OTRA VIDA

Nosotros no somos tan independientes como para poder vivir o morir para nosotros mismos. Al vivir o morir lo hacemos para el Señor. Sea que estemos vivos o que estemos muertos, somos del Señor” (Romanos 14:7,8 NBV)

Imagen de Víctor Escobar Prado
Víctor Escobar

El viernes pasado, se levantó la polémica en Sudamérica, cuando los medios informativos anunciaron el primer procedimiento de eutanasia[1] sobre un hombre que no padecía una enfermedad terminal, sino varias condiciones degenerativas incurables.

La muerte asistida de Víctor Escobar, un transportista colombiano de 60 años ocurrió en una institución prestadora de salud que no fue identificada por petición de la entidad. Falleció a las 9:20 pm del viernes 7 de enero de 2022 “cómo fue su deseo», informó su abogado.

Escobar padecía enfermedad pulmonar obstructiva (EPOC) e hipertensión, además había sufrido dos accidentes cerebrovasculares en 2008.

Los comentarios y puntos de vista sobre esta decisión recién empezaban a manifestarse, cuando, ayer, 8 de enero de 2022, una segunda persona colombiana que no padecía de una enfermedad terminal, Martha Sepúlveda, consiguió este sábado que le aplicaran la eutanasia.

Sepúlveda, que padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), murió a los 51 años en el Instituto Colombiano del Dolor, en la ciudad de Medellín, informó el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales en un comunicado.[2]

Martha Sepúlveda
Martha Sepúlveda

La polémica y sorpresa fue causada por el procedimiento en sí mismo que llevó a la muerte, por haberse realizado en personas que no padecían de enfermedades terminales y por falta de información. Colombia, es el único país en Sudamérica donde la eutanasia es legal desde 1997, pero no se comenzó a practicar hasta 2015. Además, este país sudamericano, junto a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, España, Canadá y Nueva Zelanda conforman el grupo reducido de países en el mundo que autorizan la muerte asistida.

La vida y la muerte es un tema de continuo debate y polémica. Por el lado de la vida, hasta ahora no hay consenso para definir cuando empieza la vida. Algunos sostienen que el feto se convierte en persona al momento del parto. Otra postura apunta al momento en el que el sistema circulatorio está plenamente desarrollado. Otros, tomando la historia del inicio de la vida en el Antiguo Testamento a través de un “soplo”, mencionan que la vida está presente cuando se desarrollan los pulmones y el feto puede respirar por sí solo.

Por otro lado, muchos grupos han considerado el momento de la concepción como el comienzo de la vida, pues toda la potencialidad de la personalidad está presente. En ese contexto, la concepción de lo que es el feto, determina el valor que le dan a la vida. Hay quienes dicen que el embrión (el término que suele usarse para referirse al producto de la concepción durante sus primeras doce semanas) no es más que una masa de protoplasma. Otros aducen que es meramente un tipo de parásito altamente especializada. Ha sido comparado con un cáncer, un tejido que crece ajeno a la madre, que el cuerpo intenta rechazar.

Por el lado de la muerte, la catalogan como tal, cuando el ser humano deja de respirar. Otros, cuando el corazón deja de latir. Algunos, cuando las funciones vitales cesan, y no son pocos los que la aceptan cuando el cerebro deja de emitir pulsaciones eléctricas.

En resumen, normalmente se cataloga la vida o la muerte como un proceso meramente físico: signos vitales, respiración, latidos del corazón, pulsaciones eléctricas y consciencia. Sin embargo, muy a parte de las definiciones físicas o los comentarios bioéticos, religiosos, científicos o filosóficos de la vida o la muerte, la Biblia nos eleva a otro plano en referencia a esos antagonistas: vida plena en Cristo.

El apóstol Pedro encuentra cuatro características de la vida plena de Cristo, y bien vale la pena mencionarlas:

  • La vida plena de Cristo es una vida de obediencia y de santidad (1 Pedro 1: 14–16). Ser escogido por Dios es entrar, no solo en un gran privilegio, sino también en una gran responsabilidad. Pedro recuerda el antiguo mandamiento que estaba en la base de toda la religión hebrea: «sean santos». Dios insistía en que Su pueblo fuera santo, porque Él es santo. El término griego para santo es haguios, y el sentido de la raíz es diferente porque pertenece a Dios. Al cristiano se le encomienda la tarea de ser diferente a los demás.
  • La vida plena de Cristo es una vida de reverencia (1 Pedro 1:17–20). La reverencia es la actitud mental de la persona que es consciente de estar en la presencia de Dios. Entonces no necesita esconderse, o mirar a todos lados para cerciorarse que nadie lo vea cuando va a actuar en contra a la voluntad de Dios, porque sabe que vive en su presencia.
  • La vida plena en Cristo es una vida de fe y esperanza (1 Pedro 1:21). El seguidor de Cristo, pasa de una vida de miedo e incertidumbre a una de paz y esperanza. El presente y futuro ya no le afligen, porque confía que su vida camina bajo la protección de Dios y Él tiene un plan mejor. Esa confianza proviene del estudio y práctica de su Palabra.
  • La vida plena de Cristo es una vida de amor fraternal (1 Pedro 1:23). Debe manifestarse en un amor a todas las personas que es sincero, cordial y firme. El cristiano es una persona que ha nacido de nuevo, la vida de Dios está en él. La característica suprema de la vida de Dios es el amor, así es que el cristiano tiene que mostrar a los demás ese amor divino.

Mi amigo(a), vivir o morir, tienen sus implicancias en cada dimensión humana. La vida o la muerte tienen repercusión directa en la existencia de hombre. No obstante, la separación abismal de esas situaciones opuestas, toman sentido o se acercan en sí mismas, cuando entendemos y optamos por experimentar, antes que todo, una vida plena en Cristo. El solo hecho de conocerlo y conocer su Palabra es una invitación sin opción a ser parte de esa vida, que es diferente, que nunca olvida la infinitud de su obligación, que vive agradecido, que se desvive por hacer felices a los demás, y que ante cualquier situación vive en la esperanza que Dios sabe lo que es mejor.

Con razón el apóstol fue preciso cuando dijo: “Sea que estemos vivos o que estemos muertos, somos del Señor”. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?

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[1]En medicina la eutanasia es la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de ésta, y en un contexto médico.

[2]https://twitter.com/DescLABcol/status/1479959785470574597/photo/1

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