MUY RÁPIDO
“…aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el hombre al cual yo había visto en visión al principio, voló rápidamente y me tocó, como a la hora del sacrificio del atardecer…” (Daniel 9:20–21 RVA)
Usain Bolt, es un atleta jamaicano próximo a cumplir 27 años. Es “especialista en pruebas de velocidad. Ostenta cinco títulos mundiales y seis olímpicos, y posee además los récords mundiales de los 100 y 200 metros lisos, y la carrera de relevos 4×100 con el equipo jamaicano. Es uno de los siete atletas que en la historia han ganado títulos en las categorías juvenil, junior y absoluta”.[1] Sus últimas victorias, lo catapultan cómo el atleta más rápido de la tierra. “El año 2008, implantó su primer récord mundial en los 100 metros lisos con 9,72 s, y culminó el año con otras marcas absolutas en esa misma prueba, en los 200 metros y en la carrera de relevos 4×100 con el equipo de Jamaica, con registros de 9,69 segundos; 19,30 segundos; y 37,10 segundos respectivamente, durante los Juegos Olímpicos de Pekín. Tales hazañas le consagraron como el primer atleta en ganar tres pruebas olímpicas desde Carl Lewis en 1984. En 2009 superó sus propios récords absolutos de 100 y 200 metros lisos con registros de 9,58 y 19,19, respectivamente, durante el campeonato mundial de Berlín, siendo el primer atleta en ostentar los títulos mundiales de los 100 y 200 m lisos tanto en el campeonato mundial como en Juegos Olímpicos… En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el 11 de agosto, estableció un nuevo récord mundial en el relevo 4×100 metros con registro de 36,84 segundos. Además superó el récord olímpico en los 100 metros lisos tras ganar la final con un tiempo de 9,63, estableciendo la segunda mejor marca de la historia, y también triunfó en los 200 metros, siendo el primer atleta en ganar la medalla de oro olímpica en dos juegos consecutivos en ambas pruebas”.[2] Definitivamente es el hombre más veloz del globo, y con razón lo llaman el «Lightning Bolt»,[3] porque aparece y desaparece en segundos.
Sin embargo, ni Bolt, ni ningún otro atleta humano puede ser más rápido que un ángel. “El vocablo gr. ánguelos, del que procede nuestro castellano ángel, significa primordialmente «mensajero», como el correspondiente hebr. Malákh”,[4] además, es “un ser celestial creado antes del hombre y dotado de poderes especiales, cuya función es, en primer lugar, enaltecer el nombre del Todopoderoso; y, en segundo lugar, trabajar en pro de los que han de heredar la vida eterna”.[5] Dentro de sus poderes especiales, hay uno que se manifiesta notablemente en la experiencia de Daniel con el ángel Gabriel: “rapidez asombrosa”. El profeta, había quedado perturbado por la visión de las tardes y mañanas que no había sido explicado por el mismo Gabriel (capítulo 8), no obstante, una tarde, deseoso de encontrar respuestas a sus inquietudes, pudo presenciar esa habilidad angelical: “… estaba yo hablando y orando -confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, presentando mi ruego delante de Jehovah mi Dios por el santo monte de mi Dios-; aún estaba hablando en oración, cuando Gabriel, el hombre al cual yo había visto en visión al principio, voló rápidamente y me tocó, como a la hora del sacrificio del atardecer. Vino y habló conmigo diciendo: ‘Daniel, ahora he venido para iluminar tu entendimiento. Al principio de tus ruegos salió la palabra, y yo he venido para declarártela…’”.[6] ¡Qué oportuna la respuesta de Dios para responder el clamor de su siervo, y que rapidez del ángel para llevar la respuesta!
Henry y Lacueva, comentan sobre esto: “Antes que se levantase de sus rodillas y cuando quizás estaba dispuesto a seguir implorando con vehemencia, le vino del cielo la respuesta. Así se cumplía lo que Dios había dicho por Isaías (Isaías 65:24): «Mientras aún estén hablando, yo habré oído»”.[7] Dios no tarda en responder el clamor de un hijo que suplica socorro, el mismo término “voló rápidamente”, podría ser literalmente “voló con fatiga”, es decir, “se mueve rápidamente, como uno sin aliento y cansado de correr velozmente”,[8] porque tiene urgencia de llevar una respuesta tan esperada o de dejar un encargo que se aguarda con expectativa.
Mi amigo (a), Dios nunca deja una súplica sin respuesta. Él oye y responde, pero la respuesta está dentro de los parámetros divinos, es decir, Dios sabe, en que momento la respuesta será oportuna, y cuando ese momento llega, es rápida y eficaz, y de eso se encargan los ángeles. Nadie es más rápido que un ángel llevando la respuesta a las plegarias de un hijo de Dios, no existe hombre alguno que pueda romper el récord de un ángel, que cómo un relámpago, se presenta en el mismo rincón de un ser necesitado de un auxilio urgente. Dios no falla, no se demora y esto lo garantizan los seres divinos, porque cómo en el caso de Daniel, él ángel no esperó el final de la oración para llegar con la respuesta, porque el socorro divino ya estaba en camino. ¡Tú también puedes experimentar el auxilio divino, oportuno y veloz!///
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
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[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Usain_Bolt
[2] Ibid.
[3] Rayo Bolt
[4] Francisco Lacueva, Diccionario teológico ilustrado (Tarrasa, Barcelona: Clie, 2001), 52.
[5] Claudionor Corrêa de Andrade, Diccionario Teológico: Con un Suplemento Biográfico de los Grandes Teólogos y Pensadores (Miami, FL: Patmos, 2002), 40.
[6] Daniel 9:20–23 RVA
[7] Matthew Henry y Francisco Lacueva, Comentario Bíblico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 965.
[8] Francis Brown, Samuel Rolles Driver, y Charles Augustus Briggs, Enhanced Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon (Oak Harbor, WA: Logos Research Systems, 2000), 419.