PEQUEÑO Y MUY PELIGROSO

“Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!” (Santiago 3:5 NVI)

Los mosquitos huelen el sudor humano (y ahora sabemos cómo)

Hay entes muy pequeños que causan mayores daños que los grandes. Un buen ejemplo es el mosquito. Este animalito es un diminuto insecto que con sus largas y finas patas se posa en nuestra piel para sacarnos la sangre. En el mejor de los casos, nos deja con una inflamación acompañada de escozor; en el peor, nos transmite enfermedades que pueden llegar a ser mortales. No obstante, nunca pasan por nuestra vida sin provocar algún incidente, simple o complicado.

El mosquito es muy pequeño, pero con características que lo tornan un enemigo que hay que temer:

Inmenso ejército: En el mundo hay más de 2.500 especies de mosquitos que, en las temporadas de crianza superan en número -después de las termitas y hormigas- a cualquier otra integrante de la fauna del planeta. Es tal la concentración de estos insectos en época de reproducción que en algunos casos pueden cambiar patrones poblacionales.[1]

Muy peligroso: El mosquito representa una amenaza para la mitad de la población del planeta. La OMS estima que cada año unas 725.000 personas mueren por causa de enfermedades transmitidas por estos insectos. Pero no sólo se trata de las muertes, las enfermedades transmitidas por mosquitos -como la malaria, el dengue, la chikungunya o el zika- pueden dejar incapacitada temporalmente a cientos de millones de personas.

No todas las especies, ni ambos sexos: Si bien en el mundo se conocen más de 2.500 especies de mosquitos, la mayoría de ellas no molestan en absoluto a los seres humanos. Sin embargo, un porcentaje de ellos, especialmente las hembras, son las que chupan sangre humana y de animales para el desarrollo de sus huevos.

Mosquito

No es una aguja, son seis: A primera vista parece simple, el mosquito introduce su probóscide, ese apéndice alargado y tubular en la cabeza del mosquito, en nuestra piel. Pero las apariencias engañan, lo que guarda dentro de esa trompa no es una, sino seis agujas. Dos de ellas tienen pequeños dientes para penetrar la piel; otras dos sirven como pinzas para mantener la piel separada; y una aguja detectar nuestras venas y succiona nuestra sangre. Y la sexta es para dejarnos las toxinas en el cuerpo, que es lo que causa la inflamación y el picor.

Entra sangre y sale agua: En la medida que el mosquito hembra va succionando la sangre, elimina el exceso de sangre por detrás. Es como si la estuviera exprimiendo para quedarse con la mayor cantidad de nutrientes para sus huevos. En promedio estos insectos pueden pasarse unos cuatro minutos chupando de nuestro líquido, y lo hacen tan fuerte que los vasos sanguíneos empiezan a colapsar y romperse, creando charcos de sangre; y cuando esto pasa, el mosquito aprovecha y toma directamente del pozo que creó.

Transporte de enfermedades: Los mosquitos que transmiten la fiebre amarilla, malaria, dengue y otros trastornos, lo hacen una vez que han saciado su sed de sangre. Justo antes de irse nos dejan como regalo el virus o el parásito con su saliva. Esto es lo que nos enferma e incluso puede matar. El virus o el parásito realmente no afectan al insecto, sólo lo usan como transporte.

Así como el mosquito, la lengua es un miembro del cuerpo muy pequeño y también muy peligroso. Con la lengua se puede bendecir o también maldecir, se puede sanar o enfermar, se puede llevar a las alturas de la satisfacción o sumergir en el pozo oscuro de las humillaciones. La palabra puede enamorar o llevarte al resentimiento, puede motivar o quitar las ganas de todo. La palabra puede sembrar vida o semillas de muerte.

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Así como los mosquitos pueden dejar larvas de enfermedades en la criatura a la cual pican, la lengua puede dejar parásitos que se pueden convertir en llagas purulentas o enfermedades mortales. Por ejemplo, estos dos: “siempre” y “nunca”. Normalmente estos dos parásitos verbales están presentes en medio de discusiones de parejas: “Siempre te olvidas de la fecha de mi cumpleaños”, “nunca me regalas nada”, “siempre llegas tarde”, “nunca tienes tiempo para mí”. “Siempre”, “nunca”, deberían ser los principales ausentes cuando se quiere arreglar un problema o abrir las puertas a la reconciliación. Pruébate la próxima vez que te encuentres comprometido en un altercado conyugal, dejando de repetir esos dos parásitos verbales, y espera resultados alentadores.

Mi amigo(a), la frase común es: “Dime con quien andas y te diré quién eres”, pero debería ser: “quiero escuchar lo que dices para decirte quién eres”. Por la lengua podemos ser blasfemos, mentirosos, ofensivos, calumniadores, asesinos, hipócritas o todo lo contrario. ¿Quién eres?, ¿quién soy? Tu lengua y la mía, tienen la respuesta.////////////.

Joe Saavedra

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[1]https://www.gatesnotes.com/Health/Most-Lethal-Animal-Mosquito-Week

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