MILAGROS
«—Hice un milagro y todos ustedes han quedado asombrados” (Juan 7:21 NVI)
La misión de Cristo en la tierra tenía un principal propósito: rescatar al ser humano atrapado por el pecado. Él mismo resumió su ministerio de la siguiente forma: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor”.[1] Parte de ese ministerio estuvo acompañado de hechos asombrosos, como un cojo que se puso a correr como un niño, un ciego contemplar emocionado un atardecer o un muerto volver a respirar. Todos estos hechos causaron asombro a la gente que pudieron presenciarlos, y los llamaron milagros. Jesús mismo comenta esto: «—Hice un milagro y todos ustedes han quedado asombrados”.
Una definición de milagro dice que es un “evento que parece desafiar toda explicación racional, involucra la superación de las leyes naturales conocidas o la intrusión de lo sobrenatural en el reino de lo natural, y es atribuido a la intervención divina. En el sentido de un evento que es incomprensible, lo que es milagroso para una edad se torna en lugar común para otra. No obstante, si Dios es soberano de toda la creación, es lógico suponer su libertad y poder de intervenir en ella. Jesús apoyó y confirmó su predicación con m para excitar y robustecer la fe de los oyentes, pero no para ejercer coacción sobre ellos”.[2]
Entonces un milagro involucra hechos sobrenaturales, asombrosos, que no se pueden explicar fácilmente. Sin embargo, hoy cómo en el pasado podemos contemplar milagros más grandes, incomprensibles, sobrenaturales y asombrosos: “la conversión de una persona”. Elena de White comenta que “la conversión del alma humana no es de pequeña consecuencia. Es el mayor milagro realizado por el poder divino. Los resultados reales se alcanzan al creer en Cristo como Salvador personal”.[3] Ver personas que renuncian a una vida de pecado, a las comodidades de este mundo, a sus más grandes temores y corren a Jesús, son hechos asombrosos, incomprensibles y sobrenaturales.
Mientras escribo esta reflexión, me encuentro en un hotel camino a casa, maravillado de haber presenciado muchos milagros asombrosos. Todavía queda en mi cuerpo la adrenalina de haber levantado en una mano la Biblia y con la otra, invitar a jóvenes a correr a los brazos de Jesús. No puedo explicar las lágrimas que he visto, los gritos de alegría a sentirse libres, las sonrisas de satisfacción después de la entrega, y la paz de los ojos. Solo puedo decir, que los milagros no tienen explicación, solo se aceptan, se alaban y se ruega estar en el momento justo para presenciarlos.
Mi amigo (a), todos somos llamados a presenciar los mayores milagros que no se pueden explicar. Solamente toma una Biblia en una mano, con la otra llama y con autoridad expresa: “ven a Jesús”. Quedarás asombrado de lo que vas a ver.
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
Ubícame en mi página web: www.poder1844.org
BUENA JOE, ESTAN BUENAS LAS MEDITACIONES, SOLO UNA SUGERENCIA, DALE MAS ILUSTRACIONES ACTUALES, ALGO ASI COMO LA MATUTINA DEL 2004 -UN NOMBRE NUEVO-, BENDICIONES AMIGO
Me impactó y me gustó mucho la pintura. ¿Alguien tendra el dato de cómo se llama el cuadro o donde se puede mirar?