EL CRISTIANO PERFECTO

Existe un pasaje en la Biblia que resulta inquietante y quizá hasta perturbador: “Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:48).[1] En cierta ocasión un sincero creyente me dijo: “Lo veo como un objetivo muy alto muy difícil de alcanzar”. Otras reflexiones honestas que surgen al leer ese versículo son: «¿Podré alcanzar la perfección de Dios?» «¿Será que puedo llegar a ser perfecto?»

La buena noticia es que, una cuidadosa observación del contexto de ese versículo y un acertado análisis de la palabra original que se traduce como “perfecto”, puede develarnos una verdad esperanzadora y concluir que un cristiano puede alcanzar la perfección.

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LA CONDUCTA QUE A DIOS LE AGRADA

“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él” (Colosenses 3:17 NVI)

Los expertos en conducta humana que estudian la Biblia, mencionan que los 10 mandamientos son en esencia mandados éticos. A la vez, al encontrar a lo largo de sus páginas muchas referencias al comportamiento humano, catalogan a Las Escrituras como un compendio ético por excelencia. Como ejemplo, el versículo que encabeza este artículo y materia de reflexión, es uno de los tantos que colocan a la Biblia en la “repisa” de los libros altamente éticos.  

Cuando nos referimos a ética, en términos generales es el “conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad”,[1] pero al hacerlo en el contexto bíblico, son “principios, tanto teóricos como prácticos, para vivir rectamente ante los ojos de Dios. La Escritura provee una dirección detallada con respecto a la conducta de los creyentes…”.[2] En síntesis, cuando hablamos de ética, lo primero que tiene que venir a la mente es la palabra “conducta” o “comportamiento”, por eso no debe de sorprendernos cuando Pablo de forma directa nos dice: “y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús”, porque está resaltando el comportamiento que a Dios le agrada y lleva su Nombre.

La pregunta natural que se formula es: ¿Cuál es la conducta que a Dios le agrada? Para responder esa incógnita, es necesario entender el proceso del comportamiento, que de forma simple podemos resaltar dos pasos: pensar y hacer. Lo primero es la teoría, lo segundo, la práctica. Normalmente los hechos son influenciados por los pensamientos, porque la conducta empieza en la mente, pero se muestra plenamente en acciones. Por lo tanto, la conducta puede ser fácilmente identificada, no es muy difícil para una persona que observa en su contexto ético, “darse cuenta si el comportamiento de la persona observada es correcto o incorrecto. Si las actitudes son correctas, se dice que esa persona tiene una buena conducta; si es incorrecta, entonces se dice que tiene mala conducta”.[3]

Por otro lado, según los expertos en conducta, existen varios tipos, pero tres son los predominantes y pueden ser identificados por las acciones:

  • Conducta agresiva: Trata de satisfacer sus necesidades. Le gusta el sentimiento de poder, pero en el fondo sabe que se está aprovechando de los demás. Repite constantemente que tiene razón, pero oculta un sentimiento de inseguridad y de duda. Suele estar sola, puesto que su conducta aleja a los demás; no obstante, nunca admitirá que necesita amigos. Suele ser enérgica, pero con frecuencia, de una forma destructiva. En realidad, no se gusta a sí misma, por lo tanto, crea un ambiente negativo a su alrededor. Tiene la capacidad de desmoralizar y humillar a los demás. Se le puede reconocer por su típico lenguaje verbal y corporal
  •  Conducta pasiva: No nos dejemos llevar por la primera impresión de la frase, puesto que la pasividad tiene características muy desfavorables para el ser humano que la posee. Los demás se aprovechan fácilmente de la persona con conducta pasiva . Suele tener sentimientos de inseguridad y de inferioridad, que se refuerzan siempre que entra en contacto con una persona agresiva. Está enfadada consigo misma porque sabe que los demás se aprovechan de ella. Es una experta en ocultar sus sentimientos. Es tímida y reservada cuando está con otras personas. No sabe aceptar cumplidos. Se agota y no tiene mucha energía ni entusiasmo para nada. Su actitud acaba irritando a los demás. Absorbe la energía de los demás.
  • Conducta asertiva: Reconocen tantos sus defectos como sus virtudes con facilidad, saben dar cumplimiento fiel a sus promesas, saben cultivar el arte de sentirse bien con ellos mismos, como así también, saben lograr que las demás personas se sientan bien con ellos. Las personas de conducta asertiva son practicantes auténticas de las buenas relaciones humanas; siempre manifiestan un trato cordial, respetuoso y considerado con las demás personas. Casi siempre logran sus metas y objetivos en todo lo que tiene que ver con el sabio y prudente reclamo de sus derechos individuales. Esta conducta es una principal característica de la Inteligencia Emocional, que en simples palabras es el manejo acertado de las emociones, que es parte de la buena y completa salud de una persona.

De estas tres conductas, la Biblia en todas sus páginas éticas, apunta a la tercera. Por lo tanto, en esta parte ya estamos respondiendo a la pregunta que quedó pendiente: ¿Cuál es la conducta que a Dios le agrada?  Definitivamente, nuestro Creador desea que tú y yo tengamos una conducta asertiva, porque una persona que alaba y agradece a Dios en el nombre de Jesús, está en paz con su pasado, solo lo tiene en cuenta para aprender; vive y disfruta su presente, está conforme con lo que tiene y es bendición a los que le rodean; y espera el futuro con esperanza, porque está convencido que el plan que Dios tiene para su vida es mejor y perfecto.

Sin embargo, otra pregunta surge de forma natural: ¿y cómo obtengo esa conducta asertiva que le agrada a Dios? Buena y vital pregunta, que en otro artículo seré más exhaustivo, lo que puedo adelantar ahora, es que la respuesta se encuentra en considerar el proceso de la conducta que mencionamos en un párrafo anterior: pensar y hacer. Es decir, considera donde empieza una conducta, el orden no es de afuera hacia adentro, sino de forma inversa, por eso la Biblia exhorta claramente: “Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella”.[4] Porque una conducta germina en la mente, en la “tierra y el abono” que tiene, cuyos frutos de manifiestan en acciones, en lo que la gente puede percibir.

Por eso mi apreciado(a) compañero(a) de fe, ¿qué tierra y abono estás metiendo a la mente? Te lo digo de forma menos ilustrativa: ¿qué estás oliendo, tocando, viendo, leyendo o escuchando? Todo lo que entra a tu cerebro, prepara y germina una conducta que se manifestará en hechos, en comportamientos que agradan a Dios o  le entristecen. ¿Qué piensas? ¿qué decides?///////////.

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[1] Núria Lucena Cayuela, ed., Diccionario general de la lengua española Vox (Barcelona: VOX, 1997).

[2] M. H. Manser, Diccionario de temas bíblicos, ed. Guillermo Powell (Bellingham, WA: Software Bíblico Logos, 2012).

