ESCUCHEMOS SU VOZ
“¡Escucha, escucha el estruendo de su voz, el ruido estrepitoso que sale de su boca!” (Job 37.2, NVI)
En estudios recientes, científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas de Brasil y de la estadounidense Sociedad de Conservación de Vida Silvestre (WCS, por sus siglas en inglés), “han revelado que, en la temporada de anidación, las tortugas de río en Brasil aparentemente intercambian información de forma vocal y se comunican entre ellas usando al menos seis sonidos diferentes, entre los que se incluyen las «charlas» entre las hembras y sus crías”.[1] Para llevar a cabo esta investigación, publicada en la Revista especializada Herpetologica, los científicos les pusieron micrófonos bajo el agua del río Trombetas, afluente del Amazonas y grabaron sus «conversaciones», las cuales constituyen el primer registro de cuidado maternal entre las tortugas. Las grabaciones constan de más de 250 sonidos individuales o vocalizaciones, que los científicos dividieron en seis tipos diferentes, cada uno relacionado con un comportamiento específico.[2]
«El significado exacto no está claro, pero creemos que están intercambiando información», explicó Camila Ferrara, del programa brasileño de WCS. Pero lo seguro es que los adultos se comunicaban entre ellos cuando estaban migrando por el río, y otro cuando se reunían frente a las playas para anidar. Además, las hembras se comunicaban con sus crías cuando estaban en las playas esperando su llegada. Ferrara cree que las hembras hacen estas vocalizaciones específicas para guiar a los recién nacidos hacia el agua y a través del río. Sin esos sonidos puede que las indefensas tortuguitas no sepan hacia dónde ir.
Así como las pequeñas tortugas necesitan escuchar la voz de su madre que las guía a través de las arenas calientes y el acecho de los animales carroñeros para llegar sanas y salvas a sus seguros nidos en las profundidad del río, nosotros necesitamos escuchar la voz de Dios, poderosa y soberana que nos muestra el sendero seguro para esquivar las trampas y las caídas mortales que nos esperan mientras buscamos nuestro verdadero hogar.
Su voz es potente y clara, a través de su Palabra, no hay forma de no escucharlo y seguir sus indicaciones. Sus orientaciones, sus mensajes están tan claramente colocados que nadie puede, si no es a propósito, no saber para donde ir o que atajo tomar. Asimismo su voz es poderosa, porque ninguna barrera lo detiene para llegar a ti y decirte suavemente al oído las indicaciones precisas para que salves tu vida. Quizás sea a través de un ministro, de un amigo leal, de tus padres, de tus profesores o de una meditación simple, pero su voz te llega y te indica que hacer para que tu pie no tropiece con nada.
Ten la certeza que “Cristo siempre envía mensajes a aquellos que escuchan su voz. La noche de la agonía de nuestro Salvador, en el huerto de Getsemaní, los discípulos, dormidos, no escucharon la voz de Jesús; tenían un tenue atisbo de la presencia de los ángeles, pero la somnolencia y el sopor les impidieron recibir la prueba que habría fortalecido sus almas, preparándolas para las terribles escenas que se les avecinaban. Así pues, los mismos hombres que más necesitan la instrucción divina, a menudo, no la reciben porque no establecen comunicación con el cielo. Satanás siempre busca controlar la mente y nadie está a salvo a menos que tenga una conexión constante con Dios. En algunos momentos debemos recibir provisiones del cielo y si queremos que el poder de Dios nos guarde debemos obedecer sus exigencias”.[3]
Mi compañero (a) de fe, estemos listos para escuchar la voz de Dios, porque es verdad que “Dios hace tronar su voz y se producen maravillas: ¡Dios hace grandes cosas que rebasan nuestra comprensión!”.[4] ¡Así sea!/////.
Desde mi rincón de poder…y un poquito antes del retorno de Cristo…
Ubícame en la página web: www.poder1844.org, en el Facebook: http://www.facebook.com/poder1844, o en Twitter: https://twitter.com/joesaa (@joesaa)
[1] http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/08/140818_ciencia_voz_tortugas_amazonicas_conversacion_np.shtml
[2] Ibid.
[3] Testimonio para la Iglesia, T4, 524.
[4] Job 37.5 NVI