FALSOS HERMANOS (martes 01 de noviembre de 2011)
“El problema era que algunos falsos hermanos se habían infiltrado entre nosotros para coartar la libertad que tenemos en Cristo Jesús a fin de esclavizarnos” (Gálatas 2:4 NVI)
¿A quiénes se refería Pablo cuando menciona a “falsos hermanos? Estos falsos hermanos son los mismos del capítulo 1 y versículo 7 de Gálatas: “…ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo”. Estos mismos hermanos fueron denunciados por otros apóstoles y ancianos en sus iglesias: “Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, los han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les han dicho”.[1] Los falsos hermanos eran los que pretendían deliberadamente socavar el evangelio de Cristo, y por ende, destruir la vida de los creyentes.
Estos individuos que estaban sembrando confusión, afirmaban que si alguno no se circuncidaba conforme a la enseñanza de Moisés entonces no podía ser salvo.[2]Ellos entendían la salvación como algo puramente humano, resultado únicamente del esfuerzo del hombre. Habían pasado por alto la enseñanza que decía: “Lo exterior no hace a nadie judío, ni consiste la circuncisión en una señal en el cuerpo. El verdadero judío lo es interiormente; y la circuncisión es la del corazón, la que realiza el Espíritu, no el mandamiento escrito. Al que es judío así, lo alaba Dios y no la gente”.[3]
Mi amigo (a), no escuchemos a los falsos hermanos que antepongan cualquier responsabilidad en la iglesia, a la comunión diaria Jesús. Es allí en la soledad de tu habitación, de rodillas, donde el Espíritu Santo “circuncida” el corazón, marca en tu vida, y te separa para Dios. Al no hacerlo, nos encontramos con la ley perfecta, santa y justa que nos demandará perfección, y allí estamos perdidos. La ley nos aplasta porque no podemos satisfacer sus requerimientos, y en esta condición nos esclaviza, como reos sin libertad. Solo Jesús puede satisfacer los requerimientos de la ley de Dios, y al hacerlo está libre de toda culpa. ¡Necesitamos que Jesús tome nuestro lugar!, y que su libertad sea la nuestra, a esto llamamos “justificación por la fe”. Entonces, ¿no deberíamos estar de rodillas clamando a Cristo para que nos justifique?…
¡claro que sí!…
Nada es más importante que pedir a Cristo morar en nosotros. Otras ocupaciones más importantes que esa acción diaria, nos colocan en la lista de los “falsos hermanos”, los que parecen pero no son…
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…
Ubícame en mi página web: www.poder1844.org