[3] Silverio Manuel Bello Valenzuela, Ética Pastoral Para El Ministro de Hoy (Silverio Bello, 2013), 34.

[4] Mateo 15:11 NVI

SUEÑO PROFUNDO

“En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado” (Salmos 4:8 NVI).

A principios de la década de 1990, el historiador Roger Ekirch atravesó la entrada arqueada de la Oficina de Registro Público de Londres, un imponente edificio gótico que albergó los Archivos Nacionales del Reino Unido desde 1838 hasta 2003.

Vidriera medieval de una iglesia que muestra a una pareja del Medievo durmiendo

Ekirch estaba preparando la escritura de un libro sobre la historia de la nocturnidad, y había estado revisando registros desde la Edad Media hasta la Revolución Industrial. Allí, entre las interminables filas de papeles de vitela y manuscritos antiguos, encontró testimonios de una práctica que parecía normal, pero era extraño: La noche de sueño dividida en dos.

En los meses siguientes, Ekirch revisó más archivos y encontró muchas más referencias de este misterioso fenómeno del sueño doble, o «sueño bifásico», como lo llamó más tarde.

El “sueño bifásico” del siglo XVII, constaba de dos partes:

  • Primer sueño: Desde las 21:00 hasta las 23:00.
  • Segundo sueño, “reloj” o sueño mañanero: Desde la 01:00 hasta el amanecer.

Entre ambos sueños había un “hueco libre”, que duraba normalmente un par de horas (23:00 hasta 01:00). En ese lapso, la gente hacía cualquier cosa, desde volver al trabajo de campo, vigilar a los animales, tareas domésticas, intimidad entre las parejas, realizar reuniones religiosas y hasta filosofar. Ese tiempo era valioso y muy aprovechado.

Cuando el historiador amplió su búsqueda para incluir bases de datos online de otros registros escritos, pronto quedó claro que el fenómeno estaba más generalizado y normalizado de lo que jamás hubiese imaginado. Por ejemplo, los primeros sueños se mencionan en una de las obras más famosas de la literatura medieval, «Los cuentos de Canterbury», de Geoffrey Chaucer (escrita entre 1387 y 1400).También están incluidos en Beware the Cat (1561), del poeta William Baldwin, la primera novela de la historia, sobre un hombre que aprende a entender el lenguaje de unos aterradores gatos sobrenaturales, en el “hueco libre”.

The Resurrection of Christ, by Giotto.

Ekirch también encontró referencias al sistema de dormir dos veces en cientos en cartas, diarios, libros médicos, escritos filosóficos, artículos periodísticos y obras de teatro. Asimismo, descubrió que el «sueño bifásico» no era exclusivo de Inglaterra: se practicaba ampliamente en todo el mundo preindustrial.

Este descubrimiento, llevó al historiador a descubrir también, que gran parte de la humanidad abandonó el sistema de dos sueños, a partir de principios del siglo XIX. La principal razón fue la Revolución Industrial.

La iluminación artificial se volvió más predominante y poderosa, y además de alterar los ritmos circadianos de las personas, permitió que se quedaran despiertas más tarde. Sin embargo, aunque la gente ya no se acostaba a las 21:00, tenían que despertarse a la misma hora de la mañana, por lo que su descanso se vio truncado. Ekirch cree que esto hizo que su sueño fuera más profundo, porque había cansancio y estaba comprimido.

Entonces, además de alterar los ritmos circadianos de la población, la iluminación artificial alargaba el primer sueño y acortaba el segundo. A finales del siglo XX, la división entre los dos sueños había desaparecido por completo: la Revolución Industrial no solo había cambiado nuestra tecnología, sino también nuestra biología.

Mi apreciado(a) amigo(a), quizás hoy la gente ya ni duerme. Las calles por las noches están llenas de sonámbulos y las casas de gente que no puede dormir. Cada año, los centros nocturnos obtienen más ganancias y las farmacéuticas facturan jugosas ganancias con sus pastillas que adormecen y hacen dormir.

Un amigo que sufría de trastornos del sueño me decía: “No puedo dormir, y si duermo tengo pesadillas, y quiero despertar. Si tomo algo para dormir, amanezco peor, como si me hubieran dado a palazos en todo el cuerpo. Cuando se acerca la noche empiezo a temblar”.

How to sleep better: for parents | Raising Children Network

No se cómo va tu experiencia con el sueño, pero algo quiero que lo tengas presente: una cosa es dormir, y otra descansar. El sueño saludable es aquel que te permite dormir con descanso. La prueba de eso es que te levantas renovado, agradecido y con ganas de correr de nuevo tras tus objetivos. Para lograrlo considera: comer saludablemente y muy poco por las noches, acostarse lejos de los aparatos electrónicos, mantenerse en movimiento durante el día, toma una ducha tibia, aprender a vivir un día tras otro y sobre todo, vivir bajo los principios de la Biblia y confiar en que Dios lo tiene todo bajo control. Cuando vives así, llega la noche y mientras vas cediendo al sueño reparador exclamas seguro: “En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, SEÑOR, me haces vivir confiado”. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?////////////////.

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SI MEJOR EMPEZAMOS A VER

“Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir?’” (Hechos20:35 NVI)

Hoy me puse a caminar buscando alguna lección para escribir. Tomé la Gran Vía “de les Corts Catalanes”, una avenida principal que desemboca en la histórica plaza de las Glorias Catalanes, y como la tarde era fresca, mientras el sol se ocultaba desapercibido entre las luces y las decoraciones navideñas, decidí sentarme a contemplar el vaivén agitado de las personas que se apresuraban para acabar con las compras, escoger el regalo o coordinar la cena de la noche. Es cierto que el movimiento frenético en las grandes ciudades es normal, pero hoy era más evidente, por la antesala a una celebración que por muchas décadas los cristianos han adoptado como suya.

Barcelona Mobilitat (@BCN_Mobilitat) / Twitter

Era interesante observar cómo hoy la gente anda enfocada en los preparativos de la cena familiar, parecen que los ojos y las piernas van en automático: tiendas, supermercados, boutiques, peluquerías, cajeros automáticos, etc. Todas las compras y arreglos van a desembocar en algún lugar tibio, donde no falte la comida, los regalos, el buen vino y los abrazos. El año ha sido arduo, es preciso parar, relajarse y disfrutar de la fiesta.

Mientras contemplaba la ida y venida de las personas, absortas en sus propias vidas, me puse a mirar un poco más y una escena me dejó pensado por muchos minutos. Normalmente miramos, pero no vemos. Es decir, mirar es la capacidad normal del cuerpo de dirigir la vista hacia un objeto, ver, es utilizar la mente, entender lo que miramos. Porque en medio de la gente que corría para tener la mejor cena y disfrutar de los mejores regalos, la escena de un hombre entre unas bancas me obligó a aceptar que todos lo miraron, pero nadie lo vio.

