FIGURAS (jueves 08 de septiembre de 2011)

“Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmos 119:105 NVI)

Una lámpara es una buena figura ilustrativa para representar a la Biblia. Así como una lámpara puede alumbrar un sendero oscuro y evitar que una persona tropiece, asimismo las Sagradas Escrituras son una luz que evita que la oscuridad de este mundo de pecado haga caer a los hijos de Dios. Además, en los tiempos bíblicos, una lámpara podía proporcionar calor en las noches frías del desierto, de la misma forma la Biblia le da sentido y motivación a una vida desanimada y triste.

Por otro lado, la lámpara como símbolo de la Biblia, trae a colación otras reflexiones. Por ejemplo, una lámpara sin aceite se apaga o no proporciona luz, y un cristiano sin la presencia del Espíritu Santo es incapaz de buscar refugio en las Escrituras. Asimismo, una lámpara es útil porque proporciona luz, porque apagada no ayuda en nada. Por eso, la Biblia trae bendición cuando está abierta, cuando se la estudia y escudriña, pero cuando se la tiene cerrada y  sin estudiarla, no tiene sentido alguno.

Sin embargo, existen otras figuras que caracterizan a la Biblia. Puede ser un espejo para que en ella podamos ver cada imperfección o algún detalle que debe ser corregido (Santiago 1:22-25); también es representado como un agente de limpieza, porque una vida sucia por el pecado no puede limpiarse a menos que las Escrituras lo hagan (Efesios 5:25,26); otra figura es la espada dos filos que podía atravesar y cortar todo, para el momento en que se escribió ese versículo esa espada era el arma más poderosa para una lucha cuerpo a cuerpo, sus hojas bien afiladas eran letales. La Biblia, como una espada bien afilada, penetra hasta lo más profundo y descubre las intenciones del corazón (Hebreos 4:12).

Otra figura, y muy importante, es la Biblia como alimento. Ningún ser vivo puede sobrevivir sin alimentarse. Es a través de la comida que el cuerpo humano recibe todos los nutrientes que necesita para poder vivir, crecer y desarrollarse. De la misma forma la salud, el crecimiento y la perfección espiritual, dependen del tiempo que le damos a alimentarnos de la Palabra de Dios. Elena de White es bien acertada cuando dice: “A todos los que estudian la Palabra se los representa como alimentándose de la Palabra, esto es, de Cristo. . . Así como las necesidades corporales deben ser suplidas todos los días, la Palabra de Dios debe ser estudiada cotidianamente: debe ser comida, digerida y practicada. Esto continúa nutriendo el alma y manteniéndola con salud. El descuido de la Palabra significa hambre para el alma”.[1]

Mi amigo(a), hoy es el momento de aprovechar las bendiciones de la Palabra de Dios, de entender que todas las figuras que la representan tienen un principal objetivo: llevarnos a la santidad sin la cual ninguno verá a Dios. El rey  David lo decía a su manera: “Quiero triunfar en el camino de perfección: ¿Cuándo me visitarás? Quiero conducirme en mi propia casa con integridad de corazón”.[2] Esto es posible  con la lámpara que aleja toda oscuridad… ¡Envía esta reflexión a algún amigo que lo necesite!

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Carta 4 de E. G. de White, 1902 (en el libro Consejos sobre la obra de Escuela Sabática, capítulo 28)

[2] Salmos 101:2 NVI

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