HAMBRE
“Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes” (Mateo 24:7 NVI)
Y “todo esto será apenas el comienzo de los dolores”, complementa la Escritura, para advertir lo que sucederá en los días finales, como señales evidentes del retorno de Cristo por segunda vez, para solucionar los problemas que el hombre nunca podrá hacerlo. Uno de los mayores dolores es el hambre, que si no es saciado termina en una muerte lenta, agónica y cruel. Lo alarmante de esto es que el mundo ya siente el dolor del hambre porque, “alrededor de 24 000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre. Esto representa una reducción de 35 000 personas al día hace diez años y de 41 000 personas al día hace veinte años. Un 75% de los fallecidos son niños menores de cinco años”, [1] además “se estima que unos 800 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, una cantidad cerca de 100 veces mayor que el número de personas que efectivamente mueren por esas causas al año”.
Existen varias causas por los cuales los seres humanos ya pasan hambre, una de ellas, y la que más preocupa a los gobernantes e instituciones que velan por el bienestar de las personas es la explosión demográfica, porque hay más personas cada día y menos alimento para saciar sus necesidades. Ante esto, los expertos calculan que “la producción mundial de comida tendrá que aumentar al menos en un 60% para 2050 para poder alimentar a la creciente población, que se estima alcanzará para entonces los nueve mil millones. Pero producir la comida suficiente será un desafío”,[2] porque no se trata simplemente de duplicar la producción de alimentos, porque no hay suficientes tierras de cultivo para intentar eso. Y aunque la Palabra de Dios profetiza que el hambre se volverá un problema mundial sin solución, los científicos están buscando alternativas para producir más comida, repasemos cinco propuestas:
- Sustancias que potencian las cosechas: Los científicos predicen que a medida que aumentan las temperaturas las sequías y las inundaciones seguirán afectando la producción mundial de alimentos. Esto, combinado con la limitación de la cantidad de tierras cultivables, hace que encontrar maneras de hacer la agricultura más eficaz sea cada vez más urgente. Un equipo científico de la universidad estadounidense de California Riverside, acaba de presentar un compuesto químico que podría proteger las cosechas de los efectos de la sequía. La sustancia, llamada quinabactin, imita a una hormona que se presenta de manera natural en las plantas y que les ayuda a lidiar con adversidades como el calor.[3] De esta forma se quiere prevenir que las cosechas no se pierdan por causas ambientales, aunque esa hormona tiene un efecto secundario adverso: reduce el crecimiento de la planta.
- Imprimir comida: Las compañías tecnológicas están desarrollando métodos cada vez más eficaces para imprimir objetos cotidianos. Ahora, imprimir comida se está convirtiendo en una realidad. La NASA está experimentando con esta posibilidad, que podría alimentar a las tripulaciones durante las largas misiones en el espacio. Otra compañía, Modern Meadow, anunció a principios de este año que puede imprimir carne artificial, y un equipo de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, ya ha logrado imprimir chocolate. Hoy mismo, por la red, está corriendo la noticia de las hamburguesas que no salen de una vaca sino de una impresora. Por ahora este plan está en experimento y es sumamente caro.
- Fabricar seres vivos nuevos: La biología sintética se dedica a la fabricación de seres vivos nuevos, mediante el ensamblaje de genes artificiales. Esta rama de la ciencia todavía está en su etapa inicial pero ya ha hecho hallazgos pioneros que podrían tener aplicaciones a largo plazo. La biología sintética considera la naturaleza esencialmente como una obra de ingeniería: los científicos pueden ensamblar en una computadora genes artificiales con los que construyen las partes de un ADN sintético. El gobierno británico anunció recientemente que invertiría unos US$92 millones en este campo de investigación. Por ejemplo, la levadura sintética podría ser utilizada para crear biocombustibles y vacunas. Recientemente un equipo científico de la universidad estadounidense de John Hopkins creó una nueva variedad de levadura sintética que aporta vitamina C, que al ser agregada a la masa de pan, genera un alimento enriquecido con esa vitamina.
- Producir alimentos transgénicos: La comida transgénica resulta de modificar artificialmente en el laboratorio el mapa genético de los alimentos. Esencialmente lo que hacen los científicos es tomar un gen considerado útil de una especie e insertarlo en otra. Reino Unido la mayoría de los supermercados ha prohibido la comercialización de la comida genéticamente modificada, pero en Estados Unidos está permitida desde hace muchos años. Lo que sí está ampliamente
extendido en todo el mundo es la venta de carne de animales que se alimentan de cultivos genéticamente modificados. En lo que se refiere a animales genéticamente modificados para consumo humano la polémica es mayor. Un ejemplo está en los llamados AquAdvantage, que son salmones del Atlántico modificados para crecer más rápido y alcanzar tamaño de mercado en apenas 18 meses, casi la mitad del tiempo que sus pares no modificados. «No podemos darnos el lujo de decir que no vamos a usar alimentos genéticamente modificados porque puede haber circunstancias en las que nos encontremos con un problema de agricultura que no podemos solucionar de manera convencional», dice Sean Mayes, profesor de genética de cultivos de la universidad de Nottingham, en Reino Unido.
- Rescatar semillas del pasado: El ser humano depende enormemente para su alimentación de unas cuantas plantas: el 60% de nuestra dieta procede del trigo, el arroz y el maiz. Ahora, un equipo científico en Malasia está estudiando algunos cereales «olvidados» desde hace varios siglos. Estas plantas «evidencian tener una notable tolerancia a la sequía y la capacidad de crecer en suelos muy pobres», le dijo a la BBC Sean Mayes, profesor de genética de cultivos de la universidad de Nottingham, en Reino Unido. Tomar esos atributos y aplicarlos en variedades comerciales podría a ayudar a producir cosechas que pueden soportar mejor las condiciones del cambio climático. «Estamos tratando de probar y diversificar el origen de nuestros alimentos. Esencialmente, somos extremadamente dependientes de un número muy limitado de especies a nivel mundial», dijo Mayes. Por ejemplo, la Vigna subterránea (conocida en inglés como Bambara groundnut), es muy tolerante a las sequías y era uno de los cultivos más extendidos en África antes de que las potencias coloniales introdujeran el maní.
Mi amigo (a), ¿qué te parecen estas soluciones?, ¿podrán los científicos ayudar para vencer al hambre?, a pesar que otros solo garantizan suficiente comida para la enorme población mundial si tendríamos otro planeta tierra igual al nuestro, ¡imposible! Con razón el “Espíritu y la novia dicen: «¡Ven!»; y el que escuche diga: «¡Ven!» El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida”,[4] porque la solución segura para el problema del hambre y la sed, y otros dolores sin alivio, es la intervención del Creador de todo, por eso Él mismo dice: “Sí, vengo pronto”, y el profeta Juan responde aliviado: “Amén. ¡Ven, Señor Jesús!”.[5]///
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
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Saludos Pr. Joe Dios lo siga bendiciendo en su ministerio.
es interesante la apreciación que hace, millones de seres humanos mueren, no es por falte alimento, sucede que son empleados para generar combustible (biodissel y otros derivados), y tambien sucede que en mi casa tambien se bota los alimentos com desperdicio, bien dice la palabra de Dios, El amor de muchos se enfriará. Hemos dejado la misericordia a un lado. Sólo el amor de Dios pondrá fin a esta situación