El tipo acomodaba unos cartones, y desenvolvía una manta raída. De una sucia mochila sacó una botella que tenía algún líquido con el cual devoró un par de panes que tenía en una bolsa, esa era su cena navideña. Luego con la mirada perdida y quizá mil pensamientos que atormentaban su mente, se acostó en su lecho de cartones, se ajustó la capucha y se tapó con la manta. La noche se ponía intensa, como el frío que envolvía la ciudad.

No sé su historia, pero quizá era una de los miles de personas, que no tienen donde vivir, y que por muchas temporadas no saben lo que es una cena caliente o una comida especial. Gente que miramos, pero no vemos. Cómo la experiencia de este muchacho que si se encontró con alguien que se atrevió a ver:

Un tipo entró a una tienda con la intención de comprar un regalo. Mientras buscaba el presente, observó por la transparencia de los vidrios a un jovencito de esos que “miramos y no vemos” que daba vueltas a su auto nuevo de alta gama que había dejado estacionado. Previniendo un robo, el caballero salió presuroso a encarar al mozuelo, que ni se perturbó cuando lo vió llegar.

A todo esto, ¿cuál es la diferencia entre un auto premium y uno de lujo?
  • “Señor… ¿es su carro?”, preguntó con un brillo en sus ojos.
  • “Si… es mío”, respondió el hombre.
  •  “¿Y cuanto le costó?”, cuestionó el chico.
  • “La verdad, es un regalo de mi hermano”, volvió a responder.
  • “Que genial” … “cómo me gustaría…”, y el hombre moviendo la cabeza, completó la frase que de seguro diría el muchacho: “cómo me gustaría tener un hermano mayor así para que me regale un carro”, pero cuando escuchó lo que el chico dijo, se sintió apenado por el mal pensamiento que tuvo: “cómo me gustaría ser como su hermano mayor, para regalarle a mi hermanito un carro así”.

Queriendo remediar sus malos pensamientos. Le propuso dar unas vueltas por la ciudad en su auto. El muchacho no cabía de la emoción, nunca había subido a un auto de lujo, tampoco había visto tantas luces y brillantes árboles de navidad que decoraban las calles. Mientras paseaban era notoria la alegría y sorpresa del púber.

Sin embargo, en medio del paseo, el mozuelo le hizo una consulta al hombre: “Señor, ¿me podrías llevar un momentito a mi casa, no vivo tan lejos”. El tipo no se negó, la emoción del chico era grande y no quería cortarle.

Después de manejar varias calles, salieron del centro de la ciudad y se internaron en barrios no tan opulentos, hasta llegar a un lugar de casas viejas y rústicas. “No se preocupe señor, ya falta poquito y llegamos. De la esquina dos cuadras más y se estaciona al final de la segunda”.

Muchacho Pobre Del Mendigo En Un Patio Trasero, Su Hogar Foto de archivo  editorial - Imagen de mendigo, fango: 108464778

Cuando llegaron al punto indicado, el hombre estacionó el coche frente a una casucha de madera, que tenía unas gradas tostas y viejas. “Espéreme un momentito señor, no se vaya por favor, regreso rápido”. Mientras el jovencito corría hacía la casita de madera, los malos pensamientos otra vez invadieron al hombre: “no creo que baje con asaltantes… no… seguro que va a llamar a sus amigos para enorgullecerse de que un auto de esta clase lo ha traído”.

Sus pensamientos se cortaron al ver bajar al muchacho. Él no bajaba con amigos, ni vecinos, sino en sus brazos cargaba a un muchachito delgado de unos 7 años, que sus piernitas deformes delataban que no podía caminar. Lo sentó con delicadeza en una de las gradas y rodeándolo con un brazo le dijo: “hermanito, ¿miras a ese hombre?, su hermano mayor le regaló ese carrazo. Un día yo te voy a regalar uno igual, y te voy a pasear en esas calles llenas de luces y árboles coloridos que te he contado”.

Cuando escuchó eso el hombre, quedó devastado por sus pensamientos ruines, y esa noche el entendió que es “mejor dar que recibir”, y ese don nace cuando dejamos de mirar, y nos atrevemos a ver. No escribo más, la enseñanza es evidente. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?//////////.

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CELEBRA LA VIDA

“Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel, y también de los que son maltratados, como si fueran ustedes mismos los que sufren” (Hebreos 13:3 NVI)

En muchas partes del mundo miles de personas han recordado a sus muertos. El primero de noviembre para varios países del globo es el Día de los Muertos o el Día de todos los Santos. Cada región tiene sus particularidades y costumbres para celebrar o recordar a las personas que han fallecido.

Cráneo en cementerio de Pomuch

Por ejemplo, en el poblado de Pomuch, del estado de Campeche, en el sureste mexicano, los habitantes tienen ciertas prácticas, que para muchos pueden resultar incómodas o perturbadoras. Basta con entrar al cementerio, para perturbarse, cuando sentimos que cientos de cráneos nos están mirando atentamente. No exagero y miles de turistas que visitan este pueblo durante estos días festivos, pueden dar fe de lo que menciono: los restos óseos de los fallecidos descansan todo el año en cajas entreabiertas que reposan en sus nichos del cementerio.

Reposan hasta días antes de la celebración central, cuando todo el pueblo se encamina en caravana al cementerio para realizar otra de las prácticas forenses: la limpieza de los huesos de sus familiares.

Este ritual, que en maya se conoce como Choo Ba’ak, se celebra en el pueblo desde hace al menos 150 años, y se basa en la cosmología maya, que aseguraba que los muertos tenían más allá de una vida. Con esta tradición de tenerle culto a los muertos, este pueblo entiende que existe vida después de la muerte, que existe el paso del inframundo y luego regresa de nuevo.

Cráneo en cementerio de Pomuch

El proceso es unificador y hasta terapéutico para los vecinos que lo han hecho muchas veces, aunque para los visitantes al principio parezca tétrico: desde mediados de octubre, parientes de los fallecidos acuden para hacer la limpieza de huesos de sus difuntos y tenerlos listos para el 31 de octubre y 1 de noviembre, días en los que creen que regresan los niños y los adultos respectivamente.

Las familias conversan tranquilamente entre sí mientras lo realizan. La mayoría trae flores y velas para adornar el nicho y también bellos paños bordados o pintados con flores y el nombre del difunto, sobre el que reposarán los huesos limpios y que permitirá retirar el usado el año anterior. Durante la limpieza de los huesos, muchos rememoran la vida de sus muertos y se emocionan hasta las lágrimas. Es un momento intenso, lleno de sentimientos y recuerdos.

Limpieza de huesos

Al limpiar los huesos, tienen en mente que están bañando a sus muertos y con el nuevo paño es como si les cambiaran de ropa, porque están a punto de venir de visita y tienen que estar preparados. Por la noche, las velas alumbran el camino para que los difuntos puedan ubicarse y regresar con sus seres queridos.

