PARA ADELANTE Y PARA ARRIBA
“Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14 NVI)
Estamos viviendo las horas finales de este año, y todo el mundo se está preparando para recibir un nuevo año. Por ejemplo, si hay una ciudad que se prepara con mucha expectativa para recibirlo, es Nueva York. Un poco más de 100 millones de telespectadores en los Estados Unidos y más de mil millones de personas en todo el planeta seguirán el descenso de la esfera en Times Square, una tradición con más de un siglo. Esta bola de cristal en Times Square es el centro de los festejos. Tiene más de 500 cristales que lucirán en el cielo para recibir al año nuevo. Una cuenta atrás, como siempre, marcará el final del año y el principio del siguiente. Otra ciudad con mucho movimiento en la nochevieja es Viena, la gente en esa ciudad recibe el año nuevo con música de fondo, la que se escuchará como es costumbre en la Sala Dorada del Musikverein. El bicentenario del nacimiento de Richard Wagner y Giuseppe Verdi comenzará el primero de enero en el célebre Concierto de Año Nuevo interpretado por la Filarmónica vienesa. Otro clásico del fin de año se llevará a cabo en Australia, donde cientos de técnicos están colocando todo en su lugar, para recibir la llegada del 2013, con el habitual espectáculo pirotécnico en Sidney. Y en la ciudad brasileña de Río de Janeiro esta Nochevieja será una de las más multitudinarias del mundo. En la playa de Copacabana se ha reforzado la seguridad. Se espera cerca de 2 millones de personas, la mayoría, como manda la tradición, irá vestida de blanco.
En mi país, muchas familias están limpiando sus casas, sacando todo lo viejo, que será quemado minutos antes del año nuevo. Y tengo la certeza, que muchos estarán preparando sus maletas para dar doce vueltas alrededor de su manzana a medianoche, o seleccionando doce deliciosas uvas para comerlas mientras se van los últimos minutos de este año. Además, millones de compatriotas estarán alistando alguna prenda amarilla, con los cuales recibirán el nuevo año. Cada uno de ellos, tienen sus creencias.
Lo curioso de todo esto, es que la gente está preocupada en la comida, en la fiesta, en la música, en la ropa, el las luces, en las tradiciones, es decir, tienen un cuidado extremo en todo lo externo y se olvidan que respiran, que tienen sentimientos, emociones, y necesidades que deben ser satisfechas. Sin embargo, los creyentes en Cristo, antes de pensar en lo externo, antes de preparar la casa, la ropa o cualquier tradición familiar, deberíamos separarnos del mundo y su algarabía, y mirar dentro de nosotros.
El apóstol Pablo, decía: “una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús”. Una cosa es importante, por encima de las demás, encontrarse con uno mismo, y decidir: olvidar, esforzarse y avanzar.
Un amigo me decía que le gustaría tener un borrador gigante que le permitiera borrar acciones equivocadas y decisiones tristes. Sé que muchos de nosotros nos gustaría también tener ese borrador, que desaparezca esas cosas que no hicimos bien. Pero, eso no es posible. Hay cosas que no podemos cambiar, pero si podemos olvidar. No vale la pena cargar con tristezas, si no está a tu alcance la solución de ellas, olvídalas. No tiene sentido vivir con resentimientos, antes de iniciar un nuevo año, decide perdonar y olvidarás todo. Es penoso, vivir practicando acciones pecaminosas, cuando Dios te promete olvidarse ellas, si tan solo confiesas y pides perdón. El pecado también puede enterrarse en el baúl del olvido, cuando buscas la reconciliación con Dios. Antes de iniciar este nuevo año, deja atrás lo que te lastima, lo que te hace vivir con miedo, lo que te hace miserable la vida. Hoy es el momento de olvidar.
Asimismo, una vida sin retos no tiene sentido. Un ser humano que no tiene objetivos al frente, vive aburrido, cansado y es una carga para los demás. Quizás este año viejo no lograste muchas cosas, quizás tus metas no se alcanzaron, de repente tus cuentas acabaron en rojo, pero ya pasó, olvida los fracasos, ponte metas más altas y esfuérzate por alcanzarlas, el éxito está mas cerca si lo intentas otra vez. Si cargas tus fracasos, y los recuerdas constantemente, entonces debilitas tu vida, nublas tu visión del futuro y no tendrás ganas de intentarlo todo de nuevo. Recuerda que la batalla termina cuando tú lo decides, mientras te sigas esforzando, ya estás más cerca de las metas que tienes al frente.
Finalmente, ¡avanza! Si te das cuenta, todo sigue su curso, la mañana da la bienvenida a la tarde y éste saluda a la noche. Tu corazón sigue latiendo, no se detiene, tampoco tu respiración. Si ellos se detuvieran, sería fatal, habría muerte, sería el final de todo. De la misma forma, no te puedes detener en tu afán de ser mejor cada día, de soñar por un futuro mejor y por sobre todo, de avanzar hacia el encuentro con Jesús. ¡No te detengas ahora, mañana tampoco! No le permitas a tu vida un segundo de desánimo, porque él concibe ingratitud y renuncia. ¡No pares en tu afán de conquistar bendiciones!
“Es deber de toda persona que profesa ser cristiana mantener sus pensamientos bajo el control de la razón, y obligarse a ser animosa y feliz. No importa cuán amarga pueda ser la causa de su pena, debiera cultivar un espíritu de reposo y quietud en Dios. El descanso que está en Cristo Jesús, la paz de Cristo, ¡cuán preciosa es! ¡Cuán sanadora es su influencia, cuán suavizadora es al alma oprimida! No importa cuán oscura sea su perspectiva, albergue un espíritu de esperanza para bien. Mientras que el buen ánimo, una aceptación calmada y la paz contribuirán a la felicidad y salud de otros, serán también del mayor beneficio para uno mismo. La tristeza y el hablar de cosas poco gratas estimulan las escenas desagradables, las que a su vez hacen repercutir sobre uno mismo su efecto pernicioso. Dios desea que olvidemos todas estas cosas, que no miremos hacia abajo sino hacia arriba. ¡Hacia arriba!” [1]
Mi amigo (a), el pasado quedó en el pasado, no volverá más, no tiene sentido vivir en el pasado cuando nunca más vendrá. Miremos para el frente y hacia arriba. Al frente hay un mundo que conquistar y arriba hay una patria por alcanzar. Que las horas finales de este año, sean propicias para actuar como el apóstol Pablo que “no permitía que nada lo apartara del gran propósito de su vida. En medio de las numerosas actividades de la vida nunca perdió de vista su gran propósito: Proseguir rumbo a la meta, al premio de su supremo llamamiento”, por eso “que los grandes propósitos que indujeron a Pablo a proseguir rumbo a la meta frente a los problemas y dificultades, los induzcan a ustedes también a consagrarse plenamente al servicio de Dios. Todo lo que les llegue a la mano para hacer háganlo según sus fuerzas. Alegren la tarea con himnos de alabanza. Si quieren tener un registro limpio en los libros del cielo, nunca se quejen ni protesten. Sea ésta la oración cotidiana de cada uno de ustedes: «Señor: Ayúdame a hacer todo lo mejor posible. Enséñame a hacer mejor mi tarea. Dame energía y alegría. Ayúdame a introducir en mi servicio el ministerio amante del Salvador».[2]
¡Feliz año nuevo!
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…