FIN DEL MUNDO
“Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado: —¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?” (Mateo 24:3 NVI)
Hoy, quizás millones de personas estén buscando refugio, porque es el día final de este mundo, según algunas interpretaciones del calendario maya. Muchos de ellos no son creyentes de los eventos finales, sino tienen miedo, cómo un amigo que me dijo: “no creo en eso del fin del mundo, pero por “si acaso” sucede me estoy preparando”. Otros lo toman a broma, cómo un caballero que al bajar de un taxi le extiende un billete a taxista para pagar el servicio, al recibir el cambio se da cuenta que le ha cobrado más de lo convenido, y mirando al taxista le dice: “quizás en otra ocasión me hubiese alterado, pero para que te voy a reclamar si mañana es el fin del mundo y donde podría guardar el dinero que me sobra”. Lo que si es serio, es que en los últimos meses la profecía maya ha tenido inquietos y preocupados a miles de personas. Desde escritores de ‘best sellers’ y cineastas, hasta chamanes y gobiernos, todos están sacando partido de una profecía que nunca existió y que, sin embargo, ha calado tan hondo en algunos que ha obligado a otros a tomar precauciones ante una ola de suicidios que se espera no ocurra.
“Desde una perspectiva histórica, esta no es la primera ocasión que se predice el fin del mundo. En la Europa medieval, una lectura al pie de la letra del “Libro del Apocalipsis”, que profetizaba el regreso de Cristo después de mil años, hizo creer a muchos, en torno al año 1000, que el mundo llegaba a su fin. Pero lo cierto es que no fueron tantos como se creen. Los campesinos de la época (que era la población mayoritaria en aquel entonces) vivían con tantas dificultades y aislados que es muy poco probable que estuvieran enterados siquiera en qué año estaban. Por el siglo XVI, el médico y astrólogo francés Nostradamus hizo mucha fortuna con sus famosas “Centurias” en las que, supuestamente, profetizaba muchos acontecimientos de nuestro tiempo. La verdad es que, a lo largo de los siglos, cada quien las leyó e interpretó según sus conveniencias e intereses, y vio en ellas lo que quería ver. Y más cercana a nuestra época, la profecía apocalíptica del Efecto 2000 o Y2K, que debería causar un apagón informático masivo y global, solo originó (al igual que ahora) un filón de películas que llenaron todavía más las arcas de Hollywood. La lista de profecías apocalípticas (el fin del mundo, se entiende) es, por supuesto, más larga de lo que se cree. Alain Cirou, director de la Asociación Francesa de Astronomía, ha llegado a contabilizar hasta 183 de estas desde el inicio de la era cristiana”. [1]
Lo cierto de todo esto, es que para los mayas el 21 de diciembre era una fecha final para el inicio de la nueva era maya; sin embargo, la interpretación errónea ha dado pie a tan variopintas teorías que han servido para que miles de turistas venidos de todos los rincones del mundo redescubran esta magnífica cultura precolombina mesoamericana y vuelquen su interés sobre ella. “Y quienes mejor han sabido cosechar réditos de ello han sido los países centroamericanos donde floreció esta civilización (Guatemala, México, Honduras, El Salvador y Belice). México, con extraordinarios restos arqueológicos de esa cultura como Chichén Itzá, Tulum, Uxmal y Palenque, ha reforzado la ruta maya con conciertos, exposiciones, conferencias, rituales, fuegos artificiales y hasta loterías que ha hecho crecer exponencialmente la afluencia de turistas a su territorio”.[2]
Por otro lado, la psicosis mundial del fin del mundo, ha motivado a muchas personas a idear escapatorias para salvarse de ese evento, como bunkers “anti fin del mundo”, la construcción de “arcas de Noé” modernos y hasta fiestas donde el licor, las drogas y el sexo darán la bienvenida al fin del mundo, como sus organizadores dicen: “aprovechemos nuestro último día”. Además, miles ya están alojados en algunos pueblos místicos, que podrían salvarse de la “catástrofe final”: Sirince (Turquía), Bugarach (Francia), Rtanj (Servia) o Alto Paraíso (Brasil).
Lo cierto de todo esto es que, definitivamente hoy no será el fin del mundo, pero ese día ya está cerca. La Biblia cuenta que los discípulos de Jesús se acercaron a él y le preguntaron sobre el final de la historia de esta tierra: “¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?”. Ellos relacionaron el fin del mundo con la venida de Cristo, y esa pregunta levanta otra: ¿Acaso Jesús ya no estaba con ellos, porqué tenían que preguntar sobre “su retorno”? Jesús mismo tiene la respuesta, cuando les mencionó esto: “No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté”.[3] Los discípulos estaban hablando de una segunda venida y Jesús también.
Toda duda debe quedar despejada, porque la tierra llegará a su fin cuando el Soberano Jesús retorne a la tierra por segunda vez con poder, gran gloria y rodeado de millones de ángeles ministradores. Él mismo lo afirmó mientras respondía las preguntas de sus discípulos, allí en el monte de los Olivos: “La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria. Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo”.[4]
Mi amigo (a), ¿estás listo para el verdadero día del fin del mundo?, ¿estás listo para estar de pie cuando Cristo retorne a esta tierra? Satanás es el más feliz, cuando se inventan fechas y eventos sobre el final de esta tierra, él sabe que cada mentira debilita la fe y desvía la atención de su Palabra. Hoy debemos reafirmar o empezar nuestra preparación para ese día glorioso, cuando todo llegue a su final. Hoy exclamemos lleno de algarabía la esperanza en el retorno de Cristo, como el profeta Juan, cuando el Señor le reafirmó que volvería: “Ven, Señor Jesús”.[5]
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…