Mi apreciado(a) amigo(a), no se que piensas de la muerte, o si tienes prácticas y creencias particulares para estos días del año como los habitantes de Pomuch. De lo que estoy seguro es que no morimos cuando dejamos de respirar o nos entierran, nos morimos cuando nos olvidan. Porque existen culturas que tienen días específicos para recordar a sus muertos, pero otras ni recuerdan a sus vivos y se olvidan de la gente que los rodean, viven tan sumidos en sus cosas que no levantan la cabeza para disfrutar la vida con los vivos.

Hace unos días atrás estuve de paso por una ciudad, y me acordé de unos amigos que fueron muy amables conmigo cuando vivía en ella. Mientras me despedía después de pasar la tarde con ellos, mi amiga ya anciana me dijo: “Tú vienes de lejos, y te das el tiempo de venir a vernos. Yo tengo un hijo en esta ciudad que hace más de tres meses que no viene a saber cómo estamos”. Salí triste de esa casa, porque muchas veces vivimos bajo el mismo techo, pero estamos tan lejos.

Si tan solo pudiéramos tener tanta pasión y dedicación de los que recuerdan a los muertos, para recordar a los vivos y celebrar la vida. Porque hay muertos que no necesariamente están en el cementerio, sino caminan, respiran y manejan sus carros. Son gente olvidada o que olvidaron extrañar y amar.

Este día, te invito a celebrar la vida y a los vivos. Un abrazo, un mensaje al celular, una nota de voz, una visita no planificada, una llamada telefónica a las personas que te aman y amas, sirven para valorar la vida y tornarla con sentido. Finalmente, si te es imposible entrar en contacto con los vivos que añoran saber de ti, recuérdalos mirando una fotografía y ora por ellos. ¿Qué piensas… qué decides?////////////.

Joe Saavedra

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MAS QUE DOS TORRES

¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos? (Santiago 4.1 NVI)

Estados Unidos abre la puerta a desclasificar más documentos sobre el 11-S

Un día como hoy hace 20 años sucedió un hecho vil que cambió la vida de una nación y definitivamente también del mundo. Era una mañana de fines de verano boreal, 11 de septiembre de 2001, cuando cuatro aviones fueron secuestrados por miembros de al Qaeda para atentar contra edificios emblemáticos en los Estados Unidos. En vivo, el mundo pudo contemplar estupefacto como dos de ellos, como misiles teledirigidos, se estrellaban contra las torres gemelas, símbolos del poderío americano. En resumen, fueron 149 minutos de caos y terror, que no solamente produjo la muerte de 2.996 personas, sino abrió una herida en la nación del norte de América que no puede cerrarse todavía, cuyo dolor repercute en el mundo. El 11-S fue y es el mayor ataque en suelo estadounidense de la historia y sus consecuencias aún se sienten.

Una de las consecuencias de tinte mundial, fue la reacción bélica de los americanos. En la interna, según contó el asesor de inteligencia de George Bush, Michael Morell, la postura del presidente fue: “A la basura la diplomacia. Vamos a la guerra”. Días después, las acciones de Bush tras los atentados derivaron en la guerra en Afganistán y luego en Irak, y de manera más amplia en la llamada “guerra contra el terrorismo” que ha despertado otros odios y respuestas armadas, causando más terror y más muerte.

Hace pocos días atrás, después de 20 años de guerra y ocupación en Afganistán, EE.UU. se retiró de ese país, sumando más muertos, y sin lograr solucionar el problema del terrorismo y las acciones extremistas. El mejor ejemplo de la ineficacia de pagar al odio con más odio es que los radicales talibanes a los cuales expulsaron de Afganistán, retornaron al poder. Con ellos y sus ideas extremistas nuevamente al control de ese país, no se sabe lo que puede pasar tanto a nivel interno como externo.

En medio de los recuerdos tristes de una mañana de caos y muerte, hay lecciones que la humanidad debe aprender para contener las acciones extremistas y apagar el fuego del odio. Una de ellas está en la explicación del origen de estos ataques. Inteligencia americana, llegó a la conclusión que todo el plan se hurgó en suelo afgano, por eso se produjo la invasión. No obstante, estas preguntas son ineludibles: ¿cómo un país pobre pudo poner de rodillas a un país rico?, ¿cómo una nación atrasada pudo burlar los controles sofisticados de una poderosa?

Mi respuesta y reflexión, no va en un sentido de explicar las estrategias o acciones que pudo hacer uno u otro bando, sino en entender que los sentimientos y emociones no distinguen pobreza o riqueza, color de piel o cultura. Donde se da rienda suelta a la ira y el odio, habrá lamento, dolor y muerte, con consecuencias irreversibles muchas veces, y sin fecha de término. Con razón la sabiduría bíblica es explícita con sus preguntas: ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?

Betty Ong
Betty Ann Ong

El fuego no se apaga con fuego o con un combustible inflamable. Se apaga con agua o algún elemento que deje al fuego sin oxígeno. De la misma forma, el odio no se apaga con más odio o represalias vengativas, sino con paciencia, valentía, inteligencia y amor. Y de eso se valió Betty Ong.

Betty era una de las azafatas del vuelo AA11 entre Boston y Los Ángeles, el primero de los dos aviones que hace 20 años terminarían impactando contra el World Trade Center de Nueva York. Ella tuvo la valentía de hacer una escalofriante llamada, y quizá a la larga la más importante, para alertar a las autoridades americanas que se venía un ataque sin precedentes.

Durante más de 20 minutos, Betty, estuvo hablando con la jefa de operaciones de American Airlines (AA) esa mañana del 11 de septiembre de 2001. «La cabina no responde. Alguien fue apuñalado en clase ejecutiva y creo que han echado un gas porque no podemos respirar. No lo sé. Me parece que nos están secuestrando», dice al inicio de su comunicación, sobre las 8:20 AM.

La llamada de Betty

Betty no entró en pánico ni maldijo, guardó la calma hasta el último minuto de su comunicación, mostrando que, en momentos de confusión o maldad, lo mejor es repeler los ataques con inteligencia, porque el calor da más calor, no enfría. La valentía de esta aeromoza, puso en alerta a las autoridades de su país, salvando vidas ese día. Los conflictos siempre traen muerte, pero las acciones de paz salvan vidas.

Mi apreciado(a) amigo(a), en la guerra no hay bando bueno, hay dolor y muerte. Ese contexto es la mejor tierra para la semilla de venganza y el mejor laboratorio para planificar certeras y despiadas respuestas, porque donde se siembran vientos, se cosechan tempestades.

