EL CRISTIANO PERFECTO

Existe un pasaje en la Biblia que resulta inquietante y quizá hasta perturbador: “Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto” (Mateo 5:48).[1] En cierta ocasión un sincero creyente me dijo: “Lo veo como un objetivo muy alto muy difícil de alcanzar”. Otras reflexiones honestas que surgen al leer ese versículo son: «¿Podré alcanzar la perfección de Dios?» «¿Será que puedo llegar a ser perfecto?»

La buena noticia es que, una cuidadosa observación del contexto de ese versículo y un acertado análisis de la palabra original que se traduce como “perfecto”, puede develarnos una verdad esperanzadora y concluir que un cristiano puede alcanzar la perfección.

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ALÍSTATE, NO LLEGUES TARDE

“Después llegaron también las otras. “¡Señor! ¡Señor! —suplicaban—. ¡Ábrenos la puerta!” “¡No, no las conozco!”, respondió él” (Mateo 25:11-12 NVI)

Estoy sentado en una sala de espera en el aeropuerto Benito Juarez de la Ciudad de México, esperando que pase la noche y las horas largas de la mañana para poder tomar un vuelo, que me lleve a mi destino. Esto sería tan normal, en mis experiencias viajeras, pero no lo es: perdí mi vuelo original por llegar tarde.

Seguro, alguno de ustedes que lee esto, estará moviendo la cabeza y pensando: “eso le pasa por ‘tardón’,[1] ¿acaso no sabe que para un vuelo internacional hay que estar unas tres horas antes?”. Y eso es la verdad, pero no llegué tarde por irresponsable (porque estuve 6 horas antes, puesto que solo hacía escala), sino quizá por distraído, confiado o por alguna situación que ahora no lo comprendo. No es la primera vez que tomo un vuelo con enlaces, aunque si es la primera, que con demasiada anticipación pierdo un vuelo.

En resumidas cuentas, muy aparte de encontrar la causa, explicación o justificación a mi tardanza, perdí mi vuelo, esa es una realidad irreversible. Lo impactante es, que cuando llegué al “counter” a preguntar las razones por la demora en el embarque, la respuesta fue: “ese vuelo ya partió, el avión está en el aire… Ud. lo ha perdido”. Esa frase sí que remueva la entrañas, te deja mudo unos instantes, sin reacción.

Me imagino a las 5 vírgenes buscando apresuradas el combustible para que sus lámparas provean de luz, mirando el reloj que les decía que el tiempo se agotaba, pero como andaban ocupadas y distraídas en otro asunto (el aceite), por más que corrieron para llegar a la fiesta, la puerta se cerró, y recibieron la respuesta: “ese vuelo ya partió, el avión está en el aire… ustedes han perdido el vuelo… ya no están en la lista, no las conozco”. Allí están las vírgenes con el estómago en la boca, mudas, paralizadas.

Esas vírgenes no llegaron tarde por irresponsables, porque estuvieron a la misma hora que las otras cinco vírgenes que si habían hecho provisión de aceite. Fueron puntuales, estaban esperando y hasta tenían las mismas inclinaciones y defectos de las cinco llamadas prudentes, porque, ellas solas no se quedaron dormidas por la espera, el sueño tomó cuenta de las diez muchachas.

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Entonces, ¿dónde estuvo el problema?, ¿porqué tuvieron que pasar por la experiencia amarga del dolor en las entrañas y la pérdida “de su vuelo”? La explicación la extraemos de la respuesta que le dio uno de los ancianos a Juan, sobre las personas que estaban vestidos de blanco, que habían soportado las pruebas extremas al final de los tiempos, que no perdieron “el vuelo” y estaban de pie delante de Jesús, listos para recibir su recompensa: “Él me dijo: —Aquellos son los que están saliendo de la gran tribulación; han lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Cordero”.[2]

Mientras se acercan los eventos cruciales y finales, y la puerta de embarque al “vuelo de la salvación” se va abriendo, los seguidores de Jesús, representados en las 10 vírgenes, están en el mismo lugar, haciendo las mismas cosas, con las mismas oportunidades, y con el mismo tiempo, con la diferencia que: algunos van arreglando su vida cada día, valorando mañana y tarde su forma de vivir, evaluando sus acciones, alimentándose con la Palabra de Dios y tomando en serio los acontecimientos que con más descaro nos muestran que Cristo viene pronto, que el “vuelo está por partir”.

