PERSEVERA ¿CÓMO? (viernes 02 de septiembre de 2011)
“Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Hebreos 12:1).[1]
El discípulo Mateo, en el contexto de los eventos finales, nos enseña que la perseverancia es el camino seguro para encontrar salvación.[2] La perseverancia genuina es un don del cielo que se va forjando en medio de las dificultades. La relación sería: más pruebas, entonces más perseverancia. Sin embargo, las pruebas por sí mismas no producen perseverancia, porque en una vida sin fe, lo que viene después es rencor y resentimiento.
Por eso, el requisito básico para desarrollar perseverancia es confiar plenamente en Jesús, es aceptar que todo lo que nos pasa fue permitido para nuestro bien. Job entendió esta enseñanza y lo expresó así: “He aquí, aunque él me mate, en él he de esperar…”.[3] Esto quiere decir que delante de una dificultad debemos reclamar menos a Dios, e insistir más en agradecer el plan de Dios para nuestra vida. Esto quiere decir que las pruebas producen perseverancia, y ésta es posible solamente en la vida de un cristiano que se deja conducir por Cristo, porque este don “se relaciona implemente con la continua y paciente dependencia del cristiano de Cristo.[4]
Otra acción necesaria para obtener el don de la erseverancia es despojarse de todo peso que obstaculice nuestro caminar en la vida cristiana. Muchas veces los actos pecaminosos entretienen al cristiano, lo perturban y hace que esté preocupado más en lo que pueda pasar y no en depender y dejarse llevar por Cristo. Tomando la ilustración de una carrera, como lo hace Pablo, es muy difícil que un corredor pueda llegar a la meta con mucho peso obre su espalda, quizá al principio avance unos metros, pero luego el cansancio, el dolor de espalda, lo hará desanimarse y dejar la pista. De la misma forma, una vida cargada de pecado pone en peligro la carrera hacia el cielo, porque el mal debilita y desanima.
Mi amigo(a), hoy podemos descansar en Jesús, dejarle todo el peso, y prestamente entrar a la carrera, porque sin peso y onfiando en la Providencia, el don de la perseverancia será nuestra y ésta nos llevará a encontrarnos con nuestro Salvador. Qué este fin de semana sean días de reiterar nuestra confianza en el plan de Dios para nuestra vida…
¡Feliz sábado!… Si Dios lo permite, seguimos el día martes…
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…
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