Betty Ann Ong ya no vive, perdió la vida en ese avión secuestrado por gente que odia, pero su acción de coraje y firmeza es una muestra que hay otras formas más seguras para apagar los conflictos. ¿Odias?, ¿alguien te lastimó?, ¿guardas rencor por alguna persona?, ¿tienes deseos de vengarte? No te aflijas, no eres anormal ni un mísero pecador, porque todo lo que sientes es humano. Pero puedes, contrarrestarlo de otra manera, sin dar rienda suelta a tu bronca con el afán de calmarte. Porque la verdad es que la venganza o devolver mal al mal, es como querer calmar la sed con agua salada o con gas. Lo mejor es, enfrentar el odio con inteligencia y prudencia, dolerá más quizá, pero conseguirás calma perpetua.

El amor es la mejor destrucción del odio y las peores intenciones. No es que el amor te vuelva tonto o vulnerable, más bien te vuelve poderoso y sabio. Con razón, Abraham Lincoln decía: “Yo destruyo a mis enemigos haciéndolos mis amigos”. ¿Qué piensas… qué decides?//////////.

Joe Saavedra

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TAPABOCAS

 “Jesús llamó a la multitud y dijo: —Escuchen y entiendan. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella” (Mateo 15:10–11)

uso de la mascarilla

La covid-19, que ha contagiado a más de 13 millones de personas y ha causado más de 606.605 muertes alrededor del mundo, nos ha cambiado de muchas maneras: la forma en que nos relacionamos con los demás, cómo usamos los espacios, la manera en que viajamos. Asimismo, la forma en que nos vestimos: una de esas prendas nuevas que ahora son parte del paisaje cotidiano son las mascarillas.

Si hacemos un poco de historia, al principio de la aparición de esta enfermedad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la mascarilla sólo para el uso médico. Pero a medida que el virus se iba extendiendo por el mundo, su uso comenzó a popularizarse como una medida de protección frente al covid-19. Sin embargo, mientras los habitantes de distintas latitudes se van ajustando a esta nueva prenda, Japón lleva décadas -incluso siglos- usando la mascarilla como un elemento de su vida diaria.

Varios analistas señalan que el uso extendido de la mascarilla, que se ve en la sociedad japonesa desde hace décadas, es una de las razones detrás de la tasa baja de contagios y muertes por covid-19 (hasta este 15 de julio, el país contabilizaba más de 22.000 casos y 984 decesos).[1]

Las investigaciones sobre la razón de su uso generalizado dentro de la comunidad nipona, descubrieron que los enfermos por cualquier mal lo hacen por respeto a las demás personas, para evitar contagiarlas.[2] Sin embargo, no es la única razón por la que los japoneses tienen tan instaurado este hábito, sino porque es un ritual autoprotector del riesgo.

Pero, ¿dónde surgió ese hábito dentro de la cultura japonesa? La respuesta está en esta frase: «Aliento sucio». Existen registros que muestran que durante el período Edo (1603-1868) las personas se cubrían el rostro con un pedazo de papel o con una rama de sakaki, una planta considerada sagrada en algunas regiones del país, para evitar que saliera su aliento «sucio» hacia el exterior y contaminara al resto.

Niña japonesa
Una niña japonesa se cubre el rostro a finales del siglo XIX.

No obstante, aunque había un concepto de limpieza, no había tanta conciencia sobre los efectos que tienen los virus y los microbios en nuestra salud como ahora. Por eso, el uso de la mascarilla se consagra como un atuendo normal en la vestimenta japonesa cuando la pandemia llamada gripe española de principios del siglo XX, causó cerca de 23 millones de contagios y 390.000 muertes, en un país que por entonces tenía 57 millones de habitantes. El gobierno de Japón combinó una estrategia de vacunación, aislamiento y uso de máscaras quirúrgicas o tapabocas para detener esa pandemia, que finalmente ayudó a controlar la crisis. Los japoneses entendieron que las recomendaciones de la ciencia y los gobernantes eran vitales para salvarse de la contaminación de las enfermedades y adoptaron en su vestuario el uso de mascarillas de manera natural, de tal forma que las pandemias posteriores que atacaron el mundo no hicieron mucho daño en la salud pública de los nipones. Un buen ejemplo es el SARS, que en China causó más de 5.000 contagios y cerca de 350 muertes. En Japón solo se presentaron dos contagios y ningún caso fatal.

Mascarillas sostenibles y seguras con EL PERIÓDICO

De la misma forma, en la Biblia encontramos un buen tapabocas para evitar contaminarse y enfermarse con las tendencias y las prácticas de un mundo inmoral y poco ético: cuidar lo que entra en nuestra mente y a nuestra vida. La mentira, la deshonestidad, la inmoralidad sexual, el abuso de los más débiles, el egoísmo, la falta de amor hacia el prójimo y la soberbia, son algunos ejemplos de enfermedades con las cuales podemos contagiarnos, pero lo más complicado de contagiarse, es  contagiar a los demás y lastimar sus vidas a través de nuestras acciones y comentarios contaminados. Por eso Jesús dijo: “Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de ella”. Porque podemos contagiarnos, pero la enfermedad se vuelve más letal y peligrosa cuando sale de nuestra vida, y arrasa la vida de otros.

Quizá el apóstol Santiago estaba pensando en este daño cuando escribió:  “También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos más pequeños,[3] contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida”.[4] Porque a través de la boca salen las mayores ofensas, palabras condenatorias y frases venenosas, que como balas hieren de muerte a los que impacta.

Por esa razón cuidar lo que entra en nuestra mente es la mejor mascarilla para evitar contaminar y lastimar a los que nos rodean. Puesto que, la ciencia de la mente, manifiesta que las acciones o decisiones no se forman de la nada, sino de todos los mensajes, imágenes, posturas y experiencias que entran por los sentidos hacia el cerebro. Todo lo que recoge lo procesa, y si son cosas contrarias a los consejos bíblicos, lastima en primer lugar al que lo posee, aunque no se note a primera vista. En segundo término, contagia y lastima a los más cercanos, hijos, pareja, amigos, y también a todos los que entran en contacto con esa vida que camina sin la mascarilla espiritual.

Por lo tanto, apreciado(a) compañero(a) de fe, cuidemos lo que vemos, olemos, tocamos y escuchamos, así evitamos contaminar nuestra mente, y por consecuencia contaminar a los que más amamos y a las personas con las cuales tenemos contacto. Dios y su Palabra nos dan la fortaleza para domar esa boca que muchas veces es “un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal”,[5] pero también nos brindan la mascarilla de protección para que nuestra vida no se contamine y la boca se mantenga limpia. ¿Qué piensas… qué decides?/////////////.

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[1]https://www.bbc.com/mundo/noticias-53398040

[2]Según Mitsutoshi Horii, profesor de Sociología de la Universidad de Shumei, en Japón.

[3]Palabras cursivas añadidas por el autor de la meditación.

[4]Santiago 3:6 NVI

[5]Santiago 3:7-8 NVI

JOE SAAVEDRA es autor del libro para juveniles y jóvenes: «COMO TENER BUEN SEXO».

