SALVAVIDAS

“No es bueno que el hombre esté solo. Le voy a hacer una compañera que sea de ayuda para él en todas sus necesidades” (Génesis 2:18 NBV)

El 8 de marzo es una fecha que va ganando importancia en muchas partes del mundo. Se conmemora el Día Internacional de la Mujer, formalizado por Naciones Unidas en 1975. Si bien es cierto, que esa celebración tiene sus raíces en Occidente con el movimiento obrero de mediados del siglo XIX, en un momento de gran expansión y turbulencias en el mundo industrializado, en el que la mujer comenzó a alzar cada vez más su voz, no pretendo indagar sus orígenes, sino aprovechar el momento para resaltar escuetamente lo que dice la Biblia sobre las razones de su creación y sus particularidades.

Génesis 2:18 es un buen punto de inicio. Diversas versiones de la Biblia presentan a la mujer como “ayuda idónea” o “ayuda ideal”, no obstante, la frase original hebrea “ēzer k negd” podría traducirse de una mejor manera, por eso elegí la versión Nueva Biblia Viva (NBV) para el texto del encabezado, porque quizá se acerca asertivamente a su significado.

Este texto ha desencadenado dos posturas: (1) La primera, entiende que Génesis 2–3 como la descripción del varón en una posición de autoridad sobre la mujer—con la mujer consecuentemente subordinada al varón, en un nivel un poco inferior, como un simple complemento, un aditivo de menos valor. No obstante, un estudio serio y exegéticamente correcto, no avala esa subordinación, más bien es consecuencia del pecado según Génesis 3:16.

(2) La segunda postura, sostiene que Génesis 1–3 representa consistentemente la unidad de un varón y una mujer como compañeros con el sentido de socios igualitarios. Este concepto pone énfasis en la total igualdad de los hombres y las mujeres en sentido de valor e importancia, capaces de hacer las mismas cosas, pero considerando roles diferentes que los complementen. Considera la dominación masculina como una maldición y como el resultado de la caída (Génesis 3:16), que fue revertida en Cristo (Gálatas 3:13).

La iglesia se inclina por la segunda postura, no solo por la abundante base bíblica, sino porque la frase original hebrea “ēzer k negd”, traducida comúnmente como “ayuda idónea”, indica que el próximo ayudante (la mujer) debía ser de naturaleza similar al hombre mismo, correspondiendo a manera de complemento a la “incompletud” de su ser solitario, y en todos los sentidos adaptado para ser su copartícipe y compañero. Todo lo que la naturaleza de Adán exigía para completarse, física, intelectual y socialmente, debía ser incluido en este alter ego (del latín: segundo yo) que pronto estaría a su lado. Así, en la necesidad del hombre, y en el poder de la mujer para satisfacer esa necesidad, se establece el fundamento de la institución divina del matrimonio, que luego fue prescrita no solo para la primera pareja, sino para toda su posteridad.[1]

Esa “ayuda” es opuesta al hombre, pero correspondiente a él.[2] Asimismo, ese término nunca se usó en el Antiguo Testamento como un subordinado, pero se usa frecuentemente para describir a Dios como ayudador de las personas,[3] en el contexto de que su intervención es vital e irreemplazable. Entonces, otra buena traducción podría ser: “salvavidas”. Es decir, el hombre, los hijos, la sociedad y la iglesia, necesitan de la intervención de la mujer para que puedan sobrevivir a las “tormentas” de la vida.

Por lo tanto, puedo descubrir 4 razones para la creación de la mujer: (1) Hacer una sociedad exitosa con el varón. Tanto él y ella, complementan sus dones y habilidades para mejorar y alcanzar los objetivos que se propongan.

(2) Para dicha de su compañero y los que le rodean. Mostrando que, sin su presencia, la felicidad no es completa, ni la sensibilidad logra su máximo nivel.

(3) Para sobrevivencia humana. Dios da la vida, y escogió a la mujer para que sea su agente creador, preparándola para esa misión. Un privilegio, que el hombre no recibió.

(4) Para salvación. Génesis 3:15, es la primera referencia de un Salvador que venía a derrotar las obras del pecado. Ese salvador venía a través de la “mujer”. Por eso, no dudo que la mejor traducción de “ēzer k negd” es “salvavidas”.

Mi compañero(a) de fe, la Biblia resalta la importancia vital de la mujer en el éxito de una nación, de una familia y de la iglesia. Es el salvavidas que necesita un hogar, un grupo de creyentes y la sociedad que va naufragando en la tempestad de una realidad sin valores, sin rumbo y sin esperanza. ¿Tienes una mujer al lado? ¿tu madre, tu esposa, tu hija, tu compañera de trabajo, tu jefa, tu vecina? Recuérdale cuánto vale, su papel trascendente y la responsabilidad que lleva. Sin embargo, por encima de todo, valórala, cuídala y ora por ella todos los días. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?///////////.

Joe Saavedra

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[1]H. D. M. Spence-Jones, ed., Genesis, The Pulpit Commentary (London; New York: Funk & Wagnalls Company, 1909), 50.  

[2]Derek Kidner, Genesis: An Introduction and Commentary, vol. 1, Tyndale Old Testament Commentaries (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1967), 70–71.

[3]1.5.Renate Hood, «Mujeres en la Biblia, Aspectos críticos concernientes a», ed. John D. Barry y Lazarus Wentz, Diccionario Bíblico Lexham (Bellingham, WA: Lexham Press, 2014).

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