OLVIDEMOS (martes 27 de diciembre de 2011)
“Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13 – 14).
A pocas horas de otro año, pensar con reflexión es importante para comenzar de nuevo. Sin embargo, el consejo completo del apóstol Pablo es: “olvidando lo que queda atrás”, es decir, pienso en todo lo que me puede ser útil para crecer y mejorar, y olvido todo aquello que me desalienta o me hace sentir sin esperanza.
Olvidar es una acción involuntaria que consiste en dejar de recordar, o de guardar en la memoria, información adquirida. A menudo el olvido se produce por el «aprendizaje interferente», que es el aprendizaje que sustituye a un recuerdo no consolidado en la memoria, y lo «desaparece» de la conciencia. Debemos recordar que uno recuerda que ha olvidado algo, es decir que sabe que tenía un conocimiento que ya no está allí, por lo tanto los recuerdos olvidados no desaparecen, sino que son sepultados en el inconsciente.[1]
A pesar que olvidar es una acción involuntaria, tenemos la opción de tomarla y dejar atrás lo que lastima o estorba para progresar. No podemos decidir el momento en que olvidaremos alguna experiencia, pero si podemos decidir que algún recuerdo triste no nos lastime o nos haga retroceder. En el campo espiritual, el pecado es la principal razón para desanimarse y vivir sin esperanza. Satanás, que conoce a milímetro el compartimiento humano, aprovecha todo instante para recordarnos que nuestras acciones pecaminosas nos desacreditan para el cielo y que la suciedad que nos manchó no está en armonía con la pureza de la santidad de Dios, y lo triste es que muchos escuchan la voz del enemigo, recuerdan su pasado y se alejan de Dios. No obstante, el consejo bíblico es, olvida lo que queda atrás recordando que a través de Jesucristo recibes el perdón y la oportunidad de merecer la recompensa de una vida limpia ahora y en la eternidad.
Mi amigo (a), a pocos días de un año nuevo ¡olvidemos los errores del pasado!, miremos arriba y veamos lo que Dios ha hecho por nosotros. “Es deber de toda persona que profesa ser cristiana mantener sus pensamientos bajo el control de la razón, y obligarse a ser animosa y feliz. No importa cuán amarga pueda ser la causa de su pena, debiera cultivar un espíritu de reposo y quietud en Dios. El descanso que está en Cristo Jesús, la paz de Cristo, ¡cuán preciosa es! ¡Cuán sanadora es su influencia, cuán suavizadora es al alma oprimida! No importa cuán oscura sea su perspectiva, albergue un espíritu de esperanza para bien. Mientras que el buen ánimo, una aceptación calmada y la paz contribuirán a la felicidad y salud de otros, serán también del mayor beneficio para uno mismo. La tristeza y el hablar de cosas poco gratas estimulan las escenas desagradables, las que a su vez hacen repercutir sobre uno mismo su efecto pernicioso. Dios desea que olvidemos todas estas cosas, que no miremos hacia abajo sino hacia arriba. ¡Hacia arriba!”[2]
¡Que tengas un buen día!… ¡Olvidemos lo que queda atrás!
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
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