He experimentado la sensación de las 5 vírgenes, impotencia, miedo, coraje y pena. Escuché sin misericordia: “tu vuelo se ha ido… no te conozco”. Pero saben ¿cuál es la diferencia entre la experiencia de esas muchachas, que son una representación de la pérdida del “vuelo de la salvación” y mi vuelo?, es que lo perdí, pero muy a pesar de que este ha sido el viaje más caro que hice en mi vida, estoy esperando un nuevo vuelo, tengo una segunda oportunidad de aprender de mis errores y llegar a mi destino. Pero las 5 muchachas a las que le cerraron la puerta en la cara, y tuvieron que ver resignadas como el avión se iba sin ellas, no tuvieron una oportunidad más, no pudieron aprender de sus errores.

Mi apreciado(a) compañero(a), la puerta cósmica que da inicio al embarque para nuestro vuelo final se está abriendo, los acontecimientos que nos rodean lo anuncian y confirman. Es momento de arreglar nuestra vida cada día, valorar mañana y tarde nuestra forma de vivir, evaluando nuestras acciones, alimentarnos con la Palabra de Dios y tomar en serio los eventos mundiales de los cuales somos testigos. No perdamos ese vuelo, solo tenemos una oportunidad.

Podría seguir escribiendo y comentado más sobre el vuelo perdido de las 5 muchachas de la parábola de Mateo 25, pero me tengo que ir, he aprendido la lección, estoy muy atento porque no quiero perder otro vuelo más. Y me siento afortunado de tener una segunda oportunidad, que no debo ni puedo desaprovechar. ¿Qué hay de ti? ¿caminas hacia la puerta de embarque del “vuelo celestial”?, ¿estás mirando el reloj de los acontecimientos finales y estás preparando tu vida? ó ¿simplemente estas en otras cosas, ocupado(a) en situaciones que consideras de más valor? ¿piensas que tienes mucho más tiempo adelante para ocuparte de tu salvación y la forma en que vives? No hay una segunda oportunidad, o eres parte del vuelo de Jesús o escuchas: “El avión está en el aire… haz perdido tu vuelo… no te conozco”. ¿Qué piensas?, ¿Qué decides?./////////.

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[1]Término que utilizan en mi país para referirse a alguien que acostumbra a llegar tarde.

[2]Apocalipsis 7:14 NVI

LA CURA

“De hecho, la ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón” (Hebreos 9:22 NVI).

Mientras se busca la vacuna contra la COVID-19, enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, expertos de todo el mundo prueban tratamientos ya existentes que sirvan para superar la enfermedad. Se experimenta con antimaláricos, como la cloroquina e hidroxicloroquina; antirretrovirales, como el ritonavir, y por estos días se está probando una terapia utilizada desde hace un siglo: el “plasma convaleciente”. Esta se basa en la transfusión de plasma sanguíneo de una persona convaleciente a un enfermo.

El plasma sanguíneo es el suero o solución que queda de la sangre después de que se han removido sus componentes celulares, como plaquetas, glóbulos rojos y glóbulos blancos. Está compuesto por agua, proteínas, grasa, glucosa, vitaminas, hormonas, oxígeno, dióxido de carbono, entre otras sustancias. No obstante, en el plasma también se encuentran los anticuerpos que el organismo de una persona con una infección crea para defenderse de los agentes patógenos que la originan. Por lo tanto, el llamado “plasma convaleciente” busca, mediante transfusión, usar los anticuerpos de personas recuperadas -que quedan en la sangre incluso por años- en pacientes que están luchando contra la misma infección.

