LE PERTENECEMOS (Lunes 17 de octubre de 2011)

“Jesucristo dio su vida por nuestros pecados para rescatarnos de este mundo malvado, según la voluntad de nuestro Dios y Padre…” (Gálatas 1:4 NVI)

Esta frase: “Jesucristo dio su vida por nuestros pecados”, tiene un sentido de compra, porque el lenguaje empleado es el mismo que se utiliza para una adquisición. Cuando se escucha que alguien pregunta el precio y paga lo estipulado, entonces sabemos que ese objeto ya tiene dueño porque ha sido comprado.

Cristo, en la cruz del Calvario y por su sangre, ha comprado nuestros pecados, y estos le pertenecen a Él y no a nosotros, y ya no tenemos derechos sobre ellos. Y en la compra se incluyen los pecados pasados  y el que está en nosotros y nos destruye. Al haber hecho esta transacción, se deduce que lo ha hecho para librarnos de nosotros mismos, porque nuestros pecados son parte de nosotros mismos, aunque en realidad constituyen nuestro todo, porque nuestra naturaleza no es otra cosa sino pecado. Por lo tanto, Cristo no podía comprar nuestros pecados sin habernos comparado a nosotros también, el apóstol Pablo lo comenta esta afirmación: “Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien”,[1] “…ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio”.[2]

Dios nos ha comprado, le pertenecemos y este hecho nos muestra lo amados que somos, porque me pregunto como David: “¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?”,[3] no valemos nada, pero su amor y su sacrificio nos da un valor incalculable. Mi hermano(a), ¿te han despreciado?, ¿te han puesto a un costado?, ¿te dijeron que no vales nada?, ¿sientes que a nadie le importas?, ¡detente un momento!, que esta meditación te devuelva la sonrisa, porque eres muy valioso(a) y amado(a) para el Rey de universo.

Ahora Él te reclama como suyo: “En la dádiva de su Hijo para nuestra redención, Dios demostró cuánto valor atribuye a toda alma humana, y a nadie autoriza para hablar desdeñosamente de su semejante. Veremos defectos y debilidades en los que nos rodean, pero Dios reclama cada alma como su propiedad, por derecho de creación, y dos veces suya por haberla comprado con la sangre preciosa de Cristo”.[4]

Dónde estés, ¡anímate!, para un momento, ¡regresa a casa!, hay un Padre esperando por ti…

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…

Ubícame en mi página web: www.poder1844.org


[1] Tito 2:14 NVI

[2] 1 Corintios 6:19,20 NVI

[3] Salmos 8:4 NVI

[4] Reflejemos a Jesús, 25 de febrero

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *