CONVIVIR CON EL MAL
“No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno” (Juan 17:15 NVI).

Quizás tú y yo seamos de los millones de personas alrededor del mundo que tenemos esperanza en que el desarrollo de una vacuna sea la solución definitiva para la pandemia de covid-19.[1] Sin embargo, los expertos han advertido que, incluso acelerando el paso, el desarrollo de una vacuna puede requerir mucho tiempo o, peor aún, simplemente no ocurrir. Asimismo, como dijo Michael Ryan[2] «podría convertirse en otro virus endémico en nuestras comunidades y estos virus pueden no irse nunca».
Por lo tanto, queda una posibilidad que no puede ser descartada: convivir con este virus por mucho tiempo. Y esta probabilidad puede ser desalentadora en vista que hasta la fecha el número de contagios confirmados supera los 5,4 millones y las muertes rondan los 350.000, aunque estas cifras parecen que no tienen un final cercano. Sin embargo, convivir con un virus letal, no sería la primera experiencia de la humanidad, para decir verdad venimos conviviendo con cuatro muy peligrosos y mortales,[3] pero nos hemos arreglado para que no nos contagiemos con ellos:
1. VIH
Han pasado más de 30 años desde que los científicos lograron aislar el VIH, causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Su aparición causó gran alarma pues durante años su contagio equivalía a una sentencia de muerte. Este virus ha sido el causante de la muerte de más de 32 millones de personas, de acuerdo con cifras de la OMS. También tuvo un impacto significativo en la vida cotidiana de las personas pues obligó a modificar algunos hábitos sexuales, debido a que esta era una de sus principales vías de contagio.

Han pasado cuatro décadas, y pese a los esfuerzos de la ciencia, aún no existe una vacuna para el VIH y, con unos 40 millones de personas contagiadas alrededor del mundo, este virus está lejos de desaparecer.
2. Gripe aviar
Desde finales de la década de 1990 se han detectado dos cepas de gripe aviar que infectaron y causaron la muerte de muchas personas. Se trata de un virus que se transmiten entre las aves y que éstas, a su vez, los pasan a los humanos a través del contacto directo o con objetos contagiados con las heces de animales enfermos.
En 1997, se detectaron en Hong Kong los primeros casos de infección por el virus H5N1, que llevaron a sacrificar a todos los pollos de la isla. Desde entonces, se han reportado casos en más de medio centenar de países en África, Asia y Europa con una tasa de letalidad en humanos de 60%. Asimismo, la cepa A H7N9 (hermana del H5N1) fue detectada por primera vez en mayo de 2013 en China, donde desde entonces se han reportado algunos brotes esporádicos. Pero hasta la fecha no existe una vacuna contra esos virus.

3. SARS
Identificado por primera vez en 2003, el SARS-CoV es un tipo de coronavirus que -según se cree- fue transmitido a los humanos por algún animal, probablemente un murciélago.
Los primeros contagios se registraron en 2002 en la provincia china de Cantón. Este virus fue causante de una epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) que en 2003 afectó a 26 países con un total de más de 8.000 casos. Desde entonces, se han registrado un pequeño número de contagios.
A diferencia de la gripe aviar, este virus se transmite fundamentalmente por contacto humano. Hasta la fecha no hay una cura, ni vacuna para esta enfermedad.
4. MERS
El MERS-CoV es también un tipo de coronavirus. Fue detectado por primera vez en 2012 y es el causante de una enfermedad conocida como síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés). Se trata de un virus con una alta tasa de letalidad: entre los 2.494 casos confirmados que se habían producido en el mundo hasta noviembre de 2019, se habían reportado unos 858 fallecidos.

El virus fue detectado por primera vez en Arabia Saudita pero luego se hallaron casos en 27 países, incluyendo 12 de Medio Oriente. El virus se transmite fundamentalmente de animales a personas y, concretamente, se cree que los dromedarios son la principal fuente de contagio. Hasta la fecha tampoco hay una cura.
Frente a estas enfermedades mortíferas y sin una cura a la vista, el ser humano ha tenido que ingeniárselas para poder convivir con ellas. No obstante, la forma más segura para no contagiarse es prevenir, manteniendo distancia del enfermo y con las medidas de profilaxis adecuadas.
De la misma forma, los seguidores de Jesús tienen que ingeniárselas para convivir con otra enfermedad incurable de índole global: el mal.
Como lo opuesto al bien, el mal es cualquier cualidad, condición o evento que es negativo y destructivo en sí mismo. El dolor y la infelicidad son los principales síntomas y signos del mal. Síntomas, porque el ser humano lo vive y lo siente. Signos, porque se ve y se puede tocar. Asimismo, la Biblia comúnmente usa “mal” como sinónimo de pecado.
Con razón Dios está en contra del mal. Inclusive plasmó su rechazo en los Diez Mandamientos: “No tendrás dioses ajenos delante de mí… No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano… No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No dirás contra tu prójimo falso testimonio. No codiciarás la casa de tu prójimo… ni cosa ninguna de tu prójimo”.[4] Asimismo, una y otra vez en las Escrituras Dios prohíbe el mal. Por ejemplo, por medio del profeta Isaías, Él dice: “¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas! ¡Dejen de hacer el mal!”.[5]

Por lo mismo, Jesús conociendo de antemano (1) que el causante de todo mal es el enemigo Dios, y que éste inoculó ese “virus” a través del pecado, asimismo (2) que mientras no tengamos la cura para el mal debemos aprender a convivir con él, dijo esto: “No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno”.
Dijo esto, porque la única forma de protegerse del mal, y por ende de su originador, como en el caso de las enfermedades incurables, es prevenir. En este sentido, las medidas básicas de prevención son, y en palabras del rey David:
- Mantener la distancia adecuada de los reproductores del mal: “Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores ni cultiva la amistad de los blasfemos…” (Salmos 1:1). En palabras populares sería así: “Mira con quién andas y te diré quién eres” o “el que con lobos anda aprende a aullar”.
- Desinfectarse y limpiar todo lo que puede ser contaminado: “…sino que en la ley del SEÑOR se deleita, y día y noche medita en ella” (Salmos 1:2). No hay vida más limpia, que aquella que se revisa todos los días para descubrir la suciedad y limpiarla al instante. La Biblia es el espejo y Dios el mejor limpiador.
- Seguir las indicaciones de los expertos. Hacer caso hasta el más mínimo detalle, para mantenerse fuertes y soportar el “mal”: “Es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan” (Salmos 1:3). El experto es Dios y su Palabra la más segura contra el mal. Quién obedece al detalle no puede decir a final de la tarde: “la carne es débil”.

Mi apreciado(a) compañero(o) de fe, vivimos tiempos de angustia y el panorama no pinta bien, porque el mal que acarrea dolor, inmoralidad e infelicidad está tomando las calles. Sin embargo en la distancia ya se dibuja la silueta de Jesús que viene con la cura final y definitiva. Mientras tanto queda orar y estar despiertos para poder aplicar las medidas preventivas, de tal forma que nuestra familia y nosotros mismos podamos convivir con esa enfermedad, sin peligro de contagiarnos y condenarnos a muerte.
Jesús después de rogar por nosotros: “No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno”, nos resume las medidas preventivas: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad…”.[6] Por allí empieza todo. ¿Qué piensas… qué decides?
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…
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[1]Significa que una enfermedad se presenta en una población o lugar específico. Asimismo “llega para no irse por mucho tiempo”.
[2]Director de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
[3]https://www.bbc.com/mundo/noticias-52803270
[4]Éxodo 20:3, 7, 13–17
[5]Isaías 1:16 NVI
[6]Juan 17:17 NVI