Así como el “plasma sanguíneo” puede ser una cura alternativa para este coronavirus, la sangre de Jesús es la cura segura para la principal enfermedad que azota al mundo, y le le quita la paz, alegría y vida plena: el pecado, que se refleja en la maldad y la tendencia a tomar decisiones equivocadas.

“Sangre”, es una palabra clave para comprender el mensaje redentor de la Biblia. Su significado es esencial para entender los sacrificios del AT. Más importante aún; la palabra “sangre” constituye un tema fundamental para comprender la obra de Cristo.

El Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado explica acertadamente la obra de Cristo en relación a la sangre: “Según la Ley, la muerte es la paga del pecado. Para obtener el perdón era indispensable sacrificar la vida de un sustituto, prefigurando el sacrificio del Calvario. La sangre de los animales sacrificados servía para hacer la expiación sobre el altar (Lv. 17:1–14; Dt. 12:15–16), o en el interior del santuario, sobre el propiciatorio (Lv. 8:23, 30; Éx. 24:8; He. 9:18–22). Mediante este símbolo, el sacerdote venía a decir al Señor: «El hombre (o el pueblo) a quien yo represento hubiera debido morir a causa de su pecado. Pero la sangre aquí presentada demuestra que una víctima ha sido ofrecida en su lugar. Tu ley queda satisfecha. Otorga tu perdón según tu promesa.» En el NT, las expresiones: sangre de Jesús, sangre de Cristo, sangre del Cordero, sangre del pacto, sangre rociada, son metáforas que representan la muerte expiatoria del Señor Jesús; fue por el derramamiento de Su sangre que pudo haber salvación (1 Co. 10:16; Ef. 2:13; He. 9:14; 10:19; 1 P. 1:2, 19; 1 Jn. 1:7; Ap. 7:14; 12:11; Mt. 26:28; He. 12:24)”.[1]

Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, aceptar a Jesús y por consecuencia, comprometerse a vivir bajo los principios de la Biblia,  es una forma simbólica de escapar del pago trágico e ineludible del pecado (la muerte eterna), al presentarse Cristo mismo como pago y saldar las cuentas, de tal manera que tengamos acceso a la vida eterna. Con razón, este texto es popular, por la simplicidad con que presenta la compleja verdad de nuestra salvación que tiene que ver con sangre: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.[2]

“Dios está esperando para conferir la bendición del perdón, la remisión de la iniquidad y los dones de la justicia a todos los que crean en su amor y acepten la salvación que él ofrece. Cristo está dispuesto a decir al pecador arrepentido: ‘Mira que he quitado de ti tu pecado, y te he hecho vestir de ropas de gala’. La sangre de Jesucristo es el argumento elocuente que habla en favor de los pecadores. Esta sangre ‘limpia de todo pecado’”.[3]

Feliz y bendecido/a el/la que acepta a Cristo y vive bajo los preceptos de su Palabra, porque cuando pase el Ángel de la muerte, al encontrar la sangre rociada en el marco de su puerta, pasará de largo. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?/////////.

Pr. Joe Saavedra

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[1]Samuel Vila Ventura, Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado (TERRASSA (Barcelona): Editorial CLIE, 1985), 1065.

[2]Juan 3:16 NVI

[3]Elena de White. Testimonios para los Ministros, 517.

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LA ANGUSTIA RECIÉN EMPIEZA

“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores” (Mateo 24:7-8).

Según la ciencia, ​la humanidad se encuentra a "dos minutos" del fin del mundo

Hace menos de dos mil años atrás, los discípulos querían saber los eventos que predecerían al fin del mundo y sabían que la respuesta más segura la tenía Jesús. Por eso allí, en el monte de Olivos, el Maestro empezó a narrarles los eventos del fin,[1]mientras sus seguidores solo imaginaban el futuro porque indudablemente no podían ser testigos presenciales de esos sucesos finales de la tierra.

