QUE NOS LLAMEN “CRISTIANOS” – parte 2

23 Mar 2015

QUE NOS LLAMEN “CRISTIANOS” – parte 2

“Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios; y si comienza por nosotros, ¡cuál no será el fin de los que se rebelan contra el evangelio de Dios!” (1 Pedro 4.17, NVI)

En la primera parte, les contaba que hace dos semanas atrás en mi país, el proyecto de la unión civil entre parejas del mismo sexo fue archivado en la Comisión de Justicia del Congreso de la República. Este resultado, para algunos ha sido motivo de frustración, tristeza y enojo, en cambio muchos otros respiran aliviados, porque consideran que una ley así atenta directamente a las bases de la familia natural y cristiana.

Sin embargo, esto no será así por mucho tiempo, esta iniciativa de la unión civil entre personas del mismo sexo, volverá a la carga con más fuerza y mayor ímpetu, y definitivamente logrará su cometido. El mismo congresista que propuso esta ley, a los pocos días de la negativa constitucional, marchó con cientos de personas por algunas calles limeñas rechazando el fallo contrario a su propuesta, y en su discurso esbozo eufórico esto: “Solo hemos perdido una primera batalla, porque esto [la unión civil] se va a aprobar tarde o temprano, no hay forma que la causa de la libertad no pueda avanzar con la historia. Ha sido el primer intento, ha sido una buena primera batalla, se va a aprobar en un futuro cercano”.[1] Y le doy toda la razón a ese parlamentario, esa ley se va a aprobar muy pronto, y no porque él lo diga, sino por dos razones: Es una tendencia mundial y la Biblia lo profetiza. La primera razón lo expliqué en la reflexión anterior, y demostramos que es inevitable que en el Perú y el mundo se apliquen leyes que protejan las prácticas homosexuales, es la tendencia, en esa dirección caminan los gobiernos mundiales.

Y esta primera razón, es el cumplimiento de la segunda, porque La Palabra de Dios desde mucho tiempo atrás advertía que algunas prácticas antinaturales serían consideradas como situaciones normales. El Apóstol Judas escribió: ”Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas son puestas como escarmiento, al sufrir el castigo de un fuego eterno, por haber practicado, como aquéllos, inmoralidad sexual y vicios contra la naturaleza”.[2] ¿Quiere decir que en la antigüedad, en pueblos alejados a estos tiempos posmodernos ya existían prácticas antinaturales? Por lo que leímos, la respuesta enfática es: “Sí”. Pero la historia no queda allí, porque las mismas Escrituras afirman que ellos fueron castigados por sus prácticas inmorales: “Lo mismo pasó en los tiempos de Lot. En la ciudad de Sodoma, la gente comía y se divertía, compraba y vendía, sembraba y construía casas. Pero cuando Lot salió de la ciudad, cayó fuego y azufre desde el cielo, y toda esa gente murió”.[3] Asimismo, Elena de White, complementa la idea cuando menciona: “Las perspectivas de nuestro mundo son ciertamente alarmantes. Dios está retirando su Espíritu de las ciudades impías, que han llegado a ser semejantes a las del mundo antediluviano y a Sodoma y Gomorra”.[4] Para entender un poco más veamos en forma sintética las prácticas de estos pueblos antiguos.

Para ubicarnos en el contexto de la explicación, tenemos que mencionar que “Abram se quedó a vivir en la tierra de Canaán, mientras que Lot se fue a vivir entre las ciudades del valle, estableciendo su campamento cerca de la ciudad de Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y cometían muy graves pecados contra el SEÑOR”.[5] Y ¿qué pecados muy graves cometían los habitantes de Sodoma que el Señor no aceptaba?, ¿por qué eran malvados? La respuesta viene en los versículos posteriores del último texto que mencionamos. Quizás podemos mencionar la más complicada.

Una tarde, dos hombres ingresaron a la ciudad de Sodoma, eran extranjeros y se dirigían hacia la plaza de la ciudad. Lot, conociendo la maldad de sus vecinos les ofrece alojamiento, recibiendo una negativa como primera respuesta. Sin embargo, el patriarca insiste y los convence. Las Escrituras dicen que, “aún no se habían acostado cuando los hombres de la ciudad de Sodoma rodearon la casa. Todo el pueblo sin excepción, tanto jóvenes como ancianos, estaba allí presente. Llamaron a Lot y le dijeron: —¿Dónde están los hombres que vinieron a pasar la noche en tu casa? ¡Échalos afuera! ¡Queremos acostarnos con ellos!”.[6] ¡Qué tremendo!, todo el pueblo quería abusar sexualmente de esos dos hombres, y les complacía el sexo homosexual porque a pesar que Lot ofrece a sus hijas vírgenes para que las abusen en vez de sus visitantes, ellos quedan airados y se lanzan a abusar también del patriarca, y si no es por la intervención de estos dos hombres, que eran agentes celestiales, las cosas hubiesen terminado de la peor manera.[7] Luego que Lot y su familia logran salir de la ciudad y huir, “el SEÑOR hizo que cayera del cielo una lluvia de fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. Así destruyó a esas ciudades y a todos sus habitantes, junto con toda la llanura y la vegetación del suelo”.[8]

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, Dios mismo destruyó la inmoralidad y desenfreno de esa gente, pero libro al justo Lot del castigo porque a pesar que vivía en medio de ellos no comulgaba ni practicaba sus inmoralidades. Y todo esto “demuestra que el Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios quiere, y reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio. Esto les espera sobre todo a los que siguen los corrompidos deseos de la naturaleza humana y desprecian la autoridad del Señor.”[9]

Vivamos como Dios quiere, haciendo su voluntad y respetando sus principios eternos. No obstante sabemos que las cosas no serán fáciles, pues “el día se va yendo y la oscuridad va tomando este mundo”, pero a pesar de toda angustia, si hacemos su voluntad seremos librados del castigo final, por esto vivamos con esperanza “porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios; y si comienza por nosotros, ¡cuál no será el fin de los que se rebelan contra el evangelio de Dios!” ¡Y sabemos cuál es el fin! ¿Qué piensas?//////.