LA PROMESA (lunes 12 de septiembre de 2011)
“Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hechos 2:4 NVI)
Este evento fue el cumplimiento de la promesa que Jesús hiciera a sus discípulos antes de ascender a su morada celestial. Esa promesa se registra en el capítulo 1 de Hechos: “… pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo”.[1] El propósito de este bautismo fue para suministrar poder a sus discípulos: “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder…”.[2]
En el pentecostés, donde la promesa del bautismo del Espíritu Santo se cumplió, los discípulos fueron investidos de poder, de esta forma estaban cumpliendo el propósito por el cual el Espíritu se manifestó. Y, ¿cómo se manifestó ese poder?, se puede observar que el poder del espíritu Santo al obrar por medio de los discípulos se manifestó a través de dones sobrenaturales. 1 Corintios 12:7 al 11 registra nueve dones: (1) palabra de sabiduría; (2) palabra de conocimiento; (3) fe; (4) sanidad enfermos; (5) hacer milagros; (6) profecía; (7) discernimiento de espíritus; (8) géneros de lenguas; (9) interpretación de lenguas.
Todo el libro de Hechos muestra como el poder del Espíritu Santo obró a través de dones espirituales. Por medio de Pedro y de Juan ministró el don de sanidad a un cojo (capítulo 3); Pedro habló la palabra de fe a Ananías y a Safira y éstos cayeron muertos (capítulo 5); las palabras de sabiduría y conocimiento vinieron a Ananías para ministrar a Pablo (capítulo 9); por medio de Pedro tuvo lugar un milagro de resurrección que regresó a Dorcas a la vida (capítulo 9); mientras Pedro predicaba en el hogar de Cornelio , hubo lenguas e interpretación (capítulo 10); por medio de un discípulo llamado Agabo la iglesia fue bendecida con profecías (capítulo 11); Pablo, por medio del discernimiento de espíritus, trato con el demonio de la adivinación en una muchacha que obstaculizaba su ministerio (capítulo 16).
Mi amigo(a), esta semana estudiaremos el poder que manifiesta un cristiano que clama por la presencia del Espíritu Santo. Roguemos este día que nuestra vida sea bautizada por el Espíritu, porque es la única forma en que podamos experimentar el cumplimiento de la promesa de Jesús: “recibirán poder” y como dijo Pablo: “En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar”.[3] ¡Y necesitamos de ese poder!
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…
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