Unas decenas de años más adelante en la historia, el profeta Daniel quedó perplejo y preocupado, al enterarse sobre el soberbio y altanero cuerno pequeño, que sale de entre otros diez cuernos[2] y que no tiene ningún respeto a Dios. Sabía la profecía pero no podía ni imaginar como sucedería. Asimismo, las visiones del tiempo del fin, lo llevaron a enfermarse, cuando se entera que ese cuerno pequeño pisotearía el santuario sagrado por 2300 tardes y mañanas, [3] pero no puede entender claramente ese tiempo profético, menos presenciar su cumplimiento.

Muchos personajes bíblicos, fueron elegidos para contemplar y escribir sobre los eventos de los últimos tiempos, pero “aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa”.[4]Solo miraron a la distancia y echaron a volar su imaginación.

Nosotros, por el contrario, somos testigos privilegiados de los acontecimientos del fin. Delante de nuestros ojos las guerras y la miseria nos anuncian que algo debe suceder. Asimismo, las pestes nos confirman que “los dolores del tiempo del fin” han empezado.

No hay duda que el covid-19 es una de las varias pestes que vienen azotando al mundo. La palabra original de peste viene del griego  loimoi, que se puede traducir como enfermedad contagiosa generalizada,[5] que bien puede ser catalogada como pandemia. 

  1. De las tres pandemias por virus de la influenza ocurridas en el siglo XX, sin duda alguna la más grave fue la de la gripe de 1918, que causó la muerte de entre 20 y 50 millones de personas, más que el número total de muertes civiles y militares durante la Primera Guerra Mundial. En 1957-1958 y en 1968, 
  2. Dos pandemias: la gripe «asiática», causada por un nuevo virus de la influenza A (H2N2), y la «gripe de Hong Kong», del virus H3N2. La OMS calcula que cada una de esas enfermedades causaron entre 1 y hasta 4 millones de muertes en el mundo.
  3. Los primeros casos del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que provoca la enfermedad del sida en las etapas más avanzadas de la infección, se identificaron a principios de la década de los 80 en Estados Unidos y actualmente «sigue siendo uno de los mayores desafíos de salud pública del mundo», en especial en países de ingresos medios y bajos, según la OMS. Se estima que, desde que surgió, unas 32 millones de personas han muerto por causas relacionadas con el VIH, 770.000 tan solo en 2018, según la institución.
  4. La última vez que la OMS utilizó la categorización de «pandemia» fue con el brote de la gripe A H1N1 -también llamada en un principio «gripe porcina»- en 2009, la primera vez en cuatro décadas que un nuevo virus de la gripe emergía y desataba una enfermedad a gran escala alrededor del mundo. El nuevo tipo de influenza A fue identificado por primera vez en Estados Unidos en abril y se propagó rápidamente por ese país y el mundo, según los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC), de EE.UU. Las cifras dicen que al menos una de cada cinco personas en el mundo resultó infectada con el H1N1 durante el primer año de la pandemia (2009-2010).

Ahora el nuevo coronavirus o covid-19, va poniendo en jaque al mundo entero, envolviendo con incertidumbre y miedo a un planeta que se jactaba de su tecnología y sus avances científicos. Mientras escribo esta reflexión ya los muertos han superado los 5000 en todo el mundo, de los cuales 250 han fallecido en las últimas 24 horas en Italia. Pero todas estas pandemias son “principio de dolores”.

El dolor recién empieza, porque los virus que han causado las pandemias más mortales en esta tierra, incluida esta nueva, son de origen animal, y los científicos calculan que probablemente “hay 1,7 millones de virus desconocidos que podrían infectar a las personas en la vida silvestre”.[6] Tristemente, la ciencia médica conoce solo un par de miles, incluidos el covid-19, pero ignoran la vacuna para poder hacerles frente, y lo que más debería preocupar y asustar es que el ser humano se va a contagiar inevitablemente con esos nuevos virus, porque cada día hace más contacto con la vida silvestre en sus actividades cotidianas, como la construcción de carreteras, la tala de bosques, el comercio de especies silvestres o la agricultura.

