EL ESPÍRITU SANTO Y LA BIBLIA (Lunes 26 de setiembre de 2011)

“Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios” (Romanos 8:27 NVI)

Cuando la Biblia presenta al Espíritu Santo, lo hace como uno entre tres miembros de la Divinidad, como una persona y cómo una personalidad distinta a los otros. Las evidencias bíblicas son claras y directas de la individualidad y personalidad del Espíritu Santo.

El Nuevo Diccionario de la Biblia, desarrolla en forma contundente la individualidad y personalidad del Espíritu Santo:

Las Escrituras, cuando hablan del E. S., lo presentan con  características que no pueden ser siquiera imaginadas como pertenecientes a una  cosa, a un objeto o a una fuerza. Los atributos de la persona son la capacidad  de pensar, tener sentimientos y voluntad. En cuanto a la capacidad intelectual  del E. S., escribiendo a los Corintios  Pablo dice que “el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”  (1 Co. 2:10). También dice a los Efesios: “Y no contristéis al E. S. de Dios” (Ef. 4:30),  por lo cual se entiende que tiene sentimientos. El atributo volitivo puede  apreciarse en porciones tales como Hch. 16:6–11, donde el E. S. prohibió a Pablo “hablar  la palabra en Asia”. Además son abundantes las declaraciones bíblicas donde se describen las acciones del E. S. como persona, siempre con un  lenguaje claro e inequívoco. El Señor Jesús dijo que el E. S. enseñaría “todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho” (Jn. 14:26). El E. “da testimonio a nuestro  espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16). Le vemos que hace  milagros, como arrebatar a Felipe y trasladarlo a Azoto (Hch. 8:39–40). El E. ordena (“Ellos … enviados por el E. S., descendieron a Seleucia”  [Hch. 13:4]). El E. realiza una labor de convencimiento en las almas (“Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” [Jn. 16:8]). Se nos enseña que el E. S. intercede por los creyentes (“Qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el E. mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” [Ro. 8:26]), etcétera. Éstas no son cosas que realice una fuerza, sino una persona. Además, se nos dice que es posible mentirle al E. S., como lo hicieron Ananías y Safira (Hch. 5:3). Hay gente que le hace resistencia (Hch. 7:51). En distintos pasajes bíblicos se habla de relaciones con el E. S. como persona. En efecto, el Señor Jesús enseñó que “la blasfemia contra el Espíritu” es algo imperdonable y que “al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero” (Mt. 12:31–32). No se blasfema contra una cosa, sino contra una persona.[1]

Mi amigo(a), en medio de los ataques contra Dios Espíritu Santo,  debemos aceptar lo que la Biblia dice, asimismo debemos aceptar y pedir diariamente la presencia del Consolador, porque cuando venga Él “convencerá al mundo de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio”.[2]… Qué tengas un buen descanso…

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…

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E. S.: Espíritu Santo.

[1]Alfonso Lockward, Nuevo Diccionario de la Biblia. (Miami: Editorial Unilit, 2003), 368.

[2] Juan 16:8 NVI

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