LA CRUZ DE CRISTO (martes 06 de noviembre de 2011)

“… ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? (Gálatas 3:1 NVI)”

La frase “Cristo crucificado” no es solamente una frase romántica, es más que eso, es una experiencia que cada uno debe pasar, si desea vivir plenamente en armonía con el verdadero evangelio. Todos nosotros debemos contemplar claramente a “Cristo crucificado”. El apóstol Pablo, trató de explicar esa experiencia y lo resumió así: “Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios”.[1]

Es hasta que uno ha visto a Cristo crucificado delante de nosotros, y es capaz de ver la cruz de Cristo a cada paso, cuando se puede conocer la realidad de evangelio. Frente a la cruz de Cristo entendemos que ese mérito es autosuficiente para que nuestra vida tenga esperanza de salvación. La cruz de Cristo nos dice que solamente en él las exigencias de la ley que aplasta son satisfechas,  no hay otro modo de librarse del peso de la ley. Por eso el mensaje de la cruz de Cristo es locura para aquellos que no la ven y no la entienden, porque piensan que deben ayudar con alguna cosa  para salvarse.

Puede que muchos se burlen cuando intentamos encontrarnos con la cruz de Cristo, porque no comprendieron que es una experiencia real. El hecho que un ciego no pueda ver el sol, y niegue que este exista, no significa que otros no puedan ver su luz. El hecho que algunos no puedan ver la cruz de Cristo, ni la entiendan o hasta la nieguen,  no significa que tú y yo podamos buscarla hasta ver su gloria.

Elena de White también se encontró con la cruz de Cristo por eso escribió lo siguiente: “Si queremos ser salvos al fin, debemos aprender todos, al pie de la cruz, la lección de penitencia y fe. Cristo sufrió la humillación para salvarnos de la desgracia eterna. Consintió en que sobre él recayesen el desprecio, las burlas y los ultrajes, a fin de protegernos. Fue nuestra transgresión lo que reunió en derredor de su alma divina el velo de las tinieblas, y le arrancó su clamor, como de quien fuese herido y abandonado de Dios  llevó nuestros pesares; fue afligido por nuestros pecados. Se hizo ofrenda por el pecado, a fin de que pudiésemos ser justificados delante de Dios por su medio. Todo lo noble y generoso que hay en el hombre responderá a la contemplación de Cristo en la cruz”.[2]

Mi amigo(a), el que se encuentra con la cruz de Cristo, tiene esperanza de encontrarse con su Salvador. ¡Gastemos nuestras fuerzas por contemplar la cruz de Cristo”

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] 1 Corintios 1:18 NVI

[2] Joyas de los testimonios, 1:519

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