El dolor recien empieza, y aunque el mundo no sepa por donde viene la tragedia, sabe que inevitablemente se vienen cosas peores. Basta asomarse a las calles, o escuchar la noticias, para darse cuenta que el mundo no es el mismo, la gente está asustada, por eso no hay que extrañarse cuando miles de personas corren a los súpermercados y se arrebatan los productos, porque quizás ignoran lo que dice la Biblia referente al fin, pero sienten que cosas terribles están por llegar.

Por eso mi apreciado(a) compañero(a) de fe, antes de correr a una tienda a comprar todo lo que puedes para los días difíciles que están por venir, ¿por qué no recuerdas el privilegio que tienes de ser testigo del cumpliento de las profecías del tiempo del fin y te preparas para estar a la altura de sus requerimientos? Asimismo, ¿por qué no aprovechas estos momentos de angustia, cuando los corazones de tus amigos y conocidos están sensibles por la incertidumbre del futuro, para darles la certeza que Dios lo tiene controlado todo?

El Señor “en verdad, nada hace… sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas”, de la misma forma, tampoco cerrará la historia de este mundo, sin darnos el tiempo de prepararnos para pasar las angustias finales, y sin proveernos la oportunidad de decirle al mundo que sin lugar a dudas iniciamos un tiempo de dolor como nunca antes, pero el final será gozo y paz para los que le siguen. ¿Qué piensas?/////////.

Pr. Joe Saavedra

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[1]Mateo 24 

[2]Daniel 7 

[3]Daniel 8:27 

[4]Hebreos 11:39 

[5]Johannes P. Louw and Eugene Albert Nida, Greek-English Lexicon of the New Testament: Based on Semantic Domains (New York: United Bible Societies, 1996), 270.

[6]https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-51796442 

¿ENTIENDES? (parte 2)

¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del Señor?”Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca.” (Isaías 53.1, 6–7, NVI)

entiendes 3La pregunta del texto bien podría formularse así: ¿sabemos interpretar los tiempos actuales y el plan de salvación?, ¿entendemos la relación de Dios Padre con Jesucristo y las razones de su muerte en la cruz?, ¿este sacrificio era necesario y debe significar algo para nosotros?

En la primera parte, se empezó respondiendo la última pregunta, pero en palabras de Manser: “La muerte de Jesucristo en la cruz es de suma importancia para el NT. A través de la muerte fiel y obediente de Cristo, Dios concede perdón y vida eterna a los pecadores. Los sacramentos cristianos como el bautismo y la cena del Señor se concentran en la muerte de Jesús”.[4] Es decir, el sacrificio de Cristo cumple un rol protagónico e insustituible en la experiencia de salvación del ser humano. No obstante, queda pendiente la explicación de su muerte y la relación del Padre frente a ese suceso. La Biblia nos permite entender algunas cosas, lo suficiente como para comprenderlo y asimilarlo.

La Tierra y todo lo que en ella existe tienen un origen en Dios, Él la creó buena y perfecta, sin embargo, el ser humano, cabeza de la creación, y dotado de libertad de elección, prefirió dejar a un lado la recomendación de Dios, referente a no comer del árbol que se encontraba en medio del jardín, y comió el fruto. El problema de esto, muy aparte de otras consecuencias irreversibles, era que el hombre dejó de creer en su Creador, dudó de su Palabra y desobedeció una orden explícita, de la cual dependía su estabilidad y sobrevivencia. Esta acción cortó la inmunidad y protección sobre el pecado, dejando que esta se instalara en el entorno humano, que cómo oxido comenzó a degradar el metal.

