OBEDIENCIA
“Después tomó el libro del pacto y lo leyó ante el pueblo, y ellos respondieron: —Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho, y le obedeceremos” (Éxodo 24:7 NVI)
La obediencia es una característica trascendental en la vida de un hijo de Dios. La responsabilidad más grande que debería considerar un padre es enseñar a obedecer a sus hijos. Con razón Elena de White dice: “La primera preocupación de los padres debería ser establecer un buen gobierno en la familia. La palabra de los padres debería ser ley, y excluir toda disculpa o evasiva. Los niños, desde su misma infancia, deberían ser enseñados a obedecer implícitamente a sus padres”.[1] Además esa obra debería ser considerada como un privilegio. “No debiera haber para vosotros obra tan importante que os impida dedicar a vuestros hijos todo el tiempo que sea necesario para hacerles comprender lo que significa obedecer al Señor y confiar plenamente en él”.[2] Una generación de niños obedientes a sus padres y a Dios, dará como fruto una generación de hombres leales y consagrados al servicio de Dios.
El término “obediencia” en un sentido bíblico es el “acto de cumplir con las órdenes o instrucciones de un superior”.[3] Esta palabra deriva del idioma hebreo y el término es “shama” que puede significar “prestar oído, escuchar, oír”, pero en algunas ocasiones se traduce como “obedecer”.[4] Un ejemplo de la Biblia dice: “Ahora bien, hijo mío, escúchame bien, y haz lo que te mando”.[5] En síntesis, la obediencia es el camino a una vida de bendición. Si obedecemos la Palabra de Dios entonces preparamos el camino hacia la prosperidad en todos los sentidos, con razón Moisés escribió: “Si ustedes obedecen fielmente los mandamientos que hoy les doy, y si aman al SEÑOR su Dios y le sirven con todo el corazón y con toda el alma, entonces él enviará la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino y el aceite”.[6]
Por el contrario, si no aprendimos a obedecer, o la desconfianza a la Palabra de Dios nos lleva a torcer nuestros caminos y hacer nuestra voluntad, nos adentramos a una vida de amargura e inseguridad. En este asunto Moisés también exhorta: “Y tú, que como pueblo fuiste tan numeroso como las estrellas del cielo, quedarás reducido a unos cuantos por no haber obedecido al SEÑOR tu Dios”.[7]
Mi amigo (a), delante de ti se encuentra una vida de abundancia y seguridad, y esa bendición es posible cuando repitas, como lo hizo el pueblo de Israel, delante de Moisés: “Haremos todo lo que el SEÑOR ha dicho, y le obedeceremos”. ¡Allí radica el secreto de una vida victoriosa!. “A medida que la verdad convierte al hombre, comienza la transformación del carácter. Como resultado de la obediencia se produce el aumento de la comprensión. La mente y la voluntad de Dios llegan a ser las suyas, y al buscar permanentemente el consejo de la Deidad, el discernimiento crece en forma constante. Bajo la dirección del Espíritu de Dios se produce un desarrollo general de las facultades mentales que son consagradas a él sin reservas”.[8]
¡Vivamos en obediencia a Dios!
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
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hay momentos que solo tienes que obedecer……………..
SEÑOR AYÚDAME A CUMPLIR TU ORDEN…………….
hoy tengo que hacer algo mas……………