LEVÁNTALO
“Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo.” (Juan 12.32, NVI)
Este título en un principal periódico del mundo me llevó a escribir esta reflexión: “La muerte de Jesús: un hecho sobre el que no sabemos casi nada”.[1]Quizás este título y su contenido es apropiado en estos días donde la comunidad cristiana pone un poco de atención en su fe. Sin embargo, no es solo un artículo acorde a las fechas que vivimos, yo escucho un ruego desde las entrañas de un mundo que va perdiendo la esperanza. Los seres humanos, en su loca huida, espantados de miedo por las bombas, por las balas perdidas, por el control global a través de los satélites y las redes, por la escasez de agua, porque tienen hambre, por están enfermos o porque no quieren caer en la manos de una mente enferma, miran de reojo atrás porque alguien dijo que Jesús es el salvador del mundo, pero ellos no tienen ni idea de que se trata eso, pero el saber que puede haber escapatoria a los callejones de maldad sin salida, entonces se detienen un poco y esperan respuestas.
El desarrollo del artículo que les comentaba decía que, “la muerte de Jesús en la cruz, que se conmemora en Semana Santa, es uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Sin embargo apenas sabemos nada sobre él. Casi ningún investigador niega que el fundador del cristianismo fuese un personaje histórico, crucificado por Roma en Jerusalén. El resto se mueve en un enorme espacio en el que confluyen la fe, la historia y el misterio.[2] Cada nuevo hallazgo arqueológico relacionado con ese momento es analizado a fondo».[3] O como escribió el periodista Juan Arias, uno de los grandes conocedores de la figura de Cristo, autor del libro “Jesús. Ese gran desconocido”: «aún no sabemos quiénes, ni por qué mataron a Jesús«.[4]
Ese es el reflejo de un mundo llamado cristiano, que se llama así porque creen seguir a Cristo, pero no saben nada de él. Esperan en la ciencia, en los descubrimientos o en las mentes privilegiadas, algunas respuestas que les hagan saber que todo tiene sentido, que hay esperanza para ellos y sus hijos, porque están cansados de correr de miedo. Escucharon de Jesús, de su amor de Padre, de su poder para liberar, pero no saben dónde encontrarlo. Finalmente otros, cansados de esperar en vano, han dado por asentado que todo ese asunto del cristianismo es puro cuento.
Por lo tanto, a partir de este momento, la cuenta regresiva de oportunidades que tú puedes dar a tus amigos, familiares o conocidos ha empezado, porque “la comisión dada a los discípulos nos es dada a nosotros también. Hoy como entonces, el Salvador crucificado y resucitado debe ser exaltado delante de los que están sin Dios y sin esperanza en el mundo… De puerta en puerta han de proclamar sus siervos el mensaje de la salvación. Las nuevas del perdón por Cristo han de ser comunicadas a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.[5] Con razón el mismo Jesús en la pluma del apóstol Juan decía: “Pero yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo”.
La palabra “levantar” deriva de la palabra griega “hypsoō”[6] cuyo sentido es “estar levantado”. Esto quiere decir, que Jesús no debe ser levantado solamente un momento o en un programa, sino constantemente. Es Jesús que se eleva en medio de los problemas y los miedos del mundo, a través de una predicación, de una campaña, de una acción de servicio o de cualquier medio que pueda ser aprovechado, aunque la vida misma del seguidor de Jesús es la plataforma que nunca debe desarmarse, y que sirve para mantener a Jesús por encima de todo.
Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, el mundo poco sabe de Jesús, quizás ni tú mismo sepas bien los datos teológicos, arqueológicos o bíblicos del Mesías, pero si sabes perfectamente lo que ha hecho por ti. Anda, cuenta, demuestra eso, que por allí es un buen inicio, para que las personas aterradas o frías por tanta maldad se enteren quién es el Salvador. Y esa esperanza abrigará las vidas heladas de la gente que corre espantada, porque “mientras el alma esté llena de miedo y terror, la mente no puede ver la tierna compasión de Cristo”.[7]
Hazte la pregunta: “¿qué puedo hacer para mantener elevado a Jesús?”. Si ya tienes la respuesta es momento de ir a la acción. Queda poco tiempo… muy pronto ya nadie querrá saber del Salvador, porque las mentes, las entrañas y todo lo que queda del hombre será tomado por el mal.///////////.
Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…
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[1]http://cultura.elpais.com/cultura/2016/03/24/actualidad/1458814917_248555.html
[2]Las negrillas son un énfasis del autor de esta reflexión.
[3]Ibid.
[4]http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/01/actualidad/1427922566_154672.html
[5]Joyas de los Testimonios, Tomo 3, 207
[6]James Swanson, Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains: Greek (New Testament) (Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997).
[7]Mente, carácter y personalidad, Tomo 2, 443