¿ENTIENDES? (parte 2)
“¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del Señor?”… Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca.” (Isaías 53.1, 6–7, NVI)
La pregunta del texto bien podría formularse así: ¿sabemos interpretar los tiempos actuales y el plan de salvación?, ¿entendemos la relación de Dios Padre con Jesucristo y las razones de su muerte en la cruz?, ¿este sacrificio era necesario y debe significar algo para nosotros?
En la primera parte, se empezó respondiendo la última pregunta, pero en palabras de Manser: “La muerte de Jesucristo en la cruz es de suma importancia para el NT. A través de la muerte fiel y obediente de Cristo, Dios concede perdón y vida eterna a los pecadores. Los sacramentos cristianos como el bautismo y la cena del Señor se concentran en la muerte de Jesús”.[4] Es decir, el sacrificio de Cristo cumple un rol protagónico e insustituible en la experiencia de salvación del ser humano. No obstante, queda pendiente la explicación de su muerte y la relación del Padre frente a ese suceso. La Biblia nos permite entender algunas cosas, lo suficiente como para comprenderlo y asimilarlo.
La Tierra y todo lo que en ella existe tienen un origen en Dios, Él la creó buena y perfecta, sin embargo, el ser humano, cabeza de la creación, y dotado de libertad de elección, prefirió dejar a un lado la recomendación de Dios, referente a no comer del árbol que se encontraba en medio del jardín, y comió el fruto. El problema de esto, muy aparte de otras consecuencias irreversibles, era que el hombre dejó de creer en su Creador, dudó de su Palabra y desobedeció una orden explícita, de la cual dependía su estabilidad y sobrevivencia. Esta acción cortó la inmunidad y protección sobre el pecado, dejando que esta se instalara en el entorno humano, que cómo oxido comenzó a degradar el metal.
Por consecuencia, el ser humano creado para no conocer el dolor, las lágrimas y la muerte, pasó a ser un ser frágil y mortal, porque la ley era clara: “Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”.[7] ¡Sí, el que peca debe morir! La paga del pecado es la muerte. El hombre no tenía, ni tiene alternativa, está sujeto a pagar su deuda, porque el pecado lo demandaba y la ley de Dios lo exigía.
No obstante, Dios tenía ya un plan listo, porque existía la opción del ingreso del pecado, y el plan era un intercambio. Leamos de nuevo el texto de Romanos: “La paga del pecado es la muerte”, PERO (lo pongo en mayúscula para que veas la importancia de esto) el texto también dice que “el don de Dios es vida eterna”, es decir, la deuda debía ser pagada, la ley obligaba esa acción, pero solo contemplaba el pago, sin especificar el origen del mismo.
Por eso Jesús vino a la Tierra, a llevar adelante el plan que junto a los otros componentes de la Deidad lo habían previsto, y eso era vivir como hombre, demostrar que la ley podía ser cumplida, vivir sin someterse al pecado y pagar la deuda, esto era morir para satisfacer el requerimiento del pecado. Jesús era el indicado para pagar esa deuda porque fue “uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado”.[1] Entonces el plan era este: Jesús pagaba con su muerte la deuda del pecado, y nos regalaba (eso se llama gracia) la vida que no merecíamos. Y toda esta planificación divina, donde Cristo cumplía la exigencia del pecado fue prevista “antes de la creación del mundo” y “se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios”.[2]
Con razón, Juan el discípulo amado, que llegó a entender y asimilar la muerte de Jesús escribió este famoso texto que cobra una notoria significancia cuando entendemos el sacrificio de Cristo: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él”.[3]
Mi compañero(a) de fe, ¿ya tienes una mejor idea de lo que significa el sacrificio de Cristo?, ¿haz entendido la importancia en nuestra experiencia de redención? Quizás estas citas ayuden un poco más:
“En la cruz, Cristo no sólo mueve a los hombres al arrepentimiento hacia Dios por la transgresión de la ley divina (pues Dios induce primero al arrepentimiento a aquel a quien perdona), sino que Cristo ha satisfecho la Justicia. Se ha ofrecido a sí mismo como expiación. Su sangre que mana abundantemente, su cuerpo quebrantado, satisfacen las demandas de la ley violada y así salva el abismo que ha producido el pecado. Sufrió en la carne para que con su cuerpo magullado y quebrantado pudiera cubrir al pecador indefenso. La victoria que ganó con su muerte en el Calvario destruyó para siempre el poder acusador de Satanás sobre el universo y silenció sus acusaciones de que la abnegación era imposible en Dios y, por lo tanto, no era esencial en la familia humana”.
“Cristo era sin pecado; si así no hubiera sido, su vida en carne humana y su muerte de cruz no hubieran sido de mayor valor, a fin de obtener gracia para el pecador, que la muerte de cualquier otro hombre. A la par que asumió la humanidad era una vida unida con la Divinidad. Podía deponer su vida tanto en calidad de sacerdote como de víctima… Se ofreció sin mancha a Dios”.
“La expiación de Cristo selló para siempre el pacto eterno de la gracia. Era el cumplimiento de todas las condiciones que, por estar quebrantadas, habían inducido a Dios a suspender la libre comunicación de la gracia a la familia humana. Se quebrantó entonces toda barrera que impedía la más libre actuación de la gracia, la misericordia, la paz y el amor hacia el más culpable de los miembros de la raza de Adán”.[4]
Con todo lo expuesto, considero que el sacrificio de Cristo será más fácil de creerlo y asimilarlo? ¡Que ese sacrificio no haya sido en vano y sea de bendición para tu experiencia cristiana! ¡Haz que valga la pena! //////////////.
Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…
Ubícame en mi web site: www.poder1844.com o en el Facebook: http://www.facebook.com/poder1844, o en Twitter: https://twitter.com/joesaa (@joesaa)
________________________________________________
[1]Hebreos 4.15 NVI
[2]1 Pedro 1.20-21 NVI
[3]Juan 3.16,17 NVI
[4]Elena de White, La maravillosa gracia de Dios, 153.