MUY COSTOSO
“Ustedes fueron comprados por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie” (1 Corintios 7.23, NVI)
Esta mañana, en el computador, le daba una mirada a los titulares de algunos periódicos serios. Una noticia fuera de lo común me hizo detener mi escrutinio. Resulta que un jeque árabe le hizo una oferta de compra, al presidente José Mujica del Uruguay, por su auto. Quizás eso no sea noticia, pero sorprende porque le ofreció un millón de dólares. Pero es más sorprendente, porque no se trata de un súper auto lujoso, sino de un viejo Volkswagen Fusca.[1] Según publicó este jueves el semanario Búsqueda, la oferta se hizo cuando Mujica estaba en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) para la cumbre del G77.
Sin embargo, esto podría haber sido simplemente una broma entre jefes de estado, pero según el mismo semanario, Mujica también recibió una oferta del embajador de México, Felipe Enríquez, quien le ofreció diez camionetas a cambio del Fusca celeste. Este viejo auto se ha hecho famoso, porque el jefe de estado uruguayo no se moviliza en el auto presidencial, sino en el Volkswagen.
El presidente uruguayo también quedó absorto frente a estas ofertas y declaró esto a la prensa internacional: «Me sorprendió un poco todo esto y al principio dudé y no le di tanta importancia. Pero después me llegó otra propuesta y me lo tomé un poco más en serio». Si la venta se concreta, dicen los asesores de Mujica, él donará ese dinero a alguna universidad local o a algún proyecto que beneficie a los más pobres de su país.
Que sorprendente esta compra-venta, alguno diría es una locura, sin embargo, este pago, no se compara, al precio inigualable que pagó Cristo por nuestras deudas. Mateo 18.23 al 34, es una buena parábola para poder entender la deuda que el pecado cargó sobre la vida del ser humano. La deuda era de miles y miles de monedas de oro, la Biblia no específica la cantidad exacta, porque simplemente era impagable. De la misma manera, el ser humano no puede arreglar el asunto del pecado, el pago de esa deuda no está a su alcance. Puede hacer tantos intentos pero solo logrará frustrarse porque aunque quiera librarse de ese peso, el pecado está en su propia sangre. El apóstol Pablo es acertado cuando explica esto: “De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Y si hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace sino el pecado que habita en mí”.[2] El pecado que ha traído maldad, desesperanza y muerte, es parte de la experiencia humana, el hombre está condenado a esa vida, sin salida, sin respuestas, solo una que le dice: “Paga y estás libre”.
El hombre no puede, pero Jesús es suficiente, abre su chequera y subsana la deuda. No obstante, la ilustración queda corta, porque la chequera es su sangre, es su cuerpo, es su propia vida. Imaginar el pago, es contemplar “la cruz y la víctima alzada en ella”, es “mirad aquellas manos horadadas por los crueles clavos. Mirad sus pies clavados a la cruz. Cristo llevó nuestros pecados en su propio cuerpo. Ese sufrimiento y esa agonía son el precio de nuestra redención. Fue dada esta orden: ‘Líbralos de perecer eternamente. Yo he hallado rescate’”.[3]
Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, el pecado es parte de nuestra existencia, no podemos librarnos de ella. Las cosas más horribles son maquinadas en nuestro mismo ser, porque cada célula está programada para eso. Esa es la desgracia del mal que no podemos solucionar, y que nos ha convertido en esclavos sin opciones. Pero hay esperanza de libertad en Jesucristo, la Biblia lo afirma: “Ustedes fueron comprados por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie”./////.
Desde mi rincón de poder…y un poquito antes del retorno de Cristo…
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[1] http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2014/11/141106_ultnot_mujica_fusca_ac
[2] Romanos 7.19–20 NVI
[3] Testimonios para la iglesia, Tomo 6, 477.