CONSECUENCIA (miércoles 24 de agosto de 2011)

 “El que es justo obtiene la vida; el que persigue el mal se encamina a la muerte” (Proverbios 11:19).[1]

La raza humana, al haber permitido el ingreso del pecado a la tierra asumió una carga que no puede sostener. El peso del mal es tan agobiante como ser  lanzados al mar con las manos y los pies atados. Allí el ser humano, entre la oscuridad de aguas profundas se sacude desesperadamente tratando de liberar sus manos y sus pies con el afán de salvar su vida, sin embargo se hunde más, se enreda más y su final es el horror de la muerte.

Con razón apóstol Pablo menciona la consecuencia principal del pecado: “Porque la paga del pecado es muerte…”,[2] refiriéndose al único camino que tiene el ser humano infectado de iniquidad, y esto es, morir inevitablemente. No hay forma de escapar al aguijón de la muerte, todos estamos en la cola esperando nuestro turno para despedirnos sin pena ni gloria.

Por otro lado, el ser humano no se queda sin hacer nada, busca alternativas para salvar su vida, corre de un lado a otro buscando solución a su destino fatal, mira a todos buscando salidas, escucha todo tipo de recetas buscando el alivio a su mal terminal, y en ese trayecto se degrada más, no le importa nadie más que él mismo, se lastima y su angustia lo va acabando. Esa de la condición del ser humano en pecado, una vida cansada que no halla reposo, el rey David lo dice de este modo: “Por causa de tu indignación no hay nada sano en mi cuerpo; por causa de mi pecado mis huesos no hallan descanso”.[3]

Sin embargo, si el hombre dejaría de mirar por todos lados para hallar descanso y levantaría su vista al cielo podría sentir que nada está perdido todavía, porque  existe Alguien que es capaz de pagar la deuda del pecado y liberarnos de la muerte. La Biblia apunta a Jesús cómo el único capaz de liberarnos de las ataduras del pecado y regalarnos vida en abundancia. Y aunque las fuerzas del mal nos susurren al oído que la paga del pecado es muerte,  hay  una voz que retumba en el universo que nos revela que “la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor”.[4]

Mi amigo(a), hoy es el día de respirar por todos lados aire fresco de esperanza, y aunque estamos heridos[5] por el pecado, tenemos la promesa de liberarnos de él, y por consecuencia deshacernos de la muerte. No persigamos el mal, seamos hombres justos[6] y obtendremos la vida. Acepta a Jesús como tu salvador personal, ¿ya lo hiciste?,  este momento hazlo otra vez.

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] International Bible Society, Nueva Versión Internacional. (East Brunswick, NJ, USA: Sociedad Bı́blica Internacional, 1979). En adelante NVI.

[2] Romanos 6:23 NVI

[3] Salmos 38:3 NVI

[4] Romanos 6:23up NVI

[5] Mañana hablaremos de otras consecuencias del pecado.

[6] La reflexión del viernes será sobre las acciones para escapar del pecado.

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