MÁS VALE LLORAR
“Vale más llorar que reír; pues entristece el rostro, pero le hace bien al corazón” (Eclesiastés 7:3 NVI)

Durante estas últimas semanas he llorado más de lo habitual. Perder amigos, escuchar que otros están luchando por su vida, te arrancan lágrimas de pena e incomprensión. Pero durante estos últimos días he percibido una gran diferencia: una cosa es saber de la covid-19 y otra, toparte con ella.
Podemos escuchar sirenas de las ambulancias que avanzan a toda prisa para llegar al hospital más cercano porque una vida está en peligro, también enterarnos que algunas amistades fueron internadas de emergencia porque ya no pueden respirar, y esos hechos entristecen. Pero es distinto, cuando una persona que amas, con la cual compartes tu techo, tenga que ser internada y decirle: “nos vemos pronto”, sin la certeza que eso sucederá. Y ésta experiencia te lleva a un rincón a quedarte en silencio, a pensar, orar y llorar.
Con razón nuestro Creador, nos ha dejado en su Palabra, algunas verdades que parecen contradictorias, pero contienen llaves que abren las puertas del entendimiento y del consuelo. ¿Vale más llorar que reír? Quizá el llanto por una buena noticia o un logro pueda ser esperado, pero ¿quién quiere llorar o a quién le gusta llorar? No nos dejemos llevar por la primera impresión que deja ese texto, más bien, descubramos la llave.
Definitivamente ese versículo nos lleva a entender a las lágrimas de dos ángulos: (1) Natural. (2) Espiritual. Cuando hablamos del ámbito natural, nos referimos a las funciones fisiológicas del llanto. Los expertos mencionan que existen tres diferentes tipos de lágrimas, y cada uno cumple una función diferente. Veamos.

- Lágrimas basales: su función es esencialmente mantener lubricado y libre de polvo al ojo. Sin esas lágrimas tendríamos malestar y sensibilidad a la luz, inflamación ocular, úlcera corneal y problemas de visión.
- Lágrimas reflejas: resulta de la irritación de los ojos por partículas extrañas, o de la presencia de sustancias irritantes, tales como cebolla, vapores, gases lacrimógenos o gas pimienta en el entorno del ojo. Es la defensa inconsciente de los ojos.
- Lágrimas psíquicas: producto del sollozo, que es resultado de un amplio espectro de emociones, enojo, sufrimiento, luto o dolor físico. Los entendidos mencionan que es más importante, porque las emociones contienen mucha energía que debe ser desfogada, de otra manera, el llanto que se contiene produce más rabia, aparece mucha agresividad, además de trastornos de ansiedad tras el bloqueo de las emociones. Por eso llorar es como retirar el “tapón” que está conteniendo las energías negativas y desaguarlas. Con razón, el Creador en el mismo texto dice: “entristece el rostro, pero le hace bien al corazón”
Por el lado espiritual, la enseñanza bíblica es más reveladora. Y en este ámbito, definitivamente llorar es mejor que reír. Uno ríe en una fiesta, en un juego, entre amigos. Y las características de una fiesta o de un juego, son: desorden, bulla, algarabía, música y mucho movimiento. En ese ambiente, no será fácil concentrarse en una lectura, estudiar para algún examen y mucho menos pensar, valorar y reflexionar. Solamente cuando nos quedamos solos, en el silencio de un rincón oscuro, en medio de la tristeza, el dolor y las lágrimas, es que podemos pensar en las experiencias vividas, valorar lo que tuvimos y podemos perder, pero por sobre todo, darnos cuenta de nuestros errores y desaciertos.
Asimismo en medio de la aflicción y reflexión, podemos levantar la vista al cielo y reconocer que necesitamos de Dios, de su abrigo y de milagros. En la bulla y en la algarabía no se puede escuchar la voz de Dios, ni sentir su presencia. Solamente en el silencio, la soledad y la reflexión se pueden oír claramente las indicaciones divinas y visualizar la dirección que debemos tomar en medio del problema. El profeta Elías entendió esto porque “vino un viento recio, tan violento que partió las montañas e hizo añicos las rocas; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el SEÑOR tampoco estaba en el terremoto. Tras el terremoto vino un fuego, pero el SEÑOR tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto”,[1] porque allí si estaba Dios. Ni el viento, ni el terremoto, ni el fuego, ni las risas, ni la bulla, ni las fiestas, ni las conquistas pueden darte la seguridad de escuchar en su máxima fidelidad la voz de Dios, tampoco de valorar de forma adecuada sus promesas. Es en medio del silencio, las lágrimas y el suave murmullo de tu oración, donde Dios se manifestará poderoso y soberano.

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, he llorado mucho las últimas semanas, porque no quería perder a una persona muy importante en mi vida. Allí en el silencio, las lágrimas y el suave murmullo de mis oraciones desencajadas, puede valorar y entender lo que tenía. Hoy la tengo en casa nuevamente, si antes cada día la miraba 10 veces ahora la miro 20, si antes le decía algunas palabras bonitas, ahora me esfuerzo por llenarla de elogios, si antes escuchaba a medias sus palabras, hoy, cada minuto quiero saber que va a salir de su boca, porque ella nunca dice algo a la ligera o sin sentido. Me hizo bien llorar, quedarme en silencio, reconocer que la tuve y la tengo todavía y que esta nueva oportunidad no debo desperdiciarla. Asimismo, llorando entendí que tengo personas valiosas que me rodean, que no debo despilfarrar el tiempo sin darles un lugar y un momento, que son lo que más me importa, mis incondicionales, que no estoy solo en esta caminata de vida y que soy amado, todo esto, que bien que le hace a mi corazón.
Si esta experiencia logró su objetivo en tu vida, no esperes encontrarte cara a cara con la muerte para desear una nueva oportunidad. Hoy puede ser el momento preciso para apagar todo y refugiarte en un rincón de tu casa. Allí en silencio, piensa, valora y reflexiona, y si debes llorar, hazlo, tu corazón te lo agradecerá.///////////.
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…
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[1]1 Reyes 19:11-13 NVI