Por consecuencia, el ser humano creado para no conocer el dolor, las lágrimas y la muerte, pasó a ser un ser frágil y mortal, porque la ley era clara: “Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”.[7] ¡Sí, el que peca debe morir! La paga del pecado es la muerte. El hombre no tenía, ni tiene alternativa, está sujeto a pagar su deuda, porque el pecado lo demandaba y la ley de Dios lo exigía.

entiendes 5

No obstante, Dios tenía ya un plan listo, porque existía la opción del ingreso del pecado, y el plan era un intercambio. Leamos de nuevo el texto de Romanos: “La paga del pecado es la muerte”, PERO (lo pongo en mayúscula para que veas la importancia de esto) el texto también dice que “el don de Dios es vida eterna”, es decir, la deuda debía ser pagada, la ley obligaba esa acción, pero solo contemplaba el pago, sin especificar el origen del mismo.

Por eso Jesús vino a la Tierra, a llevar adelante el plan que junto a los otros componentes de la Deidad lo habían previsto, y eso era vivir como hombre, demostrar que la ley podía ser cumplida, vivir sin someterse al pecado y pagar la deuda, esto era morir para satisfacer el requerimiento del pecado. Jesús era el indicado para pagar esa deuda porque fue “uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado”.[1] Entonces el plan era este: Jesús pagaba con su muerte la deuda del pecado, y nos regalaba (eso se llama gracia) la vida que no merecíamos. Y toda esta planificación divina, donde Cristo cumplía la exigencia del pecado fue prevista “antes de la creación del mundo” y “se ha manifestado en estos últimos tiempos en beneficio de ustedes. Por medio de él ustedes creen en Dios, que lo resucitó y glorificó, de modo que su fe y su esperanza están puestas en Dios”.[2]

Con razón, Juan el discípulo amado, que llegó a entender y asimilar la muerte de Jesús escribió este famoso texto que cobra una notoria significancia cuando entendemos el sacrificio de Cristo: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él”.[3]

Mi compañero(a) de fe, ¿ya tienes una mejor idea de lo que significa el sacrificio de Cristo?, ¿haz entendido la importancia en nuestra experiencia de redención? Quizás estas citas ayuden un poco más:

entiendes 4“En la cruz, Cristo no sólo mueve a los hombres al arrepentimiento hacia Dios por la transgresión de la ley divina (pues Dios induce primero al arrepentimiento a aquel a quien perdona), sino que Cristo ha satisfecho la Justicia. Se ha ofrecido a sí mismo como expiación. Su sangre que mana abundantemente, su cuerpo quebrantado, satisfacen las demandas de la ley violada y así salva el abismo que ha producido el pecado. Sufrió en la carne para que con su cuerpo magullado y quebrantado pudiera cubrir al pecador indefenso. La victoria que ganó con su muerte en el Calvario destruyó para siempre el poder acusador de Satanás sobre el universo y silenció sus acusaciones de que la abnegación era imposible en Dios y, por lo tanto, no era esencial en la familia humana”.

“Cristo era sin pecado; si así no hubiera sido, su vida en carne humana y su muerte de cruz no hubieran sido de mayor valor, a fin de obtener gracia para el pecador, que la muerte de cualquier otro hombre. A la par que asumió la humanidad era una vida unida con la Divinidad. Podía deponer su vida tanto en calidad de sacerdote como de víctima… Se ofreció sin mancha a Dios”.

“La expiación de Cristo selló para siempre el pacto eterno de la gracia. Era el cumplimiento de todas las condiciones que, por estar quebrantadas, habían inducido a Dios a suspender la libre comunicación de la gracia a la familia humana. Se quebrantó entonces toda barrera que impedía la más libre actuación de la gracia, la misericordia, la paz y el amor hacia el más culpable de los miembros de la raza de Adán”.[4]

Con todo lo expuesto, considero que el sacrificio de Cristo será más fácil de creerlo y asimilarlo? ¡Que ese sacrificio no haya sido en vano y sea de bendición para tu experiencia cristiana! ¡Haz que valga la pena! //////////////.

