LO QUE SALE (martes 02 de agosto de 2011)

“Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella” (Mateo 15:11 NVI).

Es común para un ser humano buscar un responsable cuando algo le sale mal. Buscar culpables para justificar algún error es una reacción habitual en una persona. Y esto es así porque es difícil que alguien de buenas a primeras reconozca una equivocación. Frases como: “por culpa de…”, “si no fuera por…”, “por tu responsabilidad…”, señalan la prontitud con que buscamos en lo externo algo que justifique nuestras acciones.

Sin embargo, muchas de nuestras acciones no se gestan fuera de nosotros, sino dentro. Jesús, que conoce nuestro ser pecaminoso y con tendencia al mal, nos aclara que todo lo sucio no necesariamente proviene de lo externo, sino que se encuentra dentro de nosotros mismos.

Por lo tanto, antes de mirar para afuera, queriendo obtener respuestas, miremos dentro de nosotros y descubramos que hay mucho por limpiar. El cambio, no empieza afuera, sino en uno mismo, porque “lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella”. El punto de transformación  está allí, en medio tuyo. Por eso Jesús quiere que le entregues la vida, para limpiarlo y que donde existía un basural, se levante el templo del Espíritu Santo.

Y todo es posible, cuando tú, a solas con el Señor, confieses tus pecados, te arrepientas, te humilles y escuches sus indicaciones de limpieza a través de su Palabra.

Hoy es el día de presentarnos al Señor tal como somos. No muevas nada por favor, no trates de acomodar alguna cosa o maquillar algún defecto en su presencia, porqué Él lo conoce todo, sabe tus intenciones y  los mayores temores ocultos. Hoy es el tiempo indicado para ser purificados y entender que limpio adentro, es posible ayudar a limpiar afuera. Qué tu oración de hoy empiece así: «Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve».[1]

¡Bendiciones!