MAS QUE DOS TORRES

¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? (Santiago 4.1 NVI)

Estados Unidos abre la puerta a desclasificar más documentos sobre el 11-S

Un día como hoy hace 20 años sucedió un hecho vil que cambió la vida de una nación y definitivamente también del mundo. Era una mañana de fines de verano boreal, 11 de septiembre de 2001, cuando cuatro aviones fueron secuestrados por miembros de al Qaeda para atentar contra edificios emblemáticos en los Estados Unidos. En vivo, el mundo pudo contemplar estupefacto como dos de ellos, como misiles teledirigidos, se estrellaban contra las torres gemelas, símbolos del poderío americano. En resumen, fueron 149 minutos de caos y terror, que no solamente produjo la muerte de 2.996 personas, sino abrió una herida en la nación del norte de América que no puede cerrarse todavía, cuyo dolor repercute en el mundo. El 11-S fue y es el mayor ataque en suelo estadounidense de la historia y sus consecuencias aún se sienten.

Una de las consecuencias de tinte mundial, fue la reacción bélica de los americanos. En la interna, según contó el asesor de inteligencia de George Bush, Michael Morell, la postura del presidente fue: “A la basura la diplomacia. Vamos a la guerra”. Días después, las acciones de Bush tras los atentados derivaron en la guerra en Afganistán y luego en Irak, y de manera más amplia en la llamada “guerra contra el terrorismo” que ha despertado otros odios y respuestas armadas, causando más terror y más muerte.

Hace pocos días atrás, después de 20 años de guerra y ocupación en Afganistán, EE.UU. se retiró de ese país, sumando más muertos, y sin lograr solucionar el problema del terrorismo y las acciones extremistas. El mejor ejemplo de la ineficacia de pagar al odio con más odio es que los radicales talibanes a los cuales expulsaron de Afganistán, retornaron al poder. Con ellos y sus ideas extremistas nuevamente al control de ese país, no se sabe lo que puede pasar tanto a nivel interno como externo.

En medio de los recuerdos tristes de una mañana de caos y muerte, hay lecciones que la humanidad debe aprender para contener las acciones extremistas y apagar el fuego del odio. Una de ellas está en la explicación del origen de estos ataques. Inteligencia americana, llegó a la conclusión que todo el plan se hurgó en suelo afgano, por eso se produjo la invasión. No obstante, estas preguntas son ineludibles: ¿cómo un país pobre pudo poner de rodillas a un país rico?, ¿cómo una nación atrasada pudo burlar los controles sofisticados de una poderosa?

Mi respuesta y reflexión, no va en un sentido de explicar las estrategias o acciones que pudo hacer uno u otro bando, sino en entender que los sentimientos y emociones no distinguen pobreza o riqueza, color de piel o cultura. Donde se da rienda suelta a la ira y el odio, habrá lamento, dolor y muerte, con consecuencias irreversibles muchas veces, y sin fecha de término. Con razón la sabiduría bíblica es explícita con sus preguntas: ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?

Betty Ong
Betty Ann Ong

El fuego no se apaga con fuego o con un combustible inflamable. Se apaga con agua o algún elemento que deje al fuego sin oxígeno. De la misma forma, el odio no se apaga con más odio o represalias vengativas, sino con paciencia, valentía, inteligencia y amor. Y de eso se valió Betty Ong.

Betty era una de las azafatas del vuelo AA11 entre Boston y Los Ángeles, el primero de los dos aviones que hace 20 años terminarían impactando contra el World Trade Center de Nueva York. Ella tuvo la valentía de hacer una escalofriante llamada, y quizá a la larga la más importante, para alertar a las autoridades americanas que se venía un ataque sin precedentes.

Durante más de 20 minutos, Betty, estuvo hablando con la jefa de operaciones de American Airlines (AA) esa mañana del 11 de septiembre de 2001. «La cabina no responde. Alguien fue apuñalado en clase ejecutiva y creo que han echado un gas porque no podemos respirar. No lo sé. Me parece que nos están secuestrando», dice al inicio de su comunicación, sobre las 8:20 AM.

La llamada de Betty

Betty no entró en pánico ni maldijo, guardó la calma hasta el último minuto de su comunicación, mostrando que, en momentos de confusión o maldad, lo mejor es repeler los ataques con inteligencia, porque el calor da más calor, no enfría. La valentía de esta aeromoza, puso en alerta a las autoridades de su país, salvando vidas ese día. Los conflictos siempre traen muerte, pero las acciones de paz salvan vidas.

Mi apreciado(a) amigo(a), en la guerra no hay bando bueno, hay dolor y muerte. Ese contexto es la mejor tierra para la semilla de venganza y el mejor laboratorio para planificar certeras y despiadas respuestas, porque donde se siembran vientos, se cosechan tempestades.

Betty Ann Ong ya no vive, perdió la vida en ese avión secuestrado por gente que odia, pero su acción de coraje y firmeza es una muestra que hay otras formas más seguras para apagar los conflictos. ¿Odias?, ¿alguien te lastimó?, ¿guardas rencor por alguna persona?, ¿tienes deseos de vengarte? No te aflijas, no eres anormal ni un mísero pecador, porque todo lo que sientes es humano. Pero puedes, contrarrestarlo de otra manera, sin dar rienda suelta a tu bronca con el afán de calmarte. Porque la verdad es que la venganza o devolver mal al mal, es como querer calmar la sed con agua salada o con gas. Lo mejor es, enfrentar el odio con inteligencia y prudencia, dolerá más quizá, pero conseguirás calma perpetua.

El amor es la mejor destrucción del odio y las peores intenciones. No es que el amor te vuelva tonto o vulnerable, más bien te vuelve poderoso y sabio. Con razón, Abraham Lincoln decía: “Yo destruyo a mis enemigos haciéndolos mis amigos”. ¿Qué piensas… qué decides?//////////.

Joe Saavedra

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