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[1]Hebreos 4.15 NVI

[2]1 Pedro 1.20-21 NVI

[3]Juan 3.16,17 NVI

[4]Elena de White, La maravillosa gracia de Dios, 153.

¿ENTIENDES? (parte 1)

entiendes

¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del Señor?”Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca.” (Isaías 53.1, 6–7, NVI)

Hay situaciones o acontecimientos que requieren más tiempo para asimilar y entender. Como en el caso de Jeffrey Brasher, de 50 años y su único hijo varón, Austin, de 22, quienes murieron en un accidente automovilístico. Quizás este lamentable hecho solo podría servir para las estadísticas de accidentes en las carreteras, sino fuera porque padre e hijo no venían en el mismo auto. Chocaron uno contra el otro.[1]

Cómo dijeron los expertos en la materia de seguridad vial, las probabilidades de que ocurra una tragedia así parecen casi nulas. ¿Cómo se explica que el padre iba en la misma carretera de su hijo y que ambos hayan chocado entre sí? Quizás el comentario de la hermana de Jeff  -como le decían todos- y tía de Austin, Pam Dennis, muestra la incertidumbre y la extrañez de este suceso: “nadie fuera de las personas que ya no están con nosotros sabe exactamente lo que pasó”.

Lo que sabe es que Jeffrey (el papá) murió en el acto y su hijo Austin, falleció en el hospital unas horas más tarde. También se sabe que Jeff era un distribuidor de pan. Ese sábado se levantó de madrugada, como lo hacía siempre, para viajar desde su pueblo rural, Bankston, hasta una panadería en la cercana Winfield. Tras conducir su camioneta Ford de 2006 una media hora tomó la carretera 49, una vía de dos carriles con varias curvas y pocas luces.

En tanto, Austin, un graduado de una facultad de tecnología que trabajaba como maquinista, volvía por la misma carretera de una fiesta con amigos en su camioneta Chevrolet de 2004.[2]entiendes-2

Asimismo, se conjetura que quizás como era madrugada la luz era débil, además era una zona de curvas, el papá perdió el control de su auto. Por otro lado, se especula que el hijo había dormido poco por la fiesta que participó y que había ingerido alcohol, y en ese estado era muy probable que le pasara algo. En fin, en los alrededores de Alabama, donde sucedió el accidente, la gente comenta sobre las circunstancias que pudieron desencadenar este accidente, no obstante, nadie entiende como eso pudo ocurrir, como padre e hijo pudieron coincidir en esa carretera y chocar entre ellos.

Esa misma confusión tenían los judíos al tratar de entender el sacrificio de Cristo. Sabían que algo así debía ocurrir, que un Salvador vendría a rescatarlos, que debía ser sacrificado, asimismo eran expertos estudiando los fenómenos y las situaciones extrañas de los tiempos, pero no podían asimilar, ni entender el papel de Jesús y su relación con Dios, su padre. Con razón el mismo Jesús dice esto de ellos: “¡Hipócritas! Ustedes saben interpretar la apariencia de la tierra y del cielo. ¿Cómo es que no saben interpretar el tiempo actual?”.[3]

enfocados-3La pregunta se extiende hacia nosotros: ¿sabemos interpretar los tiempos actuales y el plan de salvación?, ¿entendemos la relación de Dios Padre con Jesucristo y las razones de su muerte en la cruz?, ¿este sacrificio era necesario y debe significar algo para nosotros?

Empiezo por responder la última pregunta, pero en palabras de Manser: “La muerte de Jesucristo en la cruz es de suma importancia para el NT. A través de la muerte fiel y obediente de Cristo, Dios concede perdón y vida eterna a los pecadores. Los sacramentos cristianos como el bautismo y la cena del Señor se concentran en la muerte de Jesús”.[4] Es decir, el sacrificio de Cristo cumple un rol protagónico e insustituible en la experiencia de salvación del ser humano. No obstante, queda pendiente la explicación de su muerte y la relación del Padre frente a ese suceso. La Biblia nos permite entender algunas cosas, lo suficiente como para comprenderlo y asimilarlo.

