¡QUÉ VIVA LA VIDA!
“Mi ánimo se agota, mis días se acortan, la tumba me espera” (Job 17:1 NVI)
Ayer por la tarde, mi padre me llamó por teléfono y entre la conversación, me contó que un amigo del barrio en el que crecí, había fallecido hace algunas semanas. No obstante, completó la información con otra noticia trágica, al contarme que otro amigo falleció hace algunas horas atrás. En ese contexto, el bromeó de la siguiente manera: “Hijo, estamos en la fila de la muerte y mi turno ya está cerca”, yo continué la broma al decirle: “quizás yo esté antes que tú, pero si te toca el turno antes que a mí, no vayas a decir ʻpresenteʼ antes de avisarme”, aunque después de acabar la conversación, me quedé por varios minutos en silencio, y varias horas de reflexión, recordando a esos amigos, imaginando la fila e imaginando que levanto la mano cuando me toque el turno.
Como si la reflexión debería continuar, hace unos instantes, un amigo me llamó y entre la conversación me dijo: “¿te acuerdas de tal persona?”, yo respondía afirmativamente, “bueno”, dijo – “ayer acaba de fallecer” completó. Después de esta charla, puedo resaltar dos puntos, nadie puede escapar de la muerte y debemos aprovechar de la vida que aún nos queda. Hay cosas en la existencia del hombre que pueden hacerse realidad y otras que no, pero lo que tarde o temprano es una realidad irreemplazable es el día de la muerte.
Job sabía perfectamente de eso, por eso exclamó: “Mi ánimo se agota, mis días se acortan, la tumba me espera”, en clara referencia al futuro común de todos los seres humanos, la muerte. Y la palabra “muerte”, según el Diccionario General de la Lengua Española, tiene una primera definición corta, aunque clara y definitiva: “Fin de la vida”.[1] Entonces, tu vida y la mía tiene una fecha de caducidad, y no hay vuelta para atrás.
Asimismo, en la aclamación de Job, el término “mi ánimo se agota”, se refiere al “aliento de vida”, que Según Génesis 2:7, “es el acto por el cual Dios transmitió vida y movimiento a los primeros representantes de la raza humana, dándoles así el aliento de la existencia”,[2] porque la palabra hebrea es “neshamah”, que parece tener un significado similar, a la otra palabra hebrea “ruah”, que “posee tres acepciones distintas entre sí, pero con un mismo matiz de fuerza e impulso. Las acepciones son: aliento, viento y espíritu”,[3] además “el significado primitivo es el de aliento (Gn. 45:27; Jue. 15:19; Mi. 2:7)”, que “era considerado un signo exterior de la vida humana o de los animales, es decir, un verdadero hálito de vida (Gn. 6:17; Éx. 37:10–13)”.[4]
En conclusión, todos vamos a morir, eso es definitivo, algún momento el aliento de vida que nos sostiene, va salir para que el polvo del cual fuimos creados regrese de donde fue tomado. Aunque La Palabra de Dios nos da la esperanza que un día, si morimos, podremos volver a vivir,[5] mientras eso no suceda debemos tener en cuenta que cada minuto de vida hay que aprovecharlo de la mejor manera, porque es un minuto menos en nuestra existencia. Recuerdo las palabras sabias de un maestro: “la vida es linda pero tiene algo feo”, y con un suspiro terminada la idea: “es muy corta”, porque es tan cierto que desde el primer momento que un bebé da su primer aliento, se coloca en la fila de los que esperan la muerte, es decir, desde el primer momento en que nacimos ya estamos más cerca del sepulcro.
Mi amigo (a), la vida es corta, el aliento de vida tiene fecha de salida, y no vale la pena desperdiciarla. No es justo para nuestros pocos años, desperdiciar una puesta de sol, o un bello amanecer, ni el abrazo de un amigo, ni el beso de una madre, ni el tiempo con nuestro padre. Es tan corta la vida, que un día, si no reaccionas ahora, lamentarás las cosas que no tienes, que lo tuviste y no supiste valorar. Cada día, es una nueva y quizás última oportunidad de aprovecha la vida, de reconciliarse, de amar, de perdonar y de arreglar las cosas con Dios. Déjame recordarte que el mármol y la piedra, no escuchan, no sienten, no abrazan, y eso vas a encontrar en una tumba, cuando quieras recuperar lo que desperdiciaste. ¡Que viva la vida!
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
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[1] Diccionario General de la Lengua Española Vox, ed. Núria Lucena Cayuela (Barcelona: VOX, 1997).
[2] Claudionor Corrêa de Andrade, Diccionario Teológico: Con Un Suplemento Biográfico de los Grandes Teólogos Y Pensadores (Miami, FL: Patmos, 2002), 280.
[3] Pablo A. Deiros, El Espíritu Santo Hoy, 1a ed., Formación Ministerial (Buenos Aires: Publicaciones Proforme, 2010), 32.
[4] Ibid.
[5] “Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera” (Juan 11:25 NVI)