ÉL NO FALLA
“Sepan, pues, que nada de lo que el SEÑOR ha dicho contra la familia de Acab dejará de cumplirse. En efecto, el SEÑOR ha hecho lo que había prometido por medio de su siervo Elías” (2 Reyes 10:10 NVI)
El patriarca Jacob puede dar fe que Dios siempre cumple lo que promete. Las Escrituras registran lo que Dios mismo le dijo: “Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido”.[1] El profeta Isaías es otro testigo de la seriedad de las palabras de Dios: “El SEÑOR Todopoderoso ha jurado: ʻTal como lo he planeado, se cumplirá; tal como lo he decidido, se realizaráʼ”.[2] Y del encuentro entre María y Elizabet resaltamos esta afirmación: “¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!”.[3]
La Biblia afirma que Dios es fiel a su Palabra, y la verdad es que Él lo dice y así se hará. Esto es muy contradictorio en medio de un mundo donde mentir es tan natural como respirar. Las cosas entre humanos están tan revueltas que cuando alguien logra engañar a otro, es como una gran conquista y sus calificativos son desde “el mejor” hasta “el más inteligente”, en mi país la frase común entre los que logran engañar a alguien es: “es que soy un vivazo”. Entonces la convivencia con la mentira, ha transformado a la raza humana, en personas desconfiadas, total reza la frase: “en boca del mentiroso, todo se hace dudoso”. Quizás en este momento de la reflexión es oportuno que te pregunte: ¿Te han fallado alguna vez?, ¿creías en una persona y descubriste que todo el tiempo te mentía?, ¿te has convertido en una persona desconfiada?, ¿no crees en nadie?, y no te culpo de nada, porque es tan fácil desconfiar de las personas, es tan fácil envolverse en la mentira. Sin embargo, no todo está perdido, existe Alguien que nunca falla, que sus palabras son verdaderas y que puedes esperar en Él.
Si había una persona que podía desconfiar de todos era Job, sus amigos le fallaron, su esposa lo dejó solo, todo lo que el creyó que era verdad, no lo era, sin embargo él contaba con una Verdad más grande, que sobrepasaba a todas sus decepciones. Desde su lecho de decepción y muerte el clamó a su amigo verdadero: “Yo sé que mi redentor vive, y que al final triunfará sobre la muerte. Y cuando mi piel haya sido destruida, todavía veré a Dios con mis propios ojos. Yo mismo espero verlo; espero ser yo quien lo vea, y no otro”.[4] Nosotros como Job podemos clamar y decir: “todos me han decepcionado, los que creía verdaderos no lo eran, pero yo sé que mi Redentor no me va a fallar, Él cumplirá sus promesas”.
Con razón Jehú les recordó a los habitantes de Samaria que Él Señor no falla a sus promesas, ni advertencias, como al rey Acab que “en efecto, el SEÑOR ha hecho lo que había prometido por medio de su siervo Elías”. En este contexto, el viejo rey David, mientras escribía sus salmos se detuvo para meditar en este: “Canten al SEÑOR con alegría, ustedes los justos; es propio de los íntegros alabar al SEÑOR. Alaben al SEÑOR al son del arpa; entonen alabanzas con el decacordio. Cántenle una canción nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría. La palabra del SEÑOR es justa; fieles son todas sus obras. El SEÑOR ama la justicia y el derecho; llena está la tierra de su amor. Por la palabra del SEÑOR fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas. Él recoge en un cántaro el agua de los mares, y junta en vasijas los océanos. Tema toda la tierra al SEÑOR; hónrenlo todos los pueblos del mundo; porque él habló, y todo fue creado; dio una orden, y todo quedó firme”.[5] En este salmo, “el salmista invitó a los justos a alabar a Dios porque su palabra es fiel y sus obras justas. Los que confían en él pueden estar seguros de que cumplirá sus promesas y que consumará su obra de salvación”.[6]
Mi amigo (a), termina esta lectura con la convicción que la Palabra de Dios es fiel y segura. Todos pueden fallar, pueden mentirte descaradamente, sin embargo el que se hace llamar “el Camino la Verdad y la Vida”, no falla y en su boca no se ha hallado mentira, con razón “todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos «amén» para la gloria de Dios”.[7] Además, “si acudes a Dios con corazón humilde y creyente para buscar dirección en medio de tu perplejidad, tendrás el privilegio de depositar tu caso en sus manos. El cielo y la tierra pasarán, pero sus promesas no fallarán. Pide que Dios cumpla su palabra. Creíste en sus promesas cuando sólo tenías tres años. Revela ahora la sencillez de un niño y acude al Señor con fe inquebrantable. Confía en el Señor con todo tu corazón, y tu confianza nunca será defraudada, nunca se volverá contra ti”.[8]
Mientras nos acercamos al final de la historia de un mundo de mentiras, las decepciones se harán más grandes y más comunes, pero Dios no falla, espera en Dios y Él todo lo hará. Por lo tanto hoy, deja todas tus cargas y pedidos en sus manos, Él se encargará, tú solo tienes que responder “amén”, para la gloria de Dios.
Pr. Joe Saavedra
Desde la línea de batalla y un poquito antes del retorno de Cristo…
Ubícame en la página web: www.poder1844.org o en el Facebook: http://www.facebook.com/poder1844
[1] Génesis 28:15 NVI
[2] Isaías 14:24 NVI
[3] Lucas 1:45 NVI
[4] Job 19:25-27 NVI
[5] Salmos 33:1-9 NVI
[6] John F. Walvoord and Roy B. Zuck, El Conocimiento Bíblico, Un Comentario Expositivo: Antiguo Testamento, Tomo 4: Job-Cantar De Los Cantares (Puebla, México: Ediciones Las Américas, A.C., 2000), 149-50.
[7] 2 Corintios 1:20 NVI
[8] Cada día con Dios, 24 de junio