DOBLE PORCIÓN

“Al cruzar, Elías le preguntó a Eliseo: —¿Qué quieres que haga por ti antes de que me separen de tu lado? —Te pido que sea yo el heredero de tu espíritu por partida doble —respondió Eliseo” (2 Reyes 2:9 NVI)

PACO-ENCUENTROS-eliseo-y-eliasMientras le daba una mirada a las noticias de hoy, una me llamó la atención. En ella anunciaban la llegada de cierta cantante a cierto país, y resaltaba los pedidos excéntricos de la artista, que debían estar listos para su llegada. Entre muchas otras cosas exigió panchos de tofu, garbanzos, cuatro limones en rodajas y sorbetes de 26 centímetros de largo, una heladera eléctrica, una licuadora, chocolate caliente sin azúcar, una caja para platos sucios, un vaporizador pequeño de leche, vino blanco Chardonnay y tinto Sirah, Malbec y Cabernet de buena calidad, botellas de vodka, tequila y whisky, 12 packs de cerveza Stella Artois y destapador de botellas. A propósito de esos raros pedidos, la noticia traía a colación otros pedidos paradójicos de otros artistas, por ejemplo uno de ellos, en su lista hizo hincapié en el mobiliario: un espejo de cuerpo entero, velas y lámparas de pie. En cuanto a “cátering” y utensilios no podían faltar mantequilla de maní, galletitas, mucha fruta y tupperware. Otro, además especifica cada elemento del amoblado de las distintas secciones de su camarín, y en su última visita añadió 18 rosas rojas y 18 rosas blancas, además de una zona para hacer gimnasia y recibir masajes. No contento con eso, solicitó lino negro para cubrir las mesas de comida, servilletas de lino blancas, una tetera, seis vasos de trago largo y veinte vasos descartables de 500 ml de plástico duro. Y si todo esto es raro, otra artista, antes de aceptar una gira se  cerciora que su pedido sea cumplido hasta el más mínimo detalle. Entre sus pedidos figura 20 líneas de teléfonos satelitales para usar en el back del escenario, también le interesa el aspecto de su camarín, y en ella incluye, rosas y lirios cortados de modo que midan 6 pulgadas exactamente, y ¡pobre de aquel que se pase un milímetro!

Realmente, esos pedidos son estrambóticos y asombrosos, pero a pesar de ello, lo consiguen y disfrutan sus pedidos. Sin embargo, muchos otros humanos simples, y en ese grupo nos incluimos, tenemos pedidos y deseos, que si bien es cierto, no son tan descabellados como las listas de arriba, son muy parecidos. Los pedidos más comunes son: mejor sueldo, éxito, una buena casa, el auto del año, una holgada cuenta bancaria, el amor de la vida, unas buenas vacaciones o quizás una comida en un buen restaurant. Sin embargo, quizás ni se nos pasó por la cabeza, pedir una doble porción del Espíritu Santo. Solamente, la gente extraña para el mundo, pero honorable para el cielo, pueden pedir la presencia del Espíritu Santo en su vida. Con razón el profeta Elías, y también su par Eliseo, son parte de ese grupo de personas, extrañas para la gente, que pueden pedir el poder del cielo y con un golpe de su manto partir el caudal de un río para pasar al otro lado.

La historia bíblica cuenta que habiendo cruzado Elías y Eliseo el río Jordán, el primero declaró a Eliseo: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti”. Él pidió: “que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”. “Por fin Eliseo supo la razón por la cual no lo dejaba solo. Lo que quería no era sobrepasar a Elías en sus hazañas milagrosas, sino recibir una doble porción de su fe como sucesor legítimo así como bajo la ley hebrea, el primogénito pedía su herencia al padre”.[1] Esto significaba “que Eliseo estaba dispuesto a seguir a Jehová a toda costa sin tomar en cuenta el precio que tendría que pagar por ser doblemente responsable (“cosa difícil has pedido” v. 10). Elías entonces le propuso una condición: “si me vieres cuando fuere quitado de ti (v. 10), entonces sabrás que Dios te ha escogido”.[2]

Henry y Lacueva, comentan en referencia al pedido de “doble porción del Espíritu”, que “Eliseo aprovecha la buena oportunidad que se le presenta para enriquecerse con los mejores tesoros, y le pide «una doble porción de su espíritu». No pide riquezas, ni honores, ni comodidades, sino ser equipado para servir a Dios y a su generación. Pide: (A) «espíritu»; no porque estuviese en poder de Elías conferir los dones y las gracias espirituales que él tenía (por eso no dice: «Dame el Espíritu», pues sabía muy bien que era don de Dios), sino como pidiéndole que interceda delante de Dios a tal fin: «Te ruego que vengan sobre mí». (B) Su espíritu (el de Elías), pues iba a ser profeta en lugar de él, para continuar su obra, y hacer las veces de padre con los hijos de los profetas y salir al paso de sus enemigos, pues le iban a salir al encuentro las mismas dificultades que a ellos. (C) «Una doble porción de su espíritu»; no quiere decir el doble de lo que Elías tenía, sino el doble de lo que tenían los demás profetas; algo así como la porción del primogénito (Dt. 21:17), que se había criado bajo la tutela de Elías y había de sucederle en el ministerio”.[3]

Muchas veces me detengo para indagar dentro de mí, y ver mis más caros anhelos. En esa acción, descubro que en mi lista de pedidos, los primeros lugares lo ocupan cosas materiales, deseos perecederos y bendiciones que se puedan tocar, y tristemente descubro también, que en los últimos lugares se ubican las bendiciones eternas, imperecederas y perfectas. Pienso en todo y deseo muchas cosas, y me olvido de la parte más importante, pedir una doble porción del Espíritu Santo. ¿Y qué hay de ti mi amigo?, ¿qué hay en tu lista de deseos? Este momento te invito a cambiar toda tu lista, yo ya lo estoy haciendo, estoy colocando en los primeros lugares los verdaderos y mejores tesoros, los que nos lleven al cielo, los que salven a nuestras familias. Mi pedido ha salido como un gemido de un cuerpo moribundo: “Señor dame de tu Espíritu, pero no lo deseo poco, lo deseo en abundancia”.

Mi amigo (a), unámonos al grupo de los extraños para el mundo, pero herederos de los cielos que piden el poder del cielo. Sigamos los pasos de Elías y Eliseo, porque ese camino nos llevará al encuentro del Dador de esas riquezas eternas, porque los deseos de este mundo son tan pasajeros porque “la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar”.[4] Más bien pidamos y clamemos como el rey David: “No me alejes de tu presencia ni me quites tu santo Espíritu”.[5]

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Brian M. Teachout, Estudios Bíblicos ELA: La Ruina de un Reino (1ra y 2da Reyes) (Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.,I 1996), 97.

[2] Ibid.

[3]Matthew Henry and Francisco Lacueva, Comentario Bíblico de Matthew Henry (08224 TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1999), 396.

[4]  Mateo 6:19-20 NVI

[5] Salmos 51:11 NV

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