“Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida” (Eclesiastés 9:5-6 NVI)
Mientras regreso a casa me voy encontrando cara a cara con brujas, zombis, cabezas con los ojos salidos y llenos de sangre, vampiros y monstruos. No es una broma, pero la ciudad donde vivo está celebrando una fiesta estadounidense llamada Halloween o «noche de brujas» que cada año gana seguidores en todo el mundo. En esta fiesta las casas son decoradas de formas «terroríficas», los niños salen y prometen «trucos» a los que no les regalen caramelos y jóvenes y adultos se reúnen hasta la madrugada con bebidas y máscaras como parte de los festejos.
Mientras voy mirando como el miedo, el terror y la muerte se van mezclando con la burla, bromas e incredulidad, no me sorprende porque los orígenes de esta celebración se van perdiendo en el tiempo, al mezclarse religión, mucho de paganismo, ignorancia y negocio.
Estas son algunas claves que explican qué hay detrás de la fiesta de los muertos. Las resumí de un artículo que escribí hace 10 años atrás,[1] donde esa celebración ya era frenética como lo es ahora.
¿Halloween?
Las raíces de Halloween no están realmente en Estados Unidos, sino en Reino Unido. Su nombre proviene de una frase inglesa «All Hallows’ Eve», lo que se traduciría como “víspera de todos los santos”.
No obstante, esa fiesta llega al norte de América durante la Gran Hambruna (1845-49) en Irlanda, que en ese entonces formaba parte del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda, más de un millón de personas emigró a Estados Unidos. Pero no se llevaron algunas prendas solamente, sino su historia y tradiciones, y no es coincidencia que las primeras menciones de Halloween en territorio estadounidense aparecieran poco después de ese éxodo.
Ya en suelo americano esa celebración tuvo adiciones cruciales, como la introducción de espantapájaros en las decoraciones: el maíz era un cultivo crucial en la agricultura estadounidense. Hubo otros, como la clásica frase de «trato o truco» de los niños o el uso de las calabazas (la tradición británica era tallar nabos).
¿Pero cómo llegó a ser una de las fiestas más populares del mundo?
Samhain
Estudios más recientes establecieron que las hogueras y una celebración de buenas cosechas eran también características del festejo pagano de Samhain, uno de los cuatro festivales anuales que celebraban el inicio de las estaciones.
Este festejo pagano, consistía en prender hogueras como un ritual para «repeler» la brujería y las enfermedades. También se hacían ejercicios de futurología y adivinación: la gente predecía el nombre de los futuros muertos e incluso la fecha en la que morirían.
Esos rituales de adivinación tomaron muchas formas diferentes. Por ejemplo, un repollo extraído del suelo podría dar pistas sobre el trabajo o la personalidad del futuro muerto. También se «leían» las cáscaras de la nuez.
Por otro lado, la comida era un componente importante de las celebraciones y uno de los hábitos más característicos involucraba a los niños que iban de casa en casa cantando rimas o rezando por las almas de los muertos. A cambio, obtenían pasteles que representaban la liberación de un alma del purgatorio.
Mezcla
La Iglesia católica instituyó como una de sus celebraciones el «Día de todos los santos», en honor de los que «gozan de la vida eterna en la presencia de Dios» y que no aparecen en santorales o no se conoce su nombre.
Hasta el siglo XVI, la noche previa a esta celebración se realizaba un servicio de vísperas y de ahí el nombre del festejo.
En el siglo VIII, hubo un punto de inflexión: el papa Gregorio III cambió la fecha original del «Día de todos los santos» del 13 de mayo al 1 de noviembre. No está claro si el movimiento, que también hizo obligatoria la celebración religiosa para todos los católicos, fue un intento de «cristianizar» Samhain. Lo cierto es que ese cambio unió ambas celebraciones y mezcló tradiciones paganas y cristianas.
Quizá hoy, las personas que celebran Halloween ignoran su origen y sintonizan con la mente siniestra detrás de ella. Los muertos no celebran, no ríen, ni se comunican con los vivos, los que gozan son los demonios que toman sus lugares.
Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, las celebraciones son de los vivos, no de los muertos, porque ellos “no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida”. ¿Qué piensas? ¿Qué decides?////////////.
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[1]https://escuelabiblica.es/index.php/2013/11/01/los-cristianos-y-la-fiesta-de-halloween/