LLEVEMOS BENDICIONES

“ —¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios?—volvió a preguntar el rey. —Sí, Su Majestad. Todavía le queda a Jonatán un hijo que está tullido de ambos pies—le respondió Siba” (2 Samuel 9:3 NVI)

generosidadSi hay una acción muy valorada por el cielo, es la preocupación por las necesidades de los demás, especialmente sobre los más desvalidos. Inclusive la Biblia registra que el mayor requisito que necesitamos para heredar el reino de los cielos es asistir a los que menos tienen: “Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron”. Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?”. El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que “ —¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios?—volvió a preguntar el rey. —Sí, Su Majestad. Todavía le queda a Jonatán un hijo que está tullido de ambos pies—le respondió Siba hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” ”.[1]

Santiago confirma esta verdad, y la llama “religión pura y sin mancha”. Y esta religión, que a Dios le agrada, es “atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones…”.[2] Además el rey David, menciona que “Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa. Dios da un hogar a los desamparados y libertad a los cautivos; los rebeldes habitarán en el desierto”.[3] Definitivamente, el prestar ayuda a los que necesitan es de gran valor a los ojos del Señor, y esto lo sabía David, por eso preguntó: “— ¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios?”. Y al enterarse que todavía le quedaba a Jonatán un hijo, se apresuró a socorrerlo, porque también supo que este  era un hombre con limitaciones.

Mi amigo (a), la demostración genuina que servimos a un Salvador justo y bueno, es que manifestemos el mismo interés que Él manifestó por los seres sin esperanza futura y por aquellos que ni siquiera tenían un presente esperanzador. “Cualquier descuido de parte de los que pretenden ser seguidores de Cristo, una omisión en aliviar las necesidades de un hermano o una hermana que está llevando el yugo de la pobreza o de la opresión, se registran en los libros del cielo como manifestados a Cristo en las personas de sus santos. Qué cuenta tendrá el Señor con muchos, muchísimos, que presentan las palabras de Cristo a otros pero omiten manifestar tierna simpatía y consideración por un hermano en la fe que es menos afortunado y tiene menos éxito que ellos mismos”.[4]

Nuestras manos están llenas de bendiciones espirituales y materiales que podemos compartir con aquellos que viven sin ellos. Tú puedes ser una fuente de esperanza para el futuro, pero también para el presente. Que de tu boca, cada día salga esta pregunta: “— ¿No queda nadie de la familia de Saúl a quien yo pueda beneficiar en el nombre de Dios?—”. ¡Sé, que a nuestro alrededor hay muchas familias de “Saúl” que están esperando nuestras manos llenas de bendiciones!

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

www.poder1844.org


[1] Mateo 25:34–40 NVI

[2] Santiago 1:27 NVI

[3] Salmos 68:5–6 NVI

[4] Ministerio de bondad, capítulo 25

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