GOZO COMPLETO
“Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa” (Juan 15:11 NVI)
Hemos sido creados para vivir en alegría, porque ese atributo es parte de la naturaleza de Dios. La frase “su alegría sea completa”, en otras versiones se traduce como “vuestro gozo sea completo”, y es una expresión que con frecuencia se repite en el libro de Juan, por ejemplo: 3:29, 16:24, 17:13.
Dice Shaw que “el concepto que Cristo tenía del gozo parece también haber impactado la vida del discípulo amado, Juan, pues usa expresiones muy similares a las de su Maestro”,[1] en todos sus libros, por ejemplo al inicio de su primera carta, le dice a sus lectores: “Estas cosas escribimos nosotros para que nuestro gozo sea completo”,[2] de la misma forma en su segunda carta comparte su deseo: “Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no he querido comunicarlas por medio de papel y tinta. Más bien, espero estar con vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea completo”.[3] El Apóstol Juan entendió que un hijo de Dios vive con una alegría plena y constante.
En el contexto del texto de hoy, la palabra hebrea “chara” que comúnmente puede traducirse cómo “gozo” o “alegría”, puede traducirse también como, “estado de gozo, felicidad o motivo de alegría”. Al ser así, la alegría al cual se refiere Juan, no es un momento de euforia, como una descarga eléctrica que te sacude, sino un estado de alegría constante, que deriva de una fuente inagotable de gozo. Porque ese “motivo de alegría” solo se encuentra en la presencia de Cristo y en reconocer que por su gracia vivimos. Palau comenta que “el Señor menciona primero su gozo en nosotros, que entonces se transformará en nuestro. Nuestro gozo depende del gozo del Hijo, que fue producto de hacer la voluntad del Padre”, es decir “ese gozo del que habla el Señor sólo se cumplirá en nosotros si somos fieles a sus mandamientos. Al hacerlo, será posible gozarnos, aun a pesar de problemas, crisis y desastres”.[4]
Por otro lado, no llegamos a un estado de alegría plena, sino compartimos el gozo que tenemos. Porque un sentimiento de alegría no alcanza su máxima expresión hasta que hayamos hecho a otros partícipes de esa experiencia. Un autor anónimo decía: “cuando compartes felicidad, no la disminuyes sino la duplicas”. No podemos negar que cuando estamos felices por algún acontecimiento, queremos hacer partícipes a otros de nuestra alegría, y tu experiencia contagia y transforma, porque si siembras gozo, cosecharás más gozo. No existe alegría completa en un corazón egoísta.
Mi amigo (a), hay personas que confunden el significado de gozo genuino, con placer o algarabía, y hasta equivocan su origen, porque lo buscan en los bienes materiales, en las personas, en situaciones, cuando el gozo real se encuentra en Cristo y en hacer su voluntad. La historia de un rey oriental puede ayudarnos a entender sobre la felicidad completa. Este gobernante buscaba ser plenamente feliz. Ofreció pagar por la receta de la felicidad. Muchos le dijeron que la felicidad estaba en los viajes, así que viajó mucho, pero seguía siendo infeliz; otros, le comentaron que en las riquezas hay gozo, así que acumuló muchos tesoros, pero a su infelicidad se sumó el miedo a que le roben; algunos otros, le comentaron que en las mujeres había alegría plena, tuvo muchas, pero se sintió más desgraciado; finalmente alguien le dijo que si se ponía la camisa de una persona feliz, él lo sería también, así que mandó a sus colaboradores a que investigarán donde había una persona feliz. Ellos ubicaron a una persona feliz, que vivía en las montañas y el rey les mandó a pagar lo que sea por esa camisa. Pasaron unos días, y por fin sus colaboradores regresaron de su misión. El rey estaba ansioso, por fin sería plenamente feliz, pero sus hombres de confianza le dieron esta noticia: “Respetado rey, ubicamos al hombre feliz, pero no tenía camisa”.
El gozo real es un estado que se obtiene en hacer la voluntad de Dios, y es profundo cuando la compartes, porque “no ha sido la intención de Dios que vivamos en forma aislada las experiencias que más profundamente afectan nuestra vida, ya sean tristes o de gran alegría. Es natural y normal que una persona busque compartir los momentos que mayor gozo le producen con aquellos que están a su alrededor”.[5] Además, puede ser constante, cuando buscas todos los medios de hacer feliz a los demás.
¿Te gustaría ser plenamente feliz?, entonces obedece la Palabra de Dios. Pero, “¿es posible tener gozo al obedecer a Cristo? Es la única verdadera alegría que puede tener el alma”.[6] Toma tu decisión haciendo una oración donde te encuentres y ahora mismo.
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
Ubícame en mi página web: www.poder1844.org
[1] Shaw, C. (2005). Alza tus ojos. San José, Costa Rica, Centroamérica: Desarrollo Cristiano Internacional.
[2] 1 Juan 1:4 RVA
[3] 2 Juan 1:12 RVA
[4] Palau, L. (1991). Comentario bı́blico del continente nuevo: San Juan II (122). Miami, FL: Editorial Unilit.
[5] Ibid.
[6] Hijos e hijas de Dios, capítulo: “para guardar el sábado”