¿MONOPOLIO DE LA VERDAD? (Jueves 10 de noviembre de 2011)
“El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa…” (Hebreos 1:3 NVI)
No existe un solo hombre, o un grupo de personas en esta tierra que sean dueños de la verdad, tampoco un lugar o rincón exclusivo donde vayamos a encontrarla. La verdad es independiente del hombre, la exclusividad la tiene Jesús, porque el “Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa…” y Él es la verdad.[1]
Cualquiera que desea encontrarse con la verdad debe obligatoriamente obtenerla de Dios, no de ningún hombre, cómo Pablo, Pedro y muchos apóstoles que la recibieron. Esto significa que Dios utiliza al hombre para ser un portavoz o un canal de la verdad, pero el Dador es Él. Queda claro que ni hombres, ni cifras, ni escritos determinan que es la verdad.
Asimismo, la verdad no se torna más poderosa o mejor aceptada en las voces de miles de “príncipes e iluminados” que en la boca de un solo obrero. Además, no hay más evidencia de poseer la verdad, y en mayor grado, en el hecho de que muchas personas profesen tenerla, que en el caso que uno solo pretenda tenerla. La única seguridad es que cada persona puede obtener la cantidad de verdad que puede utilizar y que reconocerá que esa verdad viene de Dios. Jesús dijo: “El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta”.[2]
En este contexto, si no existe la exclusividad de la verdad en personas, tampoco la habrá en un determinado lugar. El hecho de que en cierto lugar se presentó la verdad, no prueba que solo allí solamente la vayamos a encontrar, o que si en cierto mueble o utensilio se impartió la verdad, debemos estar siempre cerca a ellos para recibirla. Ese fue el problema de la Iglesia de Roma, que consiguió erigirse como la más importante, cuando los impíos comenzaron a ver lugares y personas en vez de mirar al cielo y a su Dador.
Mi amigo (a), la verdad no es exclusividad de personas o de lugares, la verdad está a tu disposición en Cristo Jesús, y en la medida en que la pidas y la busques la hallarás. Entonces, no dirás: “tal o cual persona dice la verdad, porque en el lugar que congrego no predican así”, tampoco dirás: “vamos a ese lugar porque allí si predican la verdad”, más bien buscarás con corazón humillado la verdad pura y escucharás con alegría al obrero que en tu grupo pequeño o en tu iglesia te presenta la verdad que en oración la buscó. Pide con devoción la verdad, búscala hasta encontrarla porque la verdad te dará libertad.[3]
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…
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