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SOLAMENTE: HIJOS DE DIOS

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. 2 Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios… (1 Juan 3.1–2 NVI)

4 mujeres con fenotipos diferentes.

Desde su nacimiento en el siglo XVIII, la antropología física se centró en el estudio de los restos de esqueletos humanos. Su objetivo era observar el desarrollo y  la variabilidad humana. Conforme se descubrían nuevos territorios y poblaciones, fue necesario, según los naturalistas europeos, clasificar a los seres humanos según sus rasgos.

Sin embargo, la diversidad humana no se percibía como una selección del medio ambiente, sino se interpretó como el reflejo de las características culturales de las muchas poblaciones del planeta. Por ejemplo, y de forma lamentable, los rasgos europeos eran considerados «superiores, equilibrados, hermosos», y eran el reflejo exterior de la «inteligencia y la educación» que caracterizaban a todo europeo. En sentido contrario, estaban los rasgos africanos, considerados «primitivos y poco atractivos», símbolo de una población «ignorante e incivilizada» según los naturalistas y antropólogos del siglo XVIII.

El descubrimiento de “nuevas tierras”, favoreció una investigación dedicada a la clasificación de los tipos humanos. En ese marco histórico, el colonialismo y la esclavitud fueron los motores que llevaron los europeos a buscar apoyos científicos para justificar sus acciones contra los indígenas. Por lo mismo, una de las primeras herramientas que se emplearon para discriminar las diferentes «razas» humanas fue la craneología. Esta consistía en el estudio del tamaño y forma del cráneo humano.

Afroiberia: Rostros del Pasado 3. Los cráneos y el racismo.

En base a este estudio a cada grupo poblacional  se le atribuyó un patrón preciso de características (cráneo globular, alargado, etc.) que correspondían con las cualidades intelectivas más o menos desarrolladas. Así se estableció una jerarquía social y cultural entre los grupos humanos, llegando a diferenciarlos hasta en 63 razas. En síntesis, los primeros naturalistas y antropólogos que intentaron dividir la humanidad en razas utilizaron parámetros sujetos al medio ambiente y los rasgos fisonómicos (color de la piel, tamaño y morfología del cráneo). Asimismo, desde el siglo XVIII, toda esta forma de jerarquizar a los seres se ha extendido hasta nuestros días.

No obstante, en la actualidad, muchos antropólogos físicos y genetistas se han disociado sobre esta forma de categorizar la variabilidad humana. Para ello aportaron evidencias y estudios científicos, donde revelaban la inconsistencia del concepto de raza. Específicamente, en 1994, la American Anthropological Association llegó a la conclusión que resulta incorrecto definir fenómenos tan dinámicos como la inmensa variabilidad humana con un concepto estático y estéril como el de «raza». Para alejarse de la connotación social de la palabra «raza», la ciencia tuvo que modificar su forma de referirse a las poblaciones humanas, y aceptar la existencia de una sola especie: El ser humano. Igualmente, cambió el terminó “raza” por “ascendencia”, cuando se refiere a características particulares de los seres humanos.

Cinco bebés.

Ahora ya los estudios antropológicos, no se remiten a localización y morfología del esqueleto humano,  sino a pruebas genéticas y moleculares. Justamente, en un estudio de 1972 se analizaron unas proteínas contenidas en la sangre de diferentes poblaciones, y los resultados no mostraron diferencias significativas desde el punto de vista molecular para separar razas humanas. Asimismo, estudios recientes contribuyeron a verificar que la secuencia de bases (las unidades que forman la información genética) en el ADN humano es idéntica al 99,9%, lo que demolió por completo la posibilidad de encontrar un parámetro fiable para definir las razas.[1]

Con razón cuando vamos a la Biblia, encontramos una sola división de los seres humanos: HIJOS DE DIOS. Esto, no solamente, destierra la división jerárquica de una raza superior y otra inferior, sino que rechaza su origen animal. Asimismo, eleva la autoestima y el autoconcepto del hombre, quién se convence que no es producto del azar o su antepasado fue un ser irracional, sino que su origen está en la manos de un ser inteligente y superior, por lo tanto su futuro debe ser extraordinario.

No hay razas, hay hijos de Dios. Por lo tanto Jesús, en referencia a los hombres, mientras oraba al Padre le dijo: “…para que todos sean uno… así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros”.[2] Por eso, fue enfático cuando nos ordena: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.[3] Porque somos iguales, tenemos un mismo Padre, padecemos las mismas dificultades y sufrimos por las mismas cosas. No hay diferencias, ni razas superiores ni inferiores, solamente somos hijos de Dios.

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, el apóstol Juan quién nos recuerda que somos una sola especie inteligente, especial, y que nuestro origen están en las manos de Dios, resalta el pedido de Jesús, especialmente para estos días donde los seres humanos, atacados por un virus desconocido, necesitan vivir, apoyarse y trabajar en unidad: “El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en la oscuridad. El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida que lo haga tropezar. Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver”.[4] ¿Qué piensas… qué opinas?//////////.

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[1]https://theconversation.com/como-los-huesos-acabaron-con-las-razas-humanas-141222

[2]Juan 17:21 NVI

[3]Mateo 22:39 NVI

[4]1 Juan 2:9–11 NVI

LA GENERACIÓN CONFINADA

“Pero ahora se ven más sucios que el hollín; en la calle nadie los reconoce. Su piel, reseca como la leña, se les pega a los huesos” (Lamentaciones 4:8 NVI).

Esta pandemia está dejando heridas y cicatrices en casi todos los aspectos de la realidad humana, y los jóvenes entre 15 y 24 años serán los más heridos que el resto de la población por la crisis económica, social, psicológica y hasta física. Los sociólogos a este grupo poblacional le han acuñado el título de la «generación confinada».

En el plano económico, según un análisis de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las dificultades que enfrentan actualmente en el mercado laboral y las que les esperan en el futuro post-pandemia, serán severas. Ya en estos días, los reportes estadísticos revelan que “uno de cada seis jóvenes en el mundo ha perdido su empleo desde el comienzo de la epidemia y los que siguen ocupados vieron reducir sus horas de trabajo en un 23%”.[1]Asimismo, lo expertos aseguran que los efectos de esta crisis económica/laboral se extenderán por al menos una década.[2]

En el plano social, las relaciones amicales y amorosas definitivamente se han visto afectadas, condenando a la generación confinada a nuevos comportamientos sociales y nuevas reglas de relacionamiento. Los que han pasado los 35 años, son la última generación que ha disfrutado de los paseos al parque, las risas, las tomadas de mano y los abrazos sin miedo ni complicaciones. Las cosas ahora han cambiado y la generación confinada sufrirá a plenitud esos cambios, de tal forma que en este plano a esta generación la podríamos llamar la “generación de las mascarillas y guantes”, porque salir al parque, dar un paseo o encontrarse con la novia, no volverá a ser igual. Si antes nos preocupábamos por estar bien vestidos, por el perfume adecuado o la rosa para el regalo, ahora eso ya no es lo más importante, porque las mascarillas, los guantes y mantener la distancia serán las primeras preocupaciones, y no nos sorprendamos que en vez de una flor, el regalo preferido para los enamorados sea un frasco de alcohol en gel.

