OBEDIENTES (lunes 07 de noviembre de 2011)
“Fui en obediencia a una revelación, y me reuní en privado con los que eran reconocidos como dirigentes, y les expliqué el evangelio que predico entre los gentiles, para que todo mi esfuerzo no fuera en vano” (Gálatas 2:2 NVI)
La experiencia de Pablo, está marcado por la obediencia a Dios. Desde el momento que se encontró frente a frente con Jesús, él se alineó a la voluntad de su Creador. La prueba de esto él mismo lo comenta: “…fui obediente a una revelación”, en alusión a ese momento en que Dios lo llamó y él dejando todo obedeció.
La obediencia es el acto de cumplir con las órdenes o instrucciones de un superior. En la Biblia el término hebreo más común es shama que “significa ‘prestar oído, escuchar, oír’, pero en algunas ocasiones se traduce como ‘obedecer’”.[1] Entonces un verdadero cristiano es obediente, es decir, está presto a escuchar los consejos y órdenes de su Dios y llevarlos a la práctica.
Asimismo, el acto de obedecer es el resultado del reconocimiento de la sabiduría de Dios y que su amor busca nuestro bienestar. Todo esto nos lleva a amarlo, entonces se produce la amalgama perfecta: “obedecemos porque amamos”, y esto nos lleva a una vida de bendición. Elena de White afirma: “Cristo tiene descanso para todos los que quieran llevar su yugo y aprender su humildad y mansedumbre de corazón. Aquí se nos enseña sujeción y obediencia, y en esto hallaremos descanso. Gracias a Dios porque en la humildad y la obediencia podemos encontrar justamente lo que tanto necesitamos, el descanso que se encuentra en la fe y la perfecta confianza. No debemos hacernos yugos opresivos para nuestro cuello. Tomemos el yugo de Cristo y andemos junto a él con entera obediencia”.[2]
La obediencia es una marca distintiva del cristiano, sin él el testimonio del cristianismo se ve negativamente afectado. Cuando los que se llaman seguidores de Cristo, no se comportan como él manda o no se someten a su voluntad, entonces lo esfuerzos por conquistar corazones para Cristo se tornan vanos. Mi amigo (a), ¿estás obedeciendo a Dios?, ¿estás alineado a su voluntad?, o para ser más exactos, ¿cómo estás viviendo?, ¿cómo están tus hábitos de salud?, ¿cómo va tu relación diaria con Dios?, ¿cuánto tiempo le das a tu compromiso misionero?, ¿cumpliste con tus objetivos cómo líder de iglesia?, estas preguntas son algunas que te pueden mostrar tu nivel de obediencia.
¡Qué este día sea de total obediencia a Dios!
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…
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