La Tierra y todo lo que en ella existe tienen un origen en Dios, Él la creó buena y perfecta. Las Escrituras dicen: “Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno”.[5] Esa evaluación divina, giraba en base a que todos los componentes de funcionamiento de la realidad humana estaban libres de corrupción y degradación, y se sostenían en la voluntad soberana de su Creador.

Sin embargo, el ser humano, cabeza de la creación, y dotado de libertad de elección, prefirió dejar a un lado la recomendación de Dios, referente a no comer del árbol que se encontraba en medio del jardín, porque la mujer, viendo “que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió”.[6] El problema de esto, muy aparte de otras consecuencias irreversibles, era que el hombre dejó de creer en su Creador, dudó de su Palabra y desobedeció una orden explícita, de la cual dependía su estabilidad y sobrevivencia. Esta acción cortó la inmunidad y protección sobre el pecado, dejando que esta se instalara en el entorno humano, que cómo oxido comenzó a degradar el metal.

Por consecuencia, el ser humano creado para no conocer el dolor, las lágrimas y la muerte, pasó a ser un ser frágil y mortal, porque la ley era clara: “Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”.[7] ¡Sí, el que peca debe morir! La paga del pecado es la muerte. El hombre no tenía, ni tiene alternativa, está sujeto a pagar su deuda, porque el pecado lo demandaba y la ley de Dios lo exigía.

locuraCon razón esta cita es enfática: “La ley que fué dada al hombre en el Edén está registrada juntamente con la penalidad que la acompañaría en caso de que fuese desobedecida. Luego sigue la historia de la tentación y la caída, y el castigo infligido a nuestros padres cuando cayeron. Su ejemplo nos es dado como advertencia en lo que respecta a la desobediencia, a fin de que sepamos con seguridad que la paga del pecado es la muerte, que la justicia retributiva de Dios no se elude, y que él exige de los seres que ha creado una estricta obediencia a sus mandamientos”.[8]

Y este tema es tan complejo que hasta tratar de simplificarlo en pocas palabras resulta hasta atrevido, porque “deberíamos considerar que Cristo no vino al mundo únicamente para realizar la redención del hombre; no vino solamente para que los habitantes de este pequeño mundo considerasen la ley de Dios como debía considerarse; sino que vino para demostrar a todos los mundos que la ley de Dios es inmutable y que la paga del pecado es muerte. Este tema es mucho más amplio de lo que podemos captar a primera vista. Ojalá que todos vieran la importancia de estudiar cuidadosamente las Escrituras. Pareciera que muchos creen que este mundo y las mansiones celestiales constituyen el universo de Dios. No es así. La hueste de los redimidos irá de mundo en mundo, y buena parte de su tiempo lo empleará en investigar los misterios de la redención. Y durante toda la eternidad, este tema ocupará continuamente su intelecto”.[9]

Mi compañero(a) de fe, debemos seguir con la explicación para tratar de entender el sacrificio de Jesús, aunque esto resulte una tarea que no comprenderemos a plenitud. No obstante, por lo que ya he escrito hasta acá, hay bastante para meditar. Esto debe continuar. ///////////.

Pr. Joe Saavedra

Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…

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[1]http://www.bbc.com/mundo/noticias-39047124

[2]Ibid.

[3]Lucas 12.56 NVI

[4]M. H. Manser, Diccionario de temas bíblicos, ed. Guillermo Powell (Bellingham, WA: Software Bíblico Logos, 2012).

[5]Génesis 1.31 NVI

[6]Génesis 3.6-7 NVI

[7]Romanos 6.23 NVI

[8]Elena de White, Joyas de los Testimonios, Tomo 1, 438.

[9]Elena de White, A fin de conocerle, 365.