finalización a los 19 o 20. Si podríamos resumir en una palabra todo lo que pasa en esta etapa, esta sería la ideal: “cambios”; por lo tanto, es una etapa bien complicada. Cambios a nivel psicológico, sexual y biológico son los más naturales, sin embargo, estas modificaciones llevan a los juveniles a la confusión, admiración, temor, frustración y hasta vergüenza. Por eso es una etapa en el desarrollo humano, que necesita orientación, paciencia y cuidado.

Satanás sabe todo esto, y tiene dirigido toda su “artillería pesada” hacia los adolescentes, porque un adolescente confuso, temeroso y frustrado, sin comprensión y descuidado, es un campo fértil para que el enemigo siembre todo tipo de vicios, prácticas perversas y desprecio personal. En ese estado, Dios no tiene cabida, tampoco la oración y mucho menos la iglesia.

Por otro lado, Dios, también conoce a milímetro a los adolescentes, porque son creación suya, y eso le da un conocimiento más preciso que su Enemigo. Sabe de sus miedos, de sus confusiones, de sus vergüenzas, de sus cambios hormonales y escucha esos gritos silenciosos que hay en el corazón de un muchacho o muchacha. Dios ama mucho a un adolescente, y le tiene una consideración altísima. La prueba de ello se ve en la experiencia de Ismael. Él era un jovencito que comprendía cabalmente lo que estaba sucediendo. Sabía que había sido echado de casa por su propio padre, conocía perfectamente el desprecio de Sara hacia él y su madre, y sentía mucho dolor al ver a su madre llorando desesperadamente, porque no tenían casa, comida y donde ir.  A sus 16 años, estaba experimentando una tragedia familiar.

¿Qué hace normalmente un adolescente deprimido o triste?, algunos abrazan vicios, otros se tornan agresivos, varios se encierran en su soledad, y muchos se quitan la vida. Y todo eso no es raro, porque “los cambios” debilitan la resistencia de un juvenil. ¿Qué hizo el adolescente Ismael?, hizo algo que normalmente un adolescente no hace: “oró al Señor”, y el Señor escuchó al muchacho y corrió a su pronto auxilio.

Dios ama mucho a los adolescentes, sabe sus debilidades, también sus fortalezas, y conoce perfectamente los planes  insanos de Satanás, por eso está presto a ser su pronto auxilio. Si eres un adolescente, y tienes muchos temores, ¡ora!; si eres un padre con un hijo que está creciendo, ¡enséñale a orar! Porque como a Ismael, el Señor escucha a los adolescentes, y va en su ayuda allí donde estén, en la condición que se encuentren.

Recuerda, “Jesús ama a los jóvenes. Murió para salvarlos… Él quiere hacerlos buenos y puros, nobles, amables y corteses, para que puedan vivir con los ángeles puros y santos por la eternidad…”.[1]

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] En Lugares Celestiales, 30 de julio.

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