MENTES ATRAPADAS
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30 NVI)
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Revisando los registros de la historia universal, nos enteramos que durante la Segunda Guerra Mundial, el embargo de alimentos de las tropas nazis provocó una hambruna catastrófica en los Países Bajos. Las secuelas de ese periodo marcaron para siempre la salud de los fetos que se estaban gestando en los vientres de las hambrientas embarazadas. Esa terrible experiencia que permitió a la ciencia entender mecanismos del desarrollo humano y su genética que de otro modo hubiera sido imposible, se conoce como “experimento natural”. En otras palabras, es una experiencia que no podemos controlar, pero que afecta decisivamente a los sujetos y permite estudiar las consecuencias.
Otro buen ejemplo sucedió, pero con resultados positivos, cuando Pekín decidió reducir drásticamente la contaminación para no perjudicar a los Juegos Olímpicos de 2008. Ese experimento natural permitió observar que los bebés gestados en ese periodo sin gases contaminantes nacieron mucho más saludables que los anteriores.
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Sin embargo en la actualidad, el mejor ejemplo de un experimento natural, son los miles de millones de personas que están viviendo en carne propia un confinamiento obligatorio a causa de COVID-19, con una peculiaridad que lo torna más interesante e intrigante: es a escala mundial. Asimismo, miles de investigadores, de todas las disciplinas, se han lanzado a aprovecharlo.
Ya los resultados preliminares, van coincidiendo que el confinamiento preventivo y la paralización obligada de las actividades comunes de la sociedad mundial, marcará para siempre nuestras vidas. Asimismo, durante los próximos años se publicarán estudios analizando este periodo por las consecuencias políticas, económicas, en el consumo, las relaciones sociales y psicológicas. Sin embargo, estás últimas, quizás sean las más importantes, porque en el cerebro se gestan las ideas, los propósitos, decisiones y la forma de enfrentar la vida.
Entonces, ¿habrá consecuencias en la fe y las creencias de las personas? Es inevitable que todo se altere para bien o mal, para un crecimiento o decadencia espiritual, porque el centro de la fe y las creencias están en la mente humana. No es extraño encontrar en la Biblia aseveraciones tales como: “Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos”[1] ó “por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”.[2] Y el término “corazón” apunta al centro de comando del ser humano: la mente.

Alfredo Rodríguez y su equipo de la Universidad Complutense, fue de los primeros en dar a conocer su trabajo preliminar sobre la psicología de los confinados en España: ya en la primera semana se observaban mayores índices de ansiedad, depresión, estrés y problemas de sueño. Y esos índices se elevaron especialmente por la enorme preocupación de la situación laboral y la incertidumbre sobre el futuro.[3]
Estos primeros estudios también revelaron que el factor socioeconómico era un punto determinante en los niveles de ansiedad y depresión. Rodríguez menciona que las personas con jardín tienen significativamente menos niveles de ansiedad y depresión. No obstante, este hecho seguramente está relacionado con la posibilidad de pasear al aire libre y estar expuesto al sol y vitamina D, pero es un asunto de clase social, porque una familia con jardín o con un parque verde, seguro y aseado es más probable que tenga una situación socioeconómica más holgada.
Asimismo, otro punto principal determinante, que afecta la salud mental, especialmente a los más jóvenes y que no mide clase social, es el uso indiscriminado de aparatos electrónicos. Ya estudios anteriores han revelado que el uso desmedido del celular o las pantallas electrónicas (entiéndase como desmedido más de tres horas por día) sin un descanso mental y actividad física, provocan desórdenes del sueño, alteración de los estados de ánimo, estrés y vida inactiva que puede desencadenar enfermedades alimenticias y obesidad mórbida, ¿cuanto más estos días, si a las horas aparentemente normales que un adolescente usaba su teléfono inteligente o su computadora, deben aumentarse 4 ó 5 horas de nuevas clases virtuales y sus consecuentes tareas?, que “para variar”, son investigaciones frente a una pantalla.

Si no aprendemos de estos experimentos naturales, no nos sorprenda que en poco tiempo seamos parte de una sociedad alterada psicológicamente y una generación de jóvenes mentalmente descontrolados. Y por sobre todo, una generación de cristianos menos comprometida con la fe, más distanciada de sus creencias, con la mente embotada y trastornada que se desconectó de la fuente de vida y paz: Cristo Jesús.
Con razón el profeta Marcos, no escribe estas palabras como una opción sino como el mandamiento principal: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Y en este texto aparecen juntos los términos “corazón”y “mente”, para enfatizar la importancia del centro de comando en la vida del ser humano: El cerebro.
El termino “corazón” apunta en un sentido fisiológico como el órgano central del cuerpo del hombre, que controla especialmente las emociones y las pasiones.[4]Y “mente” en su sentido básico, apunta al control del cerebro sobre el pensamiento y la reflexión.[5] En consecuencia, una mente saludable, que recibe el alimento adecuado, que descansa adecuadamente y con sus células cerebrales oxigenadas por un cuerpo activo, entonces está en condiciones óptimas para entrar en conexión con lo divino y asimilar los mensajes oportunos que como nutrientes fortalecen la vida espiritual que confía y espera en el Señor.
Apreciado(a) compañero(a) de fe, los investigadores están sacando provecho de este experimento natural para sus estudios y publicaciones en beneficio de la ciencia. No me queda duda que los ángeles malignos también, porque una mente insana o agotada, no prestará oído a los mensajes de salvación y vida eterna, ni se percatará de las horas finales que está viviendo. En esa condición es presa fácil para la incredulidad y cualquier tentación.

Frente a esta realidad, los padres, líderes y maestros cristianos ¿no deberíamos considerar con mayor seriedad este experimento natural de tal forma que tomemos las acciones y precauciones pertinentes para preparar a nuestros hijos y a la Iglesia a encontrarse con Jesús?
De nada vale un buen mensaje ó una profecía del fin bien interpretada que llegue a una cabeza desconectada del cielo. Cristo viene por un pueblo sano de cuerpo… y de mente. ¿Qué piensas… qué decides?//////////.
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…
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[1]Proverbios 3:1 NVI
[2]Proverbios 4:23 NVI
[3]https://elpais.com/ciencia/2020-04-17/tristes-generosos-enamorados-insomnes-somos-ratones-de-laboratorio-en-un-experimento-natural.html
[4]Friedrich Baumgärtel and Johannes Behm, “Καρδία, Καρδιογνώστης, Σκληροκαρδία,” ed. Gerhard Kittel, Geoffrey W. Bromiley, and Gerhard Friedrich, Theological Dictionary of the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964–), 608.
[5]Johannes Behm and Ernst Würthwein, “Νοέω, Νοῦς, Νόημα, Ἀνόητος, Ἄνοια, Δυσνόητος, Διάνοια, Διανόημα, Ἔννοια, Εὐνοέω, Εὔνοια, Κατανοέω, Μετανοέω, Μετάνοια, Ἀμετανόητος, Προνοέω, Πρόνοια, Ὑπονοέω, Ὑπόνοια, Νουθετέω, Νουθεσία,” ed. Gerhard Kittel, Geoffrey W. Bromiley, and Gerhard Friedrich, Theological Dictionary of the New Testament (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964–), 963.