NO TE ACOMODES

“… en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos…” (Efesios 2:2-3 NVI)

Estuve leyendo las informaciones sobre la liberación de Amanda Berry, Gina DeJesus y Michelle Knight, las tres mujeres que fueron secuestradas y encerradas por dark10 años en un barrio paupérrimo de Cleveland (EE UU). Los detalles que se van develando no dejan de horrorizar y conmover al mundo, y confirman lo traumático de experimentar un secuestro, especialmente cuando dura mucho tiempo. Entre los comentarios que leía, el Jesús Miranda Páez, me llamó la atención, especialmente el título de su artículo: “Una adaptación necesaria”. Este psicólogo exponía la idea de una presión psicológica que deja una profunda huella, especialmente porque, fue una situación bastante prolongada. “Esas mujeres han estado privadas de su red social, de sus amistades, familiares y figuras relevantes para cubrir sus necesidades psicológicas. Cabe pensar que habrán vivido momentos de desesperación que habrán podido poner en duda sus ganas de seguir viviendo; pero sobrevivieron…”,[1] porque “nuestro sistema cognitivo tiende a protegernos de una realidad que no queremos. En una situación anormal y que no hemos vivido antes tendemos a buscar algo en nuestro repertorio de conductas que nos pueda ayudar a satisfacer nuestras necesidades psicológicas. Pero al no encontrar nada que nos ayude a afrontar la situación, nuestro propio sistema cognitivo tiende a desarrollar lo que podríamos llamar conductas creativas para intentar protegernos de una realidad que no queremos, que no nos gusta… en resumen, nuestra mente tiende a aproximar la realidad que percibe a como nos gustaría que fuese”.[2] Es decir, las tres chicas secuestradas “pueden haber establecido una cierta relación con su secuestrador, donde juega la ambivalencia de la necesidad de tener contacto para sobrevivir y las ganas de recuperar la libertad. Digamos que necesariamente ha tenido que existir una acomodación a la situación para poder seguir adelante”.

En la meditación anterior, comparamos la experiencia de un secuestro a la condición en el que viven los seres humanos. El Diablo ha secuestrado al mundo y todo lo que hay en él. Por esta razón, no es extraño adolecer angustias, dolor, abusos, injusticias, desesperación y muerte. Entonces, si una persona secuestrada por mucho tiempo, tiende a  buscar la forma de sobrevivir acomodándose a su situación, quizás nosotros también que pasamos por un secuestro que está durando miles más de seis mil años, podríamos intentar sobrevivir, entrando en relación con nuestro secuestrador, servirle voluntariamente y acomodarnos a una vida pecaminosa. Por eso el apóstol Pablo nos recuerda que a pesar de las cadenas de pecado que nos atan, no podemos vivir en relación al mal, ni mucho menos acomodarnos al pecado, porque tenemos un Libertador, las palabras textuales son: “… en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia. En ese tiempo también todos nosotros vivíamos como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra propia voluntad y nuestros propósitos…”, pero ya no podemos vivir así, porque Dios “que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!”.[3]

handinworshipMi amigo (a), el llamado esta mañana es a no perder la fe, a no acomodarnos al pecado y no entrar en relación con el Enemigo de Dios, nuestro secuestrador. Es cierto que vivimos momentos traumáticos, cómo un secuestro, y eso que es “principio de dolores”, pero no debemos desanimarnos, ni perder la esperanza, porque en ese estado, viviremos como nuestro secuestrador quiere, “sucios y enredados con el pecado”. Recuerda que todo esto tiene un final, porque los secuestros también tienen relación a los rescates, y ya se viene uno de magnitudes cósmicas, ya viene El Salvador, eso dice Las Escrituras, y es cierto: “Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir”.[4]

¡No entremos en relación con nuestro secuestrador, ni nos acomodemos a sus exigencias, esto ya se acaba!

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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