CUMPLIENDO EL DEBER

Joab era general en jefe del ejército de Israel; Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los quereteos y los peleteos; Adonirán supervisaba el trabajo forzado; Josafat hijo de Ajilud era el secretario; Seva era el cronista; Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes; Ira el yairita era sacerdote personal de David” (2 Samuel 20:23-26 NVI)

saber-que-hacerEl rey David tenía sus hombres de confianza. Cada uno de ellos tenía una función que cumplir. Por eso el texto dice: “Joab era general en jefe del ejército de Israel; Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los quereteos y los peleteos; Adonirán supervisaba el trabajo forzado; Josafat hijo de Ajilud era el secretario; Seva era el cronista; Sadoc y Abiatar eran los sacerdotes; Ira el yairita era sacerdote personal de David”. Toda organización, grande o pequeña que desea ser exitosa, debe trabajar en orden, y parte de ese atributo es delegar funciones y saber desempeñarlas.

El Diccionario Hispano-Americano de la Misión, menciona en primer término un concepto sobresaliente del término “función”: “Tiene que ver con la posición u ocupación profesional u oficial que alguien ocupa en la vida. Es la acción para la cual una persona o cosa está capacitada o dotada, puede ser empleada o usada, o el propósito por el cual existe. Es lo que se espera que la persona haga en cumplimiento de un fin determinado. Implica el cumplimiento de un propósito y la idea de que quien cumple la función sirve para llevar a cabo una acción particular. Es lo que se espera que una persona haga en una determinada posición en razón de su ocupación o profesión, o de su particular relación con otros (pastor, evangelista, maestro, misionero, etc.)”.[1] Quiero extraer y resaltar la parte final de este concepto: “Es lo que se espera que una persona haga en una determinada posición en razón de su ocupación o profesión, o de su particular relación con otros”. En esta parte, la siguiente pregunta general es pertinente: ¿sabes cuál es tú función en la vida? o ¿sabes qué hacer en cada espacio de tu existencia?, esto involucra tus relaciones con tus seres queridos, con las demás personas que te rodean, con tu trabajo y especialmente, con tu ministerio cristiano.

Específicamente, en nuestra experiencia cristiana, “debemos tener presente la perspectiva correcta de nuestro ministerio, porque el pueblo de Dios es semejante a un cuerpo. Al estudiar el cuerpo humano, nos damos cuenta de que está formado por muchas partes. No todas son iguales, ni tienen la misma función. Tampoco pueden funcionar aisladamente de las demás. Todas son necesarias para el bienestar del organismo. Así es también en el cuerpo de Cristo. En el pueblo de Dios hay muchos individuos; pero todos son diferentes. Sin embargo, formamos una sola entidad. Por eso, todos somos importantes. Cada miembro tiene alguna función importante que contribuye al bienestar y funcionamiento integral. Dependemos los unos de los otros. El cuerpo no puede funcionar bien si algunos miembros faltan, o si están enfermos; la interdependencia de los distintos componentes nos obliga a reconocer la importancia de todos y cada uno de ellos. Por esta razón, es tan importante que cada individuo que forma el cuerpo de Cristo reconozca la función que Dios le ha asignado. Debemos evaluar nuestro lugar en el plan de Dios para vernos como Él nos ve. Sólo al reconocer lo que Dios nos ha capacitado para hacer, podremos funcionar conforme al plan que tiene para nosotros y para el bienestar del cuerpo entero”.[2]

En este sentido, el apóstol Pablo presenta este tema en una manera mucho más amplia en 1 Corintios 12, un capítulo que merece un estudio profundo en relación con esto. Si dispone de tiempo, búsquelo y haga una lista de las verdades que enseña en cuanto al cuerpo y cómo se aplican al pueblo de Dios. Usted también tiene una función asignada por Dios si es un miembro del cuerpo de Cristo. Dios le ha dado un ministerio qué cumplir. Debe descubrir esa tarea y procurar llevarla a cabo como para el Señor. Cada uno debe comprender su lugar en el programa divino desde la perspectiva de Dios.

Además, “considere los talentos que Dios le ha dado. Existen muchas maneras de servir a Dios. En Romanos 12:6–8 se mencionan algunas posibilidades, pero hay muchas otras funciones en el cuerpo de Cristo. ¿Cuáles son algunas de las capacidades que Dios le ha dado? Haga una lista de las cosas que ha podido hacer para servir a Dios. Si nunca ha hecho nada, considere alguna aptitud que puede ofrecerle a Dios para ayudar a su iglesia”.[3]

Mi amigo, los servidores de David sabían sus funciones y lo hacían de la mejor manera. Tú y yo, cómo servidores de Dios, ¿sabemos que hacer para agradarle? Si no lo sabemos, quizás la tarea que aparece en el párrafo anterior podría ser de gran ayuda. Al terminar el día, no vayas a la cama sin saber lo Dios quiere que hagas por su causa.

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

www.poder1844.org


[1] Pablo Alberto Deiros, Diccionario Hispano-Americano de la Misión (Casilla, Argentina: COMIBAM Internacional, 1997).

[2] Rafael Porter, Estudios Bíblicos ELA: Viviendo por la Fe (Romanos Parte II) (Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C., 1988), 17-18.

[3] Rafael Porter, 18-19.

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