En el plano psicológico, los expertos dicen que los más jóvenes son los más afectados. Los planos anteriores tienen una gran parte de responsabilidad, porque la incertidumbre de la estabilidad económica y el hecho que su inclinación social natural, que exige contacto y drenaje de energía, se haya limitado a una silla y una pantalla, está afectando la salud emocional con futuras repercusiones graves y profundas. Ya no es raro escuchar que las citas ya no son en el “mall”, en la casa de un amigo o en un parque, sino en “meet” o “zoom”, y estas plataformas de ninguna manera van a reemplazar las necesidades afectivas y emocionales. Sin embargo a todo esto, hay que sumarle la influencia muchas veces negativa de su entorno y la convivencia familiar tóxica, que se ha profundizado en estos días de cuarentena, donde los padres somos lo primeros terroristas de la salud emocional de nuestros hijos. Imaginemos un muchacho/a de por si alterado/a emocionalmente por su generación condenada a los cambios afectivos y sociales, escuchando las quejas y peleas de sus padres o las amenazas de un: “que acabe la cuarentena y nos divorciamos”.

En el plano físico, la generación confinada, tampoco será inmune, y quizás sin oportunidad de escape a sus efectos negativos. Nuestros hijos están con la amenaza de enfermarse de diabetes, obesidad, presión arterial alterada, dificultades visuales, problemas del sueño y alteraciones alimenticias. Todas ellas causadas, en primer término, por la nueva forma de vida sedentaria y por las nuevas rutinas frente a un aparato electrónico a tiempo y fuera de tiempo. Y lo que es más inquietante, de acuerdo a las proyecciones antropológicas, es que si no se toman las precauciones debidas, en breve veremos una generación alterada físicamente, donde la joroba, los ojos rojos, el cuerpo encogido y la cabezas grande resalten en la nueva anatomía del ser humano.

No me extraña que los historiadores, que repasan los rezagos de los eventos pasados que han marcado a la humanidad, frente a esta pandemia, aseguren que esta vez es mucho peor y que los efectos serán duraderos. Tampoco me extrañaría que la profecía de Jeremías se repita en nuestros días y veamos a nuestros hijos arruinados para siempre: “Pero ahora se ven más sucios que el hollín; en la calle nadie los reconoce. Su piel, reseca como la leña, se les pega a los huesos”.

Es cierto que sobre los acontecimientos proféticos no tenemos control, esos seguirán su rumbo, pero sin duda tenemos el control sobre nuestra vida y nuestra familia. Estamos a tiempo de salvar a la generación confinada y salvarnos a nosotros mismos. Te dejo algunos consejos[3] si te atreves a ser un agente de cambio y ayuda:

  1. Ten un plan de acción, te ayudará a tener una sensación de control sobre tu día a día. Usa esta regla de 3: el día tiene 24 horas, si las divides entre 3 quedan 8. Dedica 8 horas a trabajar, 8 a descansar y otras 8 a ti mismo. Será más o menos fácil según cada situación, pero el autocuidado es importante.
  2. Mantente ocupado. No estresado, sino de una manera ordenada, aunque puedes cambiar el orden de las tareas para no sentir que todos los días son iguales. El ejercicio y la meditación ayudan mucho.
  3. Sé realista, flexible y paciente. Ten los pies en la tierra y al mismo tiempo sé comprensivo y empático contigo mismo.
  4. Céntrate en el presente: ¿Hoy qué puedo hacer? Es muy importante cómo te organizas el día.
  5. Crea círculos virtuosos. Son los buenos hábitos (amables, responsables, de autocontrol, de diversión, de desahogo). Es lo contrario a los círculos viciosos, que son destructivos.
  6. Ten un propósito. ¿Por qué y para qué voy a hacer esto? ¿Qué puedes hacer por ti y qué puedes hacer por otros? Cuando ayudas a alguien te sientes bien.
  7. Administra de la mejor manera el tiempo inevitable que debes estar frente a una pantalla. Asimismo cuida la forma y posición en que usas tus aparatos electrónicos, el mejor consejo es: que estén a la altura de tus ojos. Ahora ya no es una opción conectarte, pero si una obligación desconectarte. Si eres padre, ayuda y pon autoridad sobre este aspecto.
  8. Organiza tu día y tus objetivos. Haz tu agenda y que ningún aspecto de salud pase a segundo plano: Tus horas de comer, de descansar y ejercitarte.
  9. El sabio Salomón advirtió que el “espíritu quebrantado seca los huesos”. No hay duda que la parte emocional y sensible o fortalece tus defensas inmunológicas o las debilita, asimismo te hace valorar la vida o despreciarla. Orar, estudiar la Biblia y practicar sus consejos, vuelve inquebrantable al espíritu y por consecuencia colma de buena salud.

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, quizás ya no seas de la generación confinada o quizás sí, en ambos casos, tienes una vida que cuidar y preparar para estos días difíciles, y por sobre todo una familia que apoyar para que llegue a encontrarse con Jesús. Es real, sobre el mundo no tenemos influencia, tampoco sobre nuestra nación, pero si sobre nuestra vida y nuestra familia, y no es descabellado pensar que una vida o una familia de fe desbordando salud, puede ser la mejor influencia para una nación y para el mundo. ¿Qué piensas… qué decides?///////.

Pr. Joe Saavedra

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[1]https://www.bbc.com/mundo/noticias-52828042

[2]Ibíd.  

[3]Las seis primeras recomendaciones son de la psicóloga Laura Rojas-Marcos.

Joe Saavedra es autor del libro: «FELICES. Sube a la montaña», una lectura que va a mostrarte un camino de paz, esperanza y buena salud emocional que estos días de incertidumbre y temor al futuro lo necesitan. Descárgalo y léelo de:

O también descárgalo de aquí:

https://www.kobo.com/ww/en/ebook/felices-3

LA IGLESIA VERDADERA

No se quede en las intenciones: Si le gusta ayudar a los demás conviértase en voluntario

En estos momentos de crisis, el seguidor de Cristo, debe entender y vivir la misión que tiene la iglesia en la tierra, porque sus acciones y decisiones dependerán de ese conocimiento.  El mismo Salvador, en su paso por este mundo la primera vez, fue preciso al detallar su misión, la misma que fue dada a sus seguidores, tanto en un sentido individual y colectivo.

La mejor ocasión de hacer público las intenciones de su misión, fue un sábado en la sinagoga, porque ese día sagrado, mucha gente de Judea y Galilea se reunía para celebrarlo. Allí de pie, tomando el rollo del profeta mesiánico Isaías, leyó su misión y la de su iglesia: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor”.

