NADA DE MENTIRA, NADA DE VERDAD (martes 14 de febrero de 2012)

“Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz”. (Lucas 8:16 NVI)

Las dos formas en que el enemigo puede confundir y desviar a la iglesia hacia el error, son  introduciendo mentiras y mezclando la verdad con el error. Sin embargo hay una tercera forma, que le está reparando mucho éxito, inclusive muchos cristianos son colaboradores de esta estrategia, aunque piensan que todo está bien con ellos.

Los que forman el equipo de esta tercera forma, son llamados los neutrales, aunque ni ellos mismos saben que tienen ese calificativo. Son los que no se hacen problemas con nada,  los que evitan tener contacto con el error pero también dejan a un lado la verdad. Éstos muchas veces son puntuales, tienen cargos en la iglesia, son hermanos de mucha experiencia, y están listos para rechazar cualquier mensaje disidente, aunque también no les interesa estudiar la verdad y mucho menos predicarla. La tercera forma de introducir mentiras en la iglesia, es “taparse” los oídos a la mentira, aunque en esa acción tampoco escuchan la verdad y en consecuencia tampoco la enseñan y su misión de llevar esperanza queda relegada a un último lugar.

El no querer saber nada con la mentira y a la vez desoír la verdad, es peligroso para el desarrollo armonioso de una iglesia sana, que desea crecer y madurar. Si no deseamos nada con la mentira, pero a la vez tampoco nos sostenemos de la verdad y la predicamos, entonces le estamos preparando el camino al error, y los falsos maestros harán su obra eficientemente. Las tinieblas prevalecen  cuando no hacemos nada por disiparlas, solamente las tinieblas huyen cuando enciendes una luz y la mantienes encendida. Con razón  el doctor  Lucas enfatiza  que “nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz”. Porque la forma más segura de expulsar la oscuridad es manteniendo las lámparas encendidas. La luz en lo alto, representa la verdad que debe ser estudiada y predicada, esta es la única forma de hacer frente al error y denunciarla.

Es interesante ver personas que piensan que son “cristianos verdaderos”, por el simple hecho de estar puntuales en la iglesia y no faltar a ningún culto regular, o porque cantan en el coro y lideran la iglesia se consideran del verdadero pueblo de la verdad, pero la realidad es otra, porque el estudio de la Biblia y la proclamación del evangelio no es su prioridad, ni lo tienen resaltado en su agenda de vida.  Son los hermanos de “nada con la mentira… y nada con la verdad”. Elena de White menciona lo siguiente: “En el juicio final, los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad”,[1] y nadie predica de lo que no sabe.

Mi amigo (a),  “nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz”, le error huirá cuando te atrevas a conocer la verdad y predicarla. ¿Hace cuánto tiempo no tienes un estudio profundo de la Palabra de Dios?, ¿hace cuánto tiempo no le enseñas la verdad a un amigo o familiar?… preguntas elementales que definen a los que no “quieren nada con la mentira… pero tampoco con la verdad”…

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Patriarcas y Profetas, págs. 35- 38

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