Un trabajador asalariado hace fila para obtener comida después de haberse quedado sin empleo temporalmente durante el confinamiento de 21 días decretado en India. Imagen de Nueva Delhi, India, el 10 de abril de 2020.

Si nos percatamos, el sujeto de su misión, son los más necesitados: “pobres, cautivos, ciegos, oprimidos”. Por lo tanto, no es de extrañar que cuando revisamos los evangelios nos encontremos con una constante: Jesús socorriendo a los desvalidos y despreciados de la sociedad. No obstante, la pobreza al cual apunta su misión no era simplemente física, sino espiritual. Y para cumplirla, con los oprimidos físicos, primero satisfacía su necesidad de pan y alivio de sus dolencias, enseguida les mostraba la abundancia de su gracia, como en el caso del paralítico de Betesda. Asimismo, con los cautivos espirituales, con pocas carencias económicas, satisfacía sus necesidades afectivas, abriendo luego las puertas del perdón y paz, como en el caso de Nicodemo.

Pero en ambos casos, el sujeto de la misión era el ser humano, perdido en sus carencias y temores del futuro o en su opulencia y autosuficiencia. En este contexto, la misión propiamente dicha, consistía en su forma básica: anunciar, proclamar y pregonar las buenas nuevas, esto es, el evangelio: Salvación ofrecida gratuitamente por Dios, por medio de Jesucristo, a todos los que creen, para una mejor vida presente y para la eternidad. Por eso la parte central de la misión es la “evangelización”.

A la vez, para el cumplimiento de la misión, como mencionamos en un párrafo arriba, el método era satisfacer las necesidades y luego mostrar la gracia restauradora de Cristo. Lo que llamo el binomio evangelístico: «Ayudar y predicar», ambos no pueden separarse. Asimismo, para lograr ese cometido, Jesús dejó las estrategias claramente definidas:

Coronavirus en Ecuador EN VIVO minuto a minuto: contagiados y muertos HOY viernes 17 de abril

Anunciar las buenas nuevas a los pobres: Si había un grupo al cual el Señor no dejaba sin auxilio oportuno era el pobre y necesitado. Éste no tenía más esperanza que el socorro de Dios, por lo tanto era más susceptible  a su llamado. Por eso la labor social, esto es, socorrer al que lo necesita, es la principal evidencia que amamos como Jesús y la principal estrategia para abrir las puertas del evangelio.

Proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos: Definitivamente, cuando Jesús menciona a los “cautivos”, estaba pensando en los que son esclavos del mal, en su cuerpo, en su mente y en sus emociones. Asimismo cautivos de filosofías y ciencias humanas, donde el ser humano es el centro de todo, dejando fuera al Creador, dando paso a la  incredulidad y autosuficiencia. Con certeza para satisfacer las necesidades de libertad y luz, la iglesia creó escuelas y centros de estudios superiores para proclamar libertad de filosofías humanas y cuidar a los liberados, y por otro lado,  centros de salud para atender la urgencia de los “ciegos” físicos y atender a los restaurados, no obstante el objetivo es el mismo: predicar el evangelio.

Poner en libertad a los cautivos: La libertad que Cristo ofrece es completa, no se queda en un anuncio, sino es una realidad. Todo empieza, en la satisfación de las necesidades, desnudando la mayor necesidad: “libertad del mal y paz en Jesús”. Con razón el verbo griego empleado en este pasaje significa “quebrar”, “oprimir”, dando por sentado que el único que puede libertar a los hombres de la pesada carga del pecado y de la opresión es Jesús.

Pregonar el año del favor del Señor: El “año agradable del Señor” recuerda el año del jubileo, cuando los esclavos eran libertados, las deudas eran canceladas, y las tierras eran devueltas a sus dueños originales por herencia.[1] Definitivamente, las mejores buenas noticias, son las que trae el jubileo más grande, el retorno de Cristo, para recompensar a su iglesia, fiel cumplidora de su misión, y castigar a los que la mancillaron, dando la espalda a las necesidades de la gente, y por consecuencia estropeando el plan evangelístico.

Con razón la sierva del Señor, menciona que la iglesia de Dios “surgió en cumplimiento de la profecía con el objetivo de preparar a un pueblo para el regreso de Jesús. Fue escogida como un instrumento divino para proclamar a todo el mundo las buenas nuevas de salvación por la fe en el sacrificio de Cristo y la obediencia a sus mandamientos”.[2]No existe, otra tarea y misión más sublime para la iglesia que proclamar las buenas noticias de la Biblia, con el método de Cristo, donde el amor hacia el prójimo es la llave que abre su corazón.

Asimismo, también dijo que “el enemigo sabe muy bien que si no tenemos amor mutuo, puede alcanzar su objetivo, y herir y debilitar la iglesia, al provocar diferencias entre los hermanos. Los puede inducir a sospechar el mal, a hablar del mal, a acusar, condenar y aborrecerse. De esta manera se deshonra la causa de Dios, se arroja afrenta sobre el nombre de Cristo, y se le hace un daño indecible a las almas de los hombres. La gente del mundo nos está contemplando para ver qué influencia ejerce nuestra fe sobre nuestros caracteres y nuestras vidas. Nos está vigilando para ver si tiene un efecto santificador sobre nuestros corazones, si nos estamos transformando a la semejanza de Cristo. Están alerta para descubrir cada defecto en nuestras vidas, cada inconsecuencia en nuestros actos. No les demos la oportunidad de arrojar ofensa sobre nuestra fe. No es la oposición del mundo lo que nos va a poner en mayor peligro; es el mal albergado en nuestro seno lo que provoca nuestros más graves desastres. Es la vida carente de consagración, de los medios convertidos, lo que atrasa la obra de la verdad y arroja sombras sobre la iglesia de Dios…”.[3] Y por sobretodo, no entender ni comulgar la misión que Cristo nos ha encomendado.

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, Satanás está movilizando toda su maquinaria de desprestigio contra la iglesia y cuando los que la componen no entienden su misión, entonces se tornan aliados del enemigo de Dios. En estos tiempos de crisis, donde las necesidades agobian a los seres humanos, la iglesia de Dios debería estar en las portadas de los medios de comunicación como agente de amor y misericordia, lo contrario es oprobio a la causa de Dios, y de ninguna manera esa deshonra pasará desapercibida delante de sus ojos. Millares y millones de personas se prepararán para encontrarse con Jesús cuando tú y yo entendamos que la “religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo”.[4] ¿Qué piensas… qué decides?///////////.

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[1]Francis D. Nichol and Humberto M. Rasi, eds., Mateo a Juan, vol. 5, Comentario Biblico Adventista Del Séptimo Día (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 711.

[2]Elena de White, La Música, 64.

[3]Elena de White, Review and Herald, 5 de junio de 1888.

[